Miles de imágenes de viajes en Instagram, las primeras fotografías
de un suceso en Twitter o nuevos medios que recogen el contenido de
otros. Internet es un océano de retos para los derechos de autor que en los usuarios deja un gran interrogante: ¿De quién es esto ahora que lo he subido a la red?.
La reciente batalla legal entre Wikipedia y el fotógrafo David Slater
por una autofoto de un mono y los montajes crueles que recibió la hija
de Robin Williams con contenido de sus redes sociales cuando murió el
actor han vuelto a abrir el debate sobre dónde están los límites en
internet.
“El gran problema de la red es que muchas veces, aunque uno sea
víctima de una acción ilegal y tenga por tanto derecho a recurrir a la
Justicia, en la práctica no hay manera de perseguir a los infractores“,
explica a Efe la abogada Gretchen McCord, especialista en información
digital, derechos de autor y privacidad en las redes sociales.
“Internet se mueve tan rápido y es tan grande que una vez que los
contenidos están ahí arriba en ocasiones no puedes hacer nada. No puedes
ir detrás de toda esa gente”, añade.
El tipo de casos que atiende esta abogada varía a la misma velocidad
que evolucionan los contenidos en internet: páginas como Facebook, muy
popular y al mismo tiempo controvertida en materia de derechos y
privacidad, cambian sus términos de uso continuamente, lo que confunde
aún más a un usuario que no siempre sabe si está siendo víctima de un
plagio o robo, ni si él mismo lo está cometiendo.
“Internet se mueve tan rápido y es tan grande que una vez que los contenidos están ahí arriba en ocasiones no puedes hacer nada”
“Lo primero que hay que saber para entender dónde están los límites
es que en internet rige el principio básico de los derechos de autor: el
copyright sólo protege la expresión creativa original de una idea, pero
no la idea en sí misma. Es muy difícil proteger algo como las ideas”,
explica a Efe Marc P. Misthal, abogado especialista en derechos de
autor.
En el caso del autorretrato del mono, Wikipedia ganó porque los
jueces determinaron que la protección de los trabajos creativos se
limita a los elaborados por humanos y, por tanto, no puede aplicarse a
una fotografía que el animal se tomó a sí mismo, aunque el aparato y la idea fueran del fotógrafo. Y si no hay derecho de autor el uso de ese contenido es libre.
“Cuando una persona crea un trabajo, por ejemplo al tomar una
fotografía, tiene el derecho de autor automático. Cuando la sube a una
plataforma como Facebook o Instagram, muchas veces acepta sin leer o sin
entender completamente unos términos de uso escritos en un lenguaje
farragoso que lo que vienen a decir es que les cedes su uso, aunque la
propiedad sigue siendo tuya”, señala Misthal.
En ese caso, explica el abogado, si uno de tus amigos en Facebook
coge esa fotografía y la imprime para vender postales, puedes denunciar
la violación de tus derechos de autor. “Le diste permiso de uso a
Facebook, no a él, y mantienes tu autoría sobre la imagen”, precisa.
La interpretación de la ley se complica cuando entra en debate lo que en derecho se denomina “uso justo”.
“En palabras muy sencillas, el ‘uso justo’ suele considerarse cuando
estamos más cerca de lo educativo o informativo que de lo comercial”,
explica la abogada McCord.
“Cuando una persona crea un trabajo, por ejemplo al tomar una fotografía, tiene el derecho de autor automático”
Pero la cuestión no es sólo qué se comparte, sino cómo se comparte y
en qué cantidad: “Se considera que un titular no tiene la creatividad
suficiente para estar protegido por los derechos de autor. El uso de una
porción de un texto también puede hacerse siempre que no sea demasiado y
cuando se considere un uso justo”, apunta la especialista.
Cuando se le pregunta por los nuevos portales de internet que en la
práctica son contenedores de enlaces de otros medios o publicaciones,
McCord no duda: “Puede no gustar a muchas personas, porque generan su
tráfico de visitas con contenido que no crearon ellos, pero enlazar
otros contenidos con un vínculo es completamente legal”.
Los derechos de propiedad en internet en Estados Unidos están protegidos en el marco general de la ley de derechos de autor y con la normativa específica de derechos de autor del Milenio Digital, aprobada en 1998.
“Esta ley busca el equilibrio, pero a medida que la tecnología avance
será necesario tomar medidas más complejas a nivel particular para
proteger la autoría mediante la encriptación o las marcas de agua”,
opina el abogado David Reischer.
Sin embargo, para McCord “inevitablemente” la ley siempre irá por
detrás de la realidad en internet. “Los usuarios deben aprender a
protegerse y a proteger sus obras, porque es imposible que la normativa avance al mismo tiempo que la tecnología”, concluye.
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