El nuevo Atlas Internacional de Nubes publicado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) recoge por primera vez como clasificación la nube asperitas, que ha inspirado al público en los últimos años y ha llevado a la Sociedad de Apreciación de Nubes a pedir una nueva categoría específica.
El atlas 2017, dado a conocer con motivo del Día Meteorológico Mundial que se celebrará este jueves, se actualizó por última vez en 1987 y la edición de este año será por primera vez principalmente un producto digital en línea.
El manual, considerado la referencia mundial para la observación y clasificación de nubes y otros fenómenos meteorológicos, reúne por primera vez todos los tipos de mediciones, incluidas las observaciones de alta tecnología en superficie, in situ, espaciales y por teledetección, según dijo, citado en un comunicado, el presidente de la Comisión de Instrumentos y Métodos de Observación de la OMM, Bertrand Calpini.
El equipo de expertos de la OMM tuvo que elegir para la elaboración del atlas entre miles de imágenes de meteorólogos, amantes de las nubes y fotógrafos de todo el mundo.
El nuevo atlas no ha añadido ningún género nuevo, pero sí ha agregado una nueva especie: volutus o nube enrollada, y cinco nuevos rasgos complementarios: asperitas, cavum, cauda (a menudo conocida como nube de cola), fluctus (generalmente conocida como onda de Kelvin-Helmholz) y murus (nube de muro).
El más conocido de los rasgos complementarios es asperitas, sustantivo latín que significa aspereza.
Se trata de una formación particular que se asemeja a la superficie rugosa del mar vista desde abajo.
La Sociedad de Apreciación de Nubes defendió ya en 2009 que se utilizara una nueva clasificación para describir a las nubes que tenían esa apariencia.
En el atlas se incluye la fotografía ganadora del concurso organizado por la Sociedad en relación con la nube asperitas.
Se ha incluido también una nueva nube accesoria, flumen, conocida habitualmente como “cola de castor” y está asociada a las tormentas conectivas de fuerte intensidad que generan supercélulas.
Asimismo, el manual propone cinco nuevas “nubes especiales”: cataractagenitus, flammagenitus, homogenitus, silvagenitus y homomutatus.
El sufijo “genitus” indica que hay factores localizados que generan la formación o el crecimiento de nubes, mientras que “mutatus” se añade cuando esos factores hacen que la nube mute a una forma distinta, explicó la OMM.
Estas nubes especiales están influenciadas por las grandes cascadas, por el calor localizado de los incendios forestales, por la saturación del aire por encima de los bosques y por el ser humano.
El ejemplo más común de la especie “homogenitus” es contrails, estelas de condensación producidas por los gases de escape de los motores de las aeronaves.
El atlas recoge además información importante sobre otros fenómenos meteorológicos como el “arcoiris”, los halos, los remolinos de nieve o el pedrisco.
El sistema internacional actual de clasificación de nubes en latín se remonta a 1803 cuando el meteorólogo aficionado Luc Howard escribió el libro “The Modifications of Clouds”.
Existen diez géneros de nubes (clasificaciones básicas) que describen en qué parte del cielo se forma y su apariencia aproximada.
La mayoría de los nombres de nubes contienen prefijos y sufijos latinos que, al combinarse, dan una indicación del tipo de nube.
Los diez géneros se subdividen en especies, que describen la forma y la estructura interna de la nube, y en variedades, que describen la transparencia y la distribución de las nubes.
En total hay unas cien combinaciones.