lunes, 25 de octubre de 2010

Libro Víctimas de la democracia representativa en Venezuela fue bautizado en la UBV

La mañana de este viernes 22 de octubre fue bautizado el libro Víctimas de la Democracia Representativa en Venezuela, en la Universidad Bolivariana de Venezuela, una obra que narra el rescate de los desaparecidos del estado Falcón, y en particular la historia de un luchador que fue fusilado en 1963.
Su asesinato fue producto de la policía política de la época. El gobierno del entonces presidente Rómulo Betancourt y el gobernador falconiano, quienes se oponían a las luchas socialistas del momento y silenciaban con balas el espíritu emancipador de un pueblo que comenzaba a despertar.
'Verdad histórica', es el término que el viceministro de Asuntos Internacionales del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, Pedro Calzadilla, da a este hecho que no puede sucumbir en la memoria venezolana.
Hoy 47 años después, el Gobierno Bolivariano a través del Programa Nacional para el Rescate de los Desaparecidos y el Instituto Venezolano de Investigación Científica (IVIC), devuelve a la familia de Luis Manuel Díaz Rodríguez los restos mortales de un soldado revolucionario que un día partió de casa con el objetivo de crear una patria distinta.
“Los combatientes del año 60 son parte del panteón de nuestros libertadores, ellos pertenecen a esa verdad histórica que es doblemente revolucionaria y ha logrado vencer los esfuerzos sostenidos de un poder que quería invisibilizarlos para siempre; pero la memoria de este pueblo insurgente va a permanecer”, destacó Calzadilla.
El viceministro señaló que en la batalla actual por formar en los venezolanos una conciencia crítica, el Centro Nacional de Historia tiene una tarea fundamental, por lo cual reconoce el esfuerzo de aquellos que un día se aferraron a sus ideales y “son tan merecedores de honor como los mismos que hace 200 años lucharon por la independencia y que a través de las décadas representaron un símbolo de resistencia a todo un pueblo”.
En este sentido, Yadira Córdova, rectora de la Universidad Bolivariana de Venezuela, acotó que “cuando se honra a los desaparecidos, se honra a todos los pueblos oprimidos del mundo y las luchas por la liberación, pues los compañeros caídos en combate murieron con honor”.
Por su parte, Edgar José Díaz, hermano del fallecido Luis Manuel Díaz, comentó: “su recuerdo nos lleva siempre a buscar la sonrisa, era una persona exageradamente familiar, de mucha sensibilidad humana, aborrecía las injusticias y luchaba por derrocarlas”.
Agregó que “con esta entrega formal que nos hacen de sus restos mortales, llevamos a casa la tranquilidad de que no está en un lugar irreconocible, y muy a pesar del dolor que causa saber su muerte sobreviene la alegría de que sus sueños y luchas se están cristalizando”.
De la prisión del silencio a la libertad de la palabra
Cuando Pedro Pablo Linares, tenía nueve años de edad dos combatientes llegaron a su casa hambrientos, su madre, una mujer iletrada los atendió y les dio posada, al poco tiempo los hombres se marcharon para continuar su viaje, pero la travesía sólo duró unos cuantos pasos pues en el área trasera de la vivienda donde reposaban fueron sorprendidos por la policía política y destinados al descanso eterno con un fusil. 
Desde entonces, Pedro Pablo Linares hoy día director del Programa Nacional para el Rescate de los Desaparecidos, tuvo que guardar silencio para proteger su vida y su familia. Por más de cuarenta años años tuvo que vivir en la prisión del silencio sabiendo que los cuerpos de aquellos soldados se encontraban en el jardín de su casa.
Sin embargo, “con este Gobierno es que pude acabar con ese secreto y ayudar a esclarecer las dudas de una familia que hoy en pleno 2010 puede tener de vuelta a un hijo, un hermano, un amigo que siempre soñó con ver una Venezuela como la que estamos viendo hoy, despierta”.
Las montañas de nuestro país están sembradas de héroes, unos dieron su vida y sus sueños por la patria libre y soberana, otros soldados están en proceso de transformación actualmente, lo cierto es que el pasado no quedó atrás ya que es parte del presente, y éste a su vez es impulso para crear un futuro que dignifique a la nación Bolivariana.




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