En 2019 una joven venezolana que ejercía la prostitución para ganarse la vida en Ecuador terminó secuestrada, torturada, violada y extorsionada por dos hombres que la engañaron al pedir sus servicios de compañía.
Los agresores finalmente identificados como Christian Roberto O.C. y Washington Andrés S.G. de 19 años de edad, según reseñan los medios ecuatorianos, recibieron la pena máxima acumulada más agravantes, 40 años de prisión, al ser hallados culpables por la violación y secuestro extorsivo de la venezolana.
La información reseñada en medios ecuatorianos indica que en la investigación, la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) de la Policía Nacional determinó que no era la primera vez que este par cometían este tipo de delito.
El suceso ocurrió el 12 de agosto de 2019, cuando la joven de 22 años de edad subió a un taxi cuyo conductor era Washington Andrés S.G; mientras que Christian Roberto O.C. iba como ocupante.
Ambos, habían requerido los servicios de la venezolana, razón por la que ella abordó el vehículo sin mayor problema.
Pero, una vez en el auto los hombres se tornaron violentos, la amenazaron con un cuchillo y la obligaron a contactarse con algún conocido que les hiciera un depósito de 200 dólares americanos para dejarla libre.
Llamaron a la pareja de la joven y le exigieron el pago, entonces, al ver que su pedido no era respondido de manera inmediata, los agresores comenzaron a hacerle cortes en las piernas y a enviar fotografías al novio. En la espera por el depósito, la víctima fue violada.
La Ley en Ecuador no obliga a las víctimas de violación a presentarse en la audiencia de juicio y, comúnmente, se manejan los casos bajo testimonio anticipado sin la presencia del victimario para evitar la revictimización, señalaron.
Sin embargo, la víctima decidió presentarse, enfrentar a sus agresores y hablar del ataque sexual “para que ninguna otra mujer pase por lo que yo sufrí”, dijo.
La joven laboraba como trabajadora sexual en Quito. “Ofrezco mis servicios a través de Internet, como dama de compañía. Mantengo a mis dos hijos pequeños y a mi familia en Venezuela. Desde lo que me hicieron, no he podido trabajar, porque tengo miedo”, relató ante el Tribunal Penal.
La pareja de la víctima fue quien denunció el hecho y mediante la triagulación de las llamadas dieron con la ubicación del teléfono. Rescataron a la joven y aprehendieron a uno de los agresores, el otro escapó.
Al revisar uno de los celulares de los hombres, los uniformados se percataron de que había otras víctimas.
El 5 de mayo de 2020, el agresor que se encontraba prófugo fue hallado en un centro de rehabilitación para drogas clandestino, en el sector de Cotocollao, norte de Quito.
Con la condena de los dos acusados, además de los 40 años de prisión, deberán pagar a la víctima una reparación integral de 2.000 dólares y una multa de 800 salarios básicos unificados.
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