La insuficiencia cardiaca es una enfermedad en la que el corazón se encuentra debilitado y no late con la suficiente fuerza como para satisfacer las necesidades metabólicas del organismo.
Una enfermedad que, además de suponer la primera causa de hospitalización en las personas mayores de 65 años, se asocia a una elevada mortalidad, muy superior a la que presentan, por ejemplo, muchos tipos de cáncer. Y es que aún a día de hoy no existe ningún tratamiento capaz de revertir o detener su progresión. De ahí la importancia de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville (EE.UU.), en el que se muestra la eficacia de un nuevo fármaco llamado ‘cimaglermina’ a la hora de reparar las lesiones en el miocardio y mejorar la funcionalidad del corazón. Y no en los clásicos modelos animales –como los ratones–, sino en seres humanos.
Como explica Daniel Lenihan, director de esta investigación publicada en la revista «JACC: Basic to Translational Science», «cimaglermina funciona como un factor de crecimiento para el corazón, ayudando al órgano a repararse a sí mismo tras una lesión. Es cierto que muchos investigadores han intentado utilizar células madre para reparar el músculo cardiaco de una forma parecida, pero estos esfuerzos han resultado hasta el momento infructuosos y no se ha observado ningún efecto sostenido».
Mejor que las células madre
Por lo general, los pacientes con insuficiencia cardiaca están abocados a tomar una combinación de medicamentos entre los que se incluyen los antihipertensivos –para bajar la presión sanguínea– y los diuréticos –para eliminar el exceso de fluidos acumulados por la deficiencia en el bombeo de sangre por el corazón–. Y a ello se une que muchos afectados se ven obligados a portar marcapasos o desfibriladores automáticos implantables (DAI).
Sin embargo, como lamenta Daniel Lenihan, «la tasa de mortalidad sigue siendo inaceptablemente alta. Y es que el número de pacientes que no responden a estos tratamientos es muy elevado, muy especialmente en aquellos casos en los que el ventrículo izquierdo, esto es, la cámara del corazón responsable de bombear la sangre a las arterias, se encuentra debilitada».
Entonces, ¿cuál podría ser la solución? Pues según las nuevas evidencias, el uso de cimaglermina, fármaco inyectable que actúa sobre los receptores de los factores de crecimiento HER2 y HER4 en la superficie de las células cardiacas implicadas en la reparación y la supervivencia celular.
En el estudio, los autores contaron con la participación de 40 pacientes diagnosticados de insuficiencia cardiaca a los que administraron, según un criterio totalmente aleatorio, una única inyección de cimaglermina o de placebo. Y de acuerdo con los resultados, los participantes tratados con cimaglermina experimentaron una mejora sostenida de la capacidad del corazón para bombear sangre, mejora que si bien alcanzó su pico máximo a los 28 días se mantuvo durante un total de tres meses.
Por tanto, y a tenor de los resultados, ¿cuándo podrá utilizarse este nuevo medicamento en la práctica clínica? Pues aún habrá que esperar. El estudio se engloba en los denominados ‘ensayos clínicos en Fase I’, en los que solo se evalúa la seguridad –o lo que es lo mismo, los efectos secundarios asociados al fármaco, que en este caso fueron náuseas y cefaleas tras la inyección, así como problemas hepáticos con las dosis más altas–, pero no su eficacia. Así, deben realizarse estudios con un mayor número de participantes antes de que el nuevo medicamento pueda ser aprobado por las agencias reguladoras.
Sea como fuere, destaca el director de la investigación, «si bien se encuentra aún en fase experimental, cimaglermina podría jugar un papel importante a la hora de mejorar la función coronaria en pacientes con insuficiencia cardiaca».
Resultados ‘extraordinarios’
Como refiere Nanette Bishopric, de la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami (EE.UU.) en un editorial en el mismo número de la revista, «hace mucho que no se ha producido un avance en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca, y cimaglermina podría ser un fármaco que rompa esta tendencia. Es sorprendente que se pueda administrar un fármaco una vez y que afecte a la función cardiaca tres meses después. Es realmente extraordinario. Todos los medicamentos actuales para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca se tienen que administrar a diario o varias veces al día para que lleven a cabo su efecto, y cuando uno deja de tomarlos, dejan de funcionar».
Sin embargo, debe requerirse cierta cautela, pues aún queda mucho por hacer. Como concluye Nanette Bishopric, «estos hallazgos deben ser replicados en estudios más grandes y debe evaluarse si la mejora de la función cardiaca inducida con cimaglermina ayudará a los pacientes a sentirse mejor y vivir más tiempo».