El año ha comenzado de revuelta en el norte de África, mientras que la Unión Europea y la Comunidad Internacional intentan aplacar la demoledora fuerza del pueblo en las calles.
En Tunez, Argelia y Egipto (así como tambien Yemen y Siria en Asia) el pueblo ha salido a reclamar “justicia social, trabajo y libertad” intentando abolir las dictaduras apoyadas por el imperialismo, las movilizaciones han tomado calle por calle las principales ciudades. “Abajo los verdugos del pueblo” gritan los ancianos, desocupados, jóvenes, trabajadores y estudiantes, a lo que las fuerzas policiales respondieron con represiones sin medidas. Mientras que la burguesía de estos países pasea por Europa, el desempleo alcanza mas del 70% de la población. Los días van pasando y a veces ni siquiera alcanza para comprar el pan para llevarle a los niños.
El presidente tunecino ha amenazado con incrementar el poder del aparato represivo y con la supresión de los derechos de la gente. Han sido intervenidos sindicatos y centros sociales donde la gente se organizaba, los secuestros y las amenazas a los militantes sociales se ha vuelto cada vez mas brutal. En Egipto el poder se resguarda detrás de la línea de tanques y militares que apuntan sus armas hacia el pueblo, las calles están tomadas pese a los centenares de muertos del pueblo. En Argelia se ha visto el poder del pueblo organizado a través de sindicatos autónomos que salieron a la calle para demostrar su malestar para con el régimen. Las manifestaciones se van extendiendo de ciudad en ciudad, las organizaciones sociales en algunos lugares son mucho más fuertes, principalmente en las ciudades más grandes del país.
El pueblo unido ha demostrado que se puede enfrentar a la represión y vencerla, haciendo que los partidarios de la dictadura vean temblar sus intereses. La izquierda tradicional trata de aprovechar el malestar social e intenta pactar con los opresores del pueblo para poder tomar el poder.
La solidaridad internacional de distintas organizaciones políticas y sociales para con los pueblos de esta región de África se va extendiendo, principalmente en Europa, donde las movilizaciones a las embajadas ya son moneda corriente.
Mientras tanto en América del Sur las organizaciones sociales en las que están insertos los anarquistas especifistas se van fortaleciendo con el inmenso sacrificio de sus militantes sabiendo muy bien que el capitalismo no se sostiene solo y que desde el pueblo debemos estar preparados para atacar la maquinaria capitalista cuando esta se encuentre debilitada. Mientras tanto a crear poder popular, a luchar en la calle, en la fabrica, en el barrio, en la escuela, junto a los ancianos, junto a los jóvenes, para comenzar el cambio hoy, sin acudir a los atajos de la izquierda tradicional.
En Tunez, Argelia y Egipto (así como tambien Yemen y Siria en Asia) el pueblo ha salido a reclamar “justicia social, trabajo y libertad” intentando abolir las dictaduras apoyadas por el imperialismo, las movilizaciones han tomado calle por calle las principales ciudades. “Abajo los verdugos del pueblo” gritan los ancianos, desocupados, jóvenes, trabajadores y estudiantes, a lo que las fuerzas policiales respondieron con represiones sin medidas. Mientras que la burguesía de estos países pasea por Europa, el desempleo alcanza mas del 70% de la población. Los días van pasando y a veces ni siquiera alcanza para comprar el pan para llevarle a los niños.
El presidente tunecino ha amenazado con incrementar el poder del aparato represivo y con la supresión de los derechos de la gente. Han sido intervenidos sindicatos y centros sociales donde la gente se organizaba, los secuestros y las amenazas a los militantes sociales se ha vuelto cada vez mas brutal. En Egipto el poder se resguarda detrás de la línea de tanques y militares que apuntan sus armas hacia el pueblo, las calles están tomadas pese a los centenares de muertos del pueblo. En Argelia se ha visto el poder del pueblo organizado a través de sindicatos autónomos que salieron a la calle para demostrar su malestar para con el régimen. Las manifestaciones se van extendiendo de ciudad en ciudad, las organizaciones sociales en algunos lugares son mucho más fuertes, principalmente en las ciudades más grandes del país.
El pueblo unido ha demostrado que se puede enfrentar a la represión y vencerla, haciendo que los partidarios de la dictadura vean temblar sus intereses. La izquierda tradicional trata de aprovechar el malestar social e intenta pactar con los opresores del pueblo para poder tomar el poder.
La solidaridad internacional de distintas organizaciones políticas y sociales para con los pueblos de esta región de África se va extendiendo, principalmente en Europa, donde las movilizaciones a las embajadas ya son moneda corriente.
Mientras tanto en América del Sur las organizaciones sociales en las que están insertos los anarquistas especifistas se van fortaleciendo con el inmenso sacrificio de sus militantes sabiendo muy bien que el capitalismo no se sostiene solo y que desde el pueblo debemos estar preparados para atacar la maquinaria capitalista cuando esta se encuentre debilitada. Mientras tanto a crear poder popular, a luchar en la calle, en la fabrica, en el barrio, en la escuela, junto a los ancianos, junto a los jóvenes, para comenzar el cambio hoy, sin acudir a los atajos de la izquierda tradicional.