jueves, 15 de agosto de 2013

Pros y contras de tener sexo en el agua

Dicen los expertos que el agua tiene una connotación erótica que, para algunas personas, es motivo de inspiración de muchos de sus deseos, sobre todo en el verano.
Dejar volar la imaginación dentro de una piscina privada o frente al mar es fantástico, siempre y cuando sepamos algunas peculiaridades de esta práctica sexual.
De la mano de la sexóloga Ana Rosa Jurado, miembro de la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual y presidenta del Instituto Europeo de Sexología, conozcamos los pormenores del sexo bajo el agua.
La importancia de la protección
Lo primero que debemos tener en mente, dice la experta, es que el hecho de tener encuentros sexuales en el agua no significa que no enfrentemos los mismos riesgos que si los tenemos fuera de este medio.
Hay gente que piensa erróneamente que en el agua no se puede producir un embarazo, o que por el hecho de estar en un medio acuático, el producto del eyaculado dentro de la vagina no va a ser efectivo, o que el agua puede eliminar el riesgo de infecciones de transmisión sexual. “Todas estas ideas, unidas al hecho de que es más difícil utilizar el preservativo en el medio acuático, podrían relajar a los protagonistas del encuentro y aumentar las posibilidades de tener una relación de riesgo”, explica la experta.
Esto significa que, dentro o fuera del agua, siempre debemos usar protección ante la posibilidad de un embarazo no deseado o alguna enfermedad de transmisión sexual.
Precauciones
Es importante saber que, en efecto, el agua no favorece la lubricación vaginal, lo que dificulta la penetración. Sin embargo, esto se puede solucionar con un lubricante de base acuosa. En cuanto al preservativo, debemos tener en cuenta que éste podría romperse.
De acuerdo con la Dra. Jurado, “es conveniente colocarlo con el pene erecto, como en otras circunstancias, pero mejor fuera del agua, aunque después se pueda tener el encuentro dentro del medio, vigilando que no se rompa. También el preservativo puede secarse, lo que se solucionaría con lubricante”.
Asimismo, hay que considerar el estado del agua: “Si el agua está estancada o sucia, o si tiene gran cantidad de jabones, se podrían producir irritaciones en cualquier parte de la piel. O si el encuentro sexual es en la playa, también hay que considerar los inconvenientes de la arena, así como los de cualquier otro medio natural”, acota la experta.
La erótica del agua
Conocidos los pormenores de la protección en las relaciones sexuales bajo el agua, centremos nuestra atención en esta forma de expresión erótica. Según la psicóloga y sexóloga María Victoria Ramírez Crespo, esta práctica sexual puede llegar a ser muy placentera “quizá por las sensaciones del tacto y el menor peso de los cuerpos”.
El medio acuático puede proporcionar un espacio discreto para intentar caricias, juegos y experiencias más atrevidas. “La piel es la gran olvidada de los encuentros sexuales, que solemos centrar en los genitales, con lo cual las sensaciones eróticas que se reciben en el agua pueden ser muy novedosas para muchas personas y muy convenientes”, comenta la especialista.
En el sexo bajo el agua no hay reglas ni recetas universales, aclaran las sexólogas, por lo que para algunas personas puede ser placentero, pero para otras no. “Lo importante es conocerse y saber comunicar y negociar bien los gustos y preferencias con la pareja, tanto si se trata de una pareja estable, como de una pareja ocasional (que con estas también se puede negociar)”, concluye Ramírez Crespo.
Lo mejor que podemos hacer es probar, pero siempre con protección y mente abierta.




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