La autorización del uso de estos aditivos por parte de los productores alimentarios debía renovarse a solicitud de las empresas interesadas, de conformidad con la legislación aplicable según explica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Sin embargo, tras realizar las pruebas científicas pertinentes, este permiso permanece en suspenso.
Los expertos que han participado en la revisión “no han podido excluir los riesgos de genotoxicidad para ninguno de los ocho aromas de humo evaluados”, explican desde la autoridad de Consumo. “No obstante, la EFSA considera que una dieta equilibrada suele reducir la probabilidad de la exposición a riesgos alimentarios”.
Según explican desde la EFSA, el ahumado es un método utilizado tradicionalmente para ayudar a conservar ciertos alimentos como el pescado, la carne y los productos lácteos. Además, este proceso modifica el sabor de los alimentos y ha dado lugar a unos productos gastronómicos muy apreciados que sin embargo ya no se producen por el sistema clásico.
Desde el momento en el que la industria alimentaria ha industrializado el ahumado, las autoridades sanitarias permiten añadir aromas de humo a los alimentos para darles un sabor ahumado. “También pueden añadirse a alimentos que no se ahúman tradicionalmente (como sopas, salsas o productos de confitería). Los aromas de humo se producen mediante un proceso de combustión de madera llamado pirólisis”, informa la EFSA.
Los ocho aditivos investigados son los siguientes: Zesti Smoke Code 10 (SF?002); Fumokomp (SF?009); SmoKEz C?10 (SF?005); Smoke Concentrate 809045 (SF?003); proFagus Smoke R709 (SF?008); proFagus Smoke R714 (SF?001); SmokEz Enviro?23 (SF?006); y Scansmoke SEF7525 (SF?004).
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