Estos errores pueden destruir nuestros matrimonios y familias sin que
nos demos cuenta, pidamos a Dios la sabiduría para evitarlos.
Recientemente, mi esposo, Dave, escribió un artículo muy popular, "9 cosas que los hombres casados deben dejar de hacer". Dado que los maridos tienen una lista, creo que es justo para las esposas tener una también. Así como ellos, las mujeres casadas tenemos ciertas cosas que debemos dejar de hacer cuanto antes. Aquí va la lista.
1. Tenemos que dejar de tratar a nuestro esposo como si fuese un niño.
Esto podría afectar los nervios de
algunas, pero nos sucede con demasiada frecuencia. Yo misma me he
descubierto haciéndolo. En un esfuerzo por “sacar lo mejor” de nuestros
maridos, comenzamos a tratarlos como sus madres. Si queremos sacar lo
mejor de nuestro esposo, entonces tenemos que demostrarle que lo
respetamos... incluso cuando aún no sea muy digno de ello. Sé que esto
parece un poco loco, pero casi todos los libros para matrimonios que he
leído hacen hincapié en la gran necesidad que tiene el marido por sentir
el respeto de su esposa. Vamos a demostrarles que nosotras los
respetamos y veamos qué pasa. Esperemos un tiempo para ver cómo las
cosas mejoran al hacerlo. Como mujeres, tenemos poderes especiales para
esto, recuerda que tu esposo necesita y desea una esposa... no otra
madre.
2. Hablar francamente, diciendo
lo que realmente queremos decir y dejar de depender de que ellos
entiendan nuestra comunicación no verbal.
La mayoría de las mujeres que conozco (yo
incluida) lucha con esto. Tendemos a tener buena intuición, por lo que
esperamos que nuestros maridos también la tengan. Lo curioso y
frustrante de todo es que 9 de cada 10 veces, ellos sólo comprenderán y
se quedarán con nuestras palabras. Ellos no leen nuestro lenguaje
corporal, suspiros o movimientos de los ojos. Esto se convierte en un
problema enorme cuando constantemente dependemos de nuestras
manifestaciones no-verbales para decir todo lo que deberíamos expresar
hablando.
Nuestras expresiones no verbales sólo
deben mejorar nuestras palabras, no tomar su lugar. Como mujeres
casadas, no podemos rehuir a hablar de las cosas... CON PALABRAS...
incluso si nuestro marido parece feliz de evitar hablar. Vamos a
acercarnos a nuestros esposos con amor y realmente compartir lo que
tenemos en nuestros corazones con ellos. La intimidad comienza con la
interacción.
3. Tenemos que dejar de poner a nuestros hijos antes que a nuestro marido.
Sé que esto puede ser un poco
controversial, especialmente cuando se trata de familias mezcladas, pero
por favor, escúchame. Como padres, estamos llamados a amar y proteger a
nuestros hijos con cada fibra de nuestro ser. La principal manera que
podemos hacer esto es dándole prioridad a nuestro matrimonio.
El mayor regalo que podemos ofrecer a nuestros hijos no es algo que el
dinero pueda comprar; se trata de un matrimonio saludable, feliz y
amoroso que ellos puedan mirar como un buen ejemplo.
Mi marido siempre dice que debemos tener
el tipo de matrimonio que haga que nuestros hijos quieran casarse algún
día. Esto no significa que tengamos que ser perfectos. Sólo significa
que los dos elegimos amarnos y nos comprometemos a fomentar un
matrimonio fuerte. Esto proporciona una especie de amor y seguridad para
nuestros hijos que va a durar toda la vida.
4. Tenemos que dejar de salir con amistades que devalúen o hablen mal de nuestro esposo.
Frente a mis ojos he visto como este
error ha llevado a algunos al divorcio. A menudo nos convertimos en
aquellas personas de las cuales frecuentemente nos rodeamos. Así que, la
próxima vez que estés pasando el rato con tus amigas, presta mucha
atención a la forma en que hablan de tu marido. Si tienden a ser
negativas, me atrevería a decir que no son muy buenas amigas. Cualquier
persona que no respeta tu matrimonio no es buena para tu matrimonio.
Cuando escuchamos a nuestras amigas
hablando mal de nuestro esposo, tendemos a verlo también con esa misma
óptica negativa. Eso tiene que parar. El matrimonio es lo
suficientemente duro sin amigos negativos que no te ayuden a valorar lo
que tienes. Si queremos construir y mantener matrimonios más fuertes,
tenemos que fomentar amistades que respeten nuestros matrimonios y el
sacramento del matrimonio en su conjunto.
5. Tenemos que dejar de coquetear con otros hombres.
Esto probablemente sea obvio para la
mayoría de ustedes, sin embargo es un problema en muchos matrimonios.
Puede comenzar inocentemente… compartiendo risas con un compañero de
trabajo, luego salen a almorzar… solo ustedes dos. Antes que te des
cuenta, empiezan a intercambiarse correos electrónicos durante la
jornada. Luego, textos y llamadas telefónicas. Y de repente, no dejas de
pensar en ese hombre. Comienzas a ocultarle tus comunicaciones con esta
persona a tu esposo y antes de que te des cuenta, te encuentras en una
relación sexual, preguntándote: "¿Cómo llegué aquí?"… ¿Cómo deje que
esto llegara tan lejos?". Piensas: “No era más que un chico con el que
me gustaba conversar en el trabajo”… “Era sólo un poco de coqueteo
inocente, ¿no?”
Amigas, tenemos que abrir los ojos a la
verdad. Ningún coqueteo fuera de nuestro matrimonio es bueno. No existe
tal cosa como "coqueteo inocente". Esta es la droga de entrada a las
infidelidades, y puede arruinar matrimonios.
Como esposas, por supuesto que podemos
tener conversaciones con otros hombres en la oficina, la iglesia o en
nuestro entorno, pero no tenemos que coquetear con estos otros hombres.
Siempre que estemos hablando con otro
hombre, tenemos que preguntarnos: "¿Me sentiría cómoda si mi marido
tuviese esta misma conversación (que estoy teniendo) con otra mujer?" y
también, “¿tendría esta conversación de la misma manera con esta persona
si mi esposo estuviese presente?”. Si la respuesta es "No", entonces
estamos fuera de los límites, y tenemos que terminar la conversación
inmediatamente. Esto puede sonar exagerado, pero podría salvar tu
matrimonio y protegerte de la tentación.
Cuando jugamos con fuego, vamos a
quemarnos. No quisiera que ninguna de nosotras tenga que vivir un
matrimonio mediocre o sentir el dolor que una infidelidad puede traer a su vida. Hagamos todo lo que esté en nuestras manos para proteger y fortalecer nuestros matrimonios.
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