Múltiples lesiones dañaron su cuerpo: hematomas,
fractura de cráneo, presuntamente ultrajada y degollada, la chica de
piel morena, sencilla, tímida y de familia numerosa, estuvo ausente de
su hogar por varios días pero nadie sospechó que estaría sin vida.
Un testigo la vio el pasado domingo 27 en Pampanito, el lunes ya no
le contestó el teléfono celular a su prima ni a su mamá; la mente
enferma y aborrecible de un hombre cercano ya la habría sentenciado a
muerte.
Sin explicar
Betania Josefina Torres Dávila, estaba buscando empleo desde que
regresó de Caracas donde estuvo en el servicio militar, hasta el mes de
noviembre de 2013. Sus familiares comentaron a DLA que era introvertida y
no tenía malas juntas, pero de vez en cuando se quedaba fuera de su
casa y se comunicaba por teléfono, para que no se preocuparan.
Según su mamá, la última vez que salió de la casa en Tres Esquinas,
municipio Trujillo, fue el sábado 26 a las 6 y media de la tarde, vestía
un pantalón blanco y una blusa color negro, no dijo para dónde ni con
quién iba. Comentaron que tenía novio a escondidas porque nunca lo
confesó abiertamente y no lo llevó a la casa. El domingo 27 también la
vieron, hasta que se perdió contacto con ella.
Cuerpo
Se presume que aproximadamente dos días estuvo el cadáver bajo tierra
y piedras, en una zona cercana al río Castán en Tres Esquinas, a varios
metros de su residencia.
El homicida de quien aún no se tienen datos, le ocasionó diversas
lesiones en la cabeza y brazos al parecer con piedras de gran tamaño que
abundan en el lugar, luego le cortó el cuello hasta que la mató.
La mente macabra del sujeto no se detuvo ahí, se tomó el tiempo para
abrir un hueco, colocar el cuerpo, dejar la cédula de identidad entre la
blusa y taparlo con tierra completamente, además de colocarle varias
piedras encima, sólo quedaba a la vista parte del rostro. El rumor del
cadáver cerca del río en la zona residencial alertó a la familia, quien
se acercó y lamentablemente se dieron cuenta que era Betania.
Necropsia
El Cicpc Sub Delegación Valera y Trujillo efectuó la colecta de
evidencias en el lugar del atroz crimen y debido a las múltiples
lesiones, practicaron la necropsia en el lugar; la familia conmovida en
medio de la impotencia y sufrimiento decidió llevarla al Cementerio Buen
Pastor de Trujillo, pocas horas después. Los gritos resonaron a las 4
pm en el sepelio de Betania, gritos de dolor que clamaron por doble
justicia: la de Dios que es infalible y la de los hombres, por atentar
contra sus semejantes.
La evaluación forense aportó otro dato desconocido para los Torres
Dávila, Betania estaba embarazada. No fue nada fácil para los padres y
11 hermanos aceptar que ya no la verían más y que existiera alguien con
intenciones de atentar de esa manera contra una muchacha en la flor de
la vida; por lo cual exigen todo el peso de la ley para el culpable o
los implicados, que se investigue y busque hasta en el último rincón del
país si es necesario y sin clemencia, para que obtenga el castigo que
merece.
Víctimas femeninas
Los crímenes contra la mujer desafortunadamente van en aumento, el
maltrato por parte de parejas estables o no, sigue causando daños
psicológicos, físicos, emocionales y acabando con la vida de las jóvenes
en este país; situación que solo expertos en la materia pueden
analizar. Para diversos movimientos internacionales en pro de la mujer,
la ley aún no castiga suficientemente los atentados contra las féminas y
en atrevimiento particular, Venezuela tampoco. La macabra muerte de la
trujillana Betania Torres (19), tiene que “gritarle” a las autoridades
penales venezolanas que los homicidas de esa calaña, deben ser
capturados y castigados sin clemencia alguna.
Fuente: diariodelosandes
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