El mundo dedica este 12 de mayo a recordar el síndrome de fibromialgia, llamada la enfermedad fantasma o invisible, que se caracteriza por padecimientos de carácter reumatológico que causa dolores generalizados y un agotamiento persistente, así como una variedad de otros síntomas acompañantes.
Muchos pacientes lo describen como un dolor de pies a cabeza. Y no resulta exagerado, pues provoca dolor en ligamentos, huesos, músculos, articulaciones. También dolor de cabeza, insomnio, ansiedad y cansancio.
No se conocen bien los mecanismos que ocasionan la fibromialgia. Se ha llegado a creer que tiene un origen neurológico, pero no se han logrado determinar causas demostrables.
Llama la atención que tiende a ser más común entre mujeres de 20 y 50 años de edad. Sin embargo, también pueden sufrirla hombres y niños. Se estima que afecta entre el 2 y el 7 por ciento de la población mundial.
Un día para visibilizar, comprender y ayudar
Desde 1993, cada 12 de mayo se celebra el Día Mundial de la Fibromialgia, del Síndrome de la Fatiga Crónica y del Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple.
Esa fecha coincide con el natalicio de Florence Nightingale, enfermera inglesa que quedó postrada durante años a causa de una enfermedad paralizante. Ella estableció en 1860 una escuela de enfermería en Londres y hoy se le reconoce como una de las pioneras de dicha especialidad.
La celebración de diversas actividades cada 12 de mayo procura visibilizar las dificultades que atraviesan los enfermos de estos síndromes, y contribuir a que los comprendamos y ayudemos.
Nuevo enfoque, nueva vida
Hasta donde se conoce, no existe un tratamiento estándar para todos los pacientes. El fin del tratamiento es tratar de controlar los síntomas que acompañan a la enfermedad, procurando evitar los efectos secundarios de la medicación que a menudo padecen los pacientes.
Los especialistas insisten en que es imprescindible evitar los factores que agravan los síntomas. Para ello, se debe adecuar los hábitos de vida y costumbres a las limitaciones que pueden producir el dolor y el cansancio.
Se aconseja introducir cambios en la mentalidad del enfermo y de quienes le rodean, procurando un ambiente familiar relajado y libre de exigencias constantes.
Cuando se experimentan dolores localizados e intensos, resulta de mucha ayuda inyectar anestésicos locales en los puntos dolorosos, sobre todo si luego se aplica un masaje local.
En no pocos enfermos, los síntomas mejoran con la administración de diversos medicamentos que actúan aumentando los niveles de serotonina.
Estudios recientes apuntan que algunas terapias alternativas, como el yoga, pueden aliviar el dolor.
Existe consenso en que el ejercicio físico y una adecuada fortaleza muscular son muy eficaces. Los masajes, el estiramiento muscular, el calor local y algunos tipos de electroterapia, también pueden resultar muy valiosos.
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