domingo, 3 de febrero de 2013

A 218 años de su nacimiento el pensamiento de Antonio José de Sucre continúa vigente


Hace 218 años, el 3 de febrero de 1795, nació en la ciudad de Cumaná, Antonio José de Sucre. Constancia, disciplina, nobles ideales y una lucha incansable por la emancipación de los pueblos, unidas a su honda preocupación por el sentir patriótico, humanitario y pedagógico; son los particulares y muy especiales rasgos que configuran y definen la personalidad del insigne prócer venezolano, nombrado Gran Mariscal de Ayacucho por el Congreso del Perú, gracias a sus triunfos en las guerras independentistas latinoamericanas.
Con una excelente visión por los asuntos del Estado, Sucre es considerado como el militar, político y estadista más completo en la historia de la Independencia nacional. Su ejemplar vida y gesta en función de la libertad de los pueblos, se encuentra vigente en la juventud revolucionaria que hoy protagoniza los cambios sociales necesarios en el país.
La convicción y apego militar no desvió en Sucre su ideología sobre la educación como un servicio del Estado consagrado a todos los ciudadanos. De ella manifestaría que “(…) un pueblo no puede ser libre, si la sociedad que lo compone no conoce sus deberes y derechos, consagrando un cuidado especial a la educación pública…” Chuquisaca, 27 de enero/1826.
En Quito, en pleno ejercicio de sus funciones como primer Intendente del Departamento del Ecuador, decreta el 19 de septiembre de 1822, propagar la educación pública como contribución en la búsqueda de talentos comunitarios “(…) el supremo Poder Ejecutivo ha provisto en toda la República útiles establecimientos: como colegios, casas de educación para atender a la ilustración de la juventud, sus progresos y adelantamientos de la ciencia y las artes…”.
Antonio José de Sucre, en su esfuerzo por transformar la instrucción en el Ecuador, insiste repetidamente en compilar información sobre el estado de la educación, buscando obtener las herramientas precisas para así diseñar un plan de acción que le permitiera concebir y organizar todo lo referente a la administración educativa.
Convencido estaba el Gran Mariscal de que esta loable iniciativa no sería posible sin la colaboración activa “… de aquellos ciudadanos que por sus luces, patriotismo y conocimiento del país pueden coadyuvar eficazmente a este fin y de los que inmediatamente están encargados de presidir y dirigir los estudios, la educación y enseñanza pública”.
Premisas muy similares conceptualizan hoy a la Misión Sucre, llamada así en su honor. Es un plan diseñado como estrategia gubernamental para romper los círculos de exclusión en la educación universitaria, a través de la incorporación de todas y todos los bachilleres que así lo deseen, según mandato constitucional y como vía para alcanzar el desarrollo humano integral y sustentable, la soberanía nacional y la construcción de una sociedad democrática y participativa.
En este sentido, el Presidente Hugo Chávez señaló que “…la Misión Sucre es como Sucre llevando antorchas, una antorcha de conocimiento, de fuerza moral, de unidad del pueblo. Más allá de los partidos, más allá de las candidaturas, aún más allá de la coyuntura electoral…”.



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