La
xenofobia se ha extendido desde fuera de las fronteras a las redes sociales y
hasta el chat de los juegos Ludo Club y Parchís.
Abrir la aplicación, seleccionar en línea puede traer una
gran sorpresa, pues terminas jugando con desconocidos de cualquier parte del
mundo. Las apuestas se escogen, quienes pueden lo hacen desde 1.500 a 10
millones de la moneda virtual. Se abre el juego, las banderas resaltan, el dado arroja un número y al transcurrir los
minutos, casi siempre antes de culminar –en muchos casos- vaya ganando o
perdiendo un venezolano, inician los ataques.
“Veneco
muerto de hambre”, “regrésate a tu país”, “Pierdo, pero tengo comida» son solo
parte de las cosas que se lee en los chat. “Me sucede cada vez que juego Ludo,
de hecho reciente y casualmente le iba ganando a una chilena y me dijo ‘Veneco
pasa hambre’ le dije yo estoy orgulloso de ser venezolano y de ñapa le di
tremenda pela”, dijo Alberto González, uno de los jugadores.
Algunos simplemente lo dejan
pasar, otros responden con altivez.
Aseguran que ya están acostumbrados a los
insultos en el juego y por ello han decidido responderlos o ignorarlos.
“Me pasó en Parchís con
tres colombianas ‘veneco muerto de hambre’ y en otro con una española ‘¿estás
hambriento?’. La ironía es que soy de padres colombianos y abuelos españoles. Igual les gané y les hice saber lo agradecido por su tiempo y lo feliz por mi victoria”, dijo
Álvaro Borja.
Cambio
de bandera ante xenofobia.
Otros han ido más allá, y han
conseguido una solución para evitar ser el centro de la xenofobia en los juegos en línea como Ludo Club y Parchís,
solo que la alternativa es renunciar al tricolor en el juego, cambiando la
bandera por la del signo mundial o la de otro país, incluso la misma bandera de
aquellos de donde reciben los ataques.
«Para evitar eso cambié mi
banderita por una mundial. No es la idea, pero al menos me trajo paz», aconsejó
Carlos Jayo, otro de los jugadores. Para realizar el cambio solo debe entrar al
perfil superior izquierdo, presionar el avatar y allí podrá editar tanto la nacionalidad como la
imagen y hasta el nombre en caso de no querer ser el centro de los ataques. Es
solo un juego, que a veces para algunos deja un mal sabor.
Lo peor es que todo esto ocurre
en un escenario de pandemia en la que la cuarentena no ofrece muchas alternativas
para entretenerse durante las horas de confinamiento y sobre todo con el
panorama global en el que el racismo y la violencia son el tema del día.
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