La película, que se estrena este jueves 5 de mayo en el país, presenta a un Doctor Strange más maduro que debe enfrentar a una poderosa Bruja Escarlata para salvar a América Chávez, una adolescente que tiene la habilidad de abrir puertas para viajar de un universo a otro.
Si Doctor Strange (2016), dirigida por Scott Derrickson, sirvió para presentar a un neurocirujano que caído en desgracia por un accidente se convierte en maestro de las artes místicas, Doctor Strange en el Multiverso de la Locura abre aún más las posibilidades del Universo Marvel.
Tal vez es ese el destino del hechicero interpretado por Benedict Cumberbatch: definir y ampliar las narrativas de otros personajes mientras intenta salvar el mundo, como ocurre en Avengers: Infinity War, en la que está a cargo de cuidar la preciada Gema del Tiempo, o en Spider-Man: No Way Home, en la que uno de sus encantos, fallido por las torpezas de Peter Parker, dispara el conflicto de la historia.
En esta segunda entrega de Doctor Strange, dirigida por Sam Raimi, el espectador se sorprenderá por las potencialidades que brinda el multiverso, que se pudieron conocer un poco en Spider-Man: No Way Home con la aparición de los Peter Parker interpretados por Tobey Maguire y Andrew Garfield.
La aventura de Doctor Strange en el Multiverso de la Locura comienza cuando el hechicero conoce a América Chávez (Xochitl Gomez), una adolescente que tiene la habilidad de abrir puertas para viajar de un universo a otro, por lo que es perseguida por la Bruja Escarlata (Elizabeth Olsen), quien quiere utilizarla para llegar hasta sus hijos.
Strange intentará proteger a América en una travesía por distintos universos en la que la imagen nunca se mantiene estática y en la que raras veces se ven ambientes convencionales. En el multiverso la imagen se fragmenta, se diluye, se desorganiza y organiza, se pierde, es colorida, oscura, brillante, como en los sueños.
La marca de Raimi es evidente cuando se aprecia el juego entre lo heroico, lo fantasioso y el terror. El director estuvo a la cabeza hace 20 años de la trilogía de Spider-Man protagonizada por Tobey Maguire, pero también es quien creó, en los 80, la franquicia de terror The Evil Dead. Por eso en Doctor Strange en el Multiverso de la Locura se encuentran escenas como la de la Bruja Escarlata persiguiendo, entre pasillos oscuros, a Strange y América con la cara y los pies ensangrentados.
Richie Palmer, coproductor de la cinta, explicó, de acuerdo con declaraciones facilitadas por Disney, que siempre quisieron que esta película fuera aterradora. “Queríamos cumplir esa promesa, y Sam Raimi es el maestro de lo macabro. Definitivamente es el tipo para hacer eso. ¡Simplemente no teníamos idea de lo loco que se volvería!”, dijo.
Raimi, durante una conferencia global del equipo de Doctor Strange, reconoció que se emocionó cuando Kevin Feige, presidente de Marvel Studios, lo llamó para hablar sobre la posibilidad de dirigir la película, la primera de Marvel que coquetea con el mundo del horror.
“Pude tomar esas películas de terror que hice en mi juventud y lo que aprendí de ellas para construir secuencias de suspenso. ¿Es algo que los va a asustar ahora? No. Es algo que pude aplicar en las secuencias espeluznantes de esta película. Fue muy útil”, explicó el director.
También hay un mayor desarrollo de Strange como personaje. Durante la trama se notará su madurez y seguridad respecto a sus poderes. Para Cumberbatch, es un personaje que ha ido evolucionando, que se da cuenta de que no siempre puede controlarlo todo, lo que considera cualidades bastante propias de un líder.
“Es un personaje muy flexible, que es maleable según su experiencia. Aprende muy rápido, como sabemos. No solo intelectualmente, sino también emocionalmente”, añadió el actor, quien reconoció que Strange es uno de los personajes más importantes de su carrera: “Estoy increíblemente agradecido por esta oportunidad, por no hablar de que es un personaje ricamente complejo, muy gratificante y divertido de interpretar”.
El ritmo de la historia dependerá mucho de la Bruja Escarlata, interpretada por una formidable Elizabeth Olsen, quien se muestra en un universo como la más terrible enemiga, y en otro como una madre sensible y comprensiva con sus hijos. En Wanda Maximoff se reúnen algunos de los temas principales de la película: el amor, la maternidad, la traición y la soledad.
“Creo que a través de lo que sucedió en WandaVision, y a través de su proceso sobre su destino, la encontramos en un lugar de fortaleza y en un sistema de creencias en el que puede confiar. Todo está conectado desde WandaVision”, dijo.
Para Raimi, Wanda es ese “personaje clásico que ama sin sabiduría, pero demasiado bien”, lo que pudo haber sido, continúa, una fuente de muchas aspiraciones para ella en la película, pero que la llevan a vivir, dice, momentos infelices.
El guionista Michael Waldron considera que con esta nueva entrega se puede hablar de un crecimiento de la historia tomando en cuenta el apogeo que alcanzan los personajes, como por ejemplo Wong (Benedict Wong), que se ha convertido en Hechicero Supremo. “Luego tienes a Wanda, que se actualiza completamente desde el final de WandaVision. Entonces, se podría decir que está en el apogeo de sus poderes. Entonces, sí, supongo que nos expandimos”.
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