Un hombre acudió a su centro de trabajo con la mascarilla bajada, tosiendo y con 40 °C de fiebre. También lo hizo en un gimnasio. Hasta 22 personas resultaron contagiadas, incluidos tres bebés de un año de edad. Detenido por la policía y posteriormente puesto en libertad con cargos por un juez, podrían imputarle delitos contra la salud pública.
Los hechos sucedieron exactamente en enero, cuando un trabajador de un obrador en Manacor (Mallorca) se negó a marcharse a su casa pese a mostrar síntomas compatibles con el COVID-19. Presentaba una fiebre de 40 grados y tosía, cosa que hacía bajándose la mascarilla al tiempo que profería burlonamente la amenaza de contagiar al resto de trabajadores. También acudió a un gimnasio.
En realidad se hallaba a la espera de recibir los resultados de una prueba de diagnóstico PCR, que se reveló positiva. El hombre, de 40 años de edad, finalmente contagió a 22 personas, ocho de forma directa (cinco en el lugar de trabajo y tres en el gimnasio) y otras 14 de forma indirecta. La Policía Nacional le detuvo el 23 de abril como presunto autor de un delito de lesiones y lo puso a disposición judicial.
Tras tomarle declaración, el juez lo puso en libertad con cargos. Podría enfrentarse a un abanico de penas que van desde multas por lesión leve a delitos contra la salud pública por negligencia e incluso cargos por homicidio imprudente en el caso de que alguno de los contagiados falleciera.
Caso omiso
Ante la evidencia de sus síntomas y el peligro de contagio, los jefes y compañeros del trabajador le conminaron a marcharse a su domicilio, cosa a lo que se negó. Más al contrario, durante su jornada laboral manifestó en tono de guasa que iba «a contagiar a todos el coronavirus».
Una vez se tuvo constancia del resultado positivo del test PCR, el resto de empleados se sometió a la prueba. Cinco dieron positivo, quienes a su vez transmitieron el virus a varios familiares. En el gimnasio que frecuentaba, tres personas más resultaron infectadas, quienes a su vez propagaron la infección entre sus parientes.
Del total de 22 personas contagiadas, no hubo que lamentar ningún ningún ingreso hospitalario. El trabajador fue despedido de forma fulminante y el establecimiento tuvo que cerrar durante diez días. Tras su desinfección, volvió a funcionar con normalidad, aunque la noticia de la detención del extrabajador luego de las pesquisas policiales, ha vuelto a rodear al establecimiento de suspicacias.
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