miércoles, 28 de noviembre de 2012

REPORTAJE Las reinas de la belleza y los capos, una relación peligrosa


Las reinas de la belleza y las modelos atraídas por el dinero y poder de los narcotraficantes, a menudo corren la misma suerte trágica de sus novios, como ocurrió el fin de semana en México con María Susana Flores, Mujer Sinaloa 2012, abatida en un enfrentamiento con militares.

Flores, de 22 años, acompañaba a su novio, que al parecer trabajaba para el cártel de Sinaloa del capo Joaquín "Chapo" Guzmán, el narcotraficante más poderoso de México, según la fiscalía. En el enfrentamiento murieron cuatro civiles -entre ellos la joven- y un militar.

El informe de los militares a la fiscalía asegura que Flores salió del auto fusil en mano pero que pudo ser usada como un escudo por sus acompañantes. El reporte "no dice si disparó, nada más que la usaron como una especie de escudo humano", dijo a la AFP un funcionario de fiscalía que pidió el anonimato.

Culiacán, capital de Sinaloa, presume de mujeres hermosas y de carácter recio y algunas de ellas han terminado relacionadas con narcotraficantes, que las llenan de ropas de diseñador, zapatos de tacos altos y uñas adornadas con diamantes.
Los narcotraficantes "siempre se quieren hacer acompañar por mujeres hermosas" y las transforman a su gusto con onerosas cirugías plásticas, dijo a la AFP Elmer Mendoza, oriundo de Sinaloa y autor de varias novelas que retratan el mundo de los narcotraficantes.

El propio "Chapo" Guzmán, prófugo de la justicia, se casó con una de ellas: Emma Coronel, reina de la Feria del Café y la Guayaba, que se realiza en el poblado de Canelas, en el vecino estado de Durango.

Coronel tenía 18 años cuando contrajo matrimonio con el capo, en 2007, y en septiembre tuvo gemelos que nacieron en un hospital de Los Ángeles.

Otro caso es el de Laura Zúñiga, Nuestra Belleza Sinaloa 2008, detenida por la policía junto a siete hombres del cártel de Juárez y cuya historia inspiró la película "Miss Bala" (2011).

Las historias sobre relaciones entre las bellas sinaloenses y el crimen se remontan a los años sesenta, cuando Kenya Kemmermand Bastidas, Señorita Sinaloa 1958, se casó con Vittorio Giancana, el sobrino del capo de la mafia italo-estadounidense Sam Giancana.

En 1990, Rocío del Carmen Lizárraga de 17 años y reina del Carnaval de Mazatlán fue raptada por su enamorado, Francisco Arellano, para evitar que se casara con un rival. Tres años más tarde Arellano fue apresado y enviado al penal de máxima seguridad de La Palma como uno de los miembros de un poderoso clan familiar vinculado al narcotráfico.

"La relación entre misses y esos señores (narcotraficantes) no es nueva ni en México ni en el mundo", señala Mendoza. Lo que no está claro es por qué a sabiendas del riesgo que pueden correr estas mujeres eligen a los capos.

"Muchas veces pues son jovencitas que se dejan apantallar (deslumbrar), que no tienen la tenacidad para acudir a una universidad, y que terminan con estos señores ante la falta de otra oportunidad", añadió el escritor, premio Tusquets 2007 por su novela "Balas de plata".

Para José Carlos Ceniceros, coautor del libro "Las jefas del narco", publicado en 2012, el mundo del narcotráfico ejerce un poderoso atractivo sobre jóvenes sin muchas oportunidades, a pesar de sus riesgos.
"No solo se trata de dinero, también de poder. Hay mujeres en el sicariato, por ejemplo, que quizá no son tan bellas como las 'mises'", señala Ceniceros. "Se acostumbran a una vida de lujos y se la juegan, asumen que van a morir muy pronto, pero quieren esa gloria momentánea".






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