martes, 22 de enero de 2019

Un error de cálculo retrasa el rescate de Julen, el niño español atrapado en un pozo

Los tubos que se deben introducir en el túnel perforado se atascan a 40 metros de profundidad, por lo que se ha optado por rellenar la cavidad con arena fina y perforar de nuevo con mayor grosor.
El rescate del pequeño Julen, el niño de 2 años que se encuentra atrapado desde hace nueve días en el interior de un pozo en los alrededores de Totalán, un pueblo al sur de España, se enfrenta a una nueva complicación que conlleva otro retraso añadido.
Las labores de 'encamisado' del túnel vertical paralelo, construido para poder llegar hasta la altura adecuada del pozo donde se encontraría el menor, se verán dilatadas debido a un error de cálculo. Los tubos que deben introducirse para asegurar la cavidad se atascan a la profundidad de 40 metros y se ha optado por rellenar el pozo con arena fina y volver a perforarlo con mayor grosor. Aunque no es posible dar una estimación y las labores ya han comenzado, se presume que será más rápida que la primera perforación, que llevó 55 horas.
Esos tubos deben encajar perfectamente, pues por ellos tiene que descender la cápsula que, a modo de ascensor, llevará a los mineros especialistas hasta el fondo para proceder a la última fase del rescate, que consiste en la excavación a mano de una galería horizontal para acceder al pozo por el que cayó el pequeño.
El trabajo de los mineros, que se realizará en turnos de 40 minutos o una hora, de rodillas y a mano, se estima que tendrá una duración de 24 horas una vez comience. Con este último retraso, no se podrá acceder hasta Julen al menos hasta este miércoles, cuando ya se cumplirán 10 días de su desaparición en las profundidades de un agujero que mide 107 metros de profundidad y tan solo 25 centímetros de diámetro.

Los contratiempos

La tragedia sucedió el domingo 13 de enero cuando el menor se encontraba jugando con otro niño mientras pasaba un día de campo en compañía de su familia. La principal traba que se dio entonces fue el derrumbe que se produjo tras su caída y que taponó el pozo a unos 70 metros, dejando al pequeño debajo y sin posibilidad de que los equipos de rescate pudieran acceder a él.
Sin embargo, el georradar de la empresa sueca Stockholm Precision Tools, que participó en el exitoso rescate de los 33 mineros chilenos atrapados en 2010, localizó por debajo del tapón de material una oquedad de 15 metros –donde se cree que se encuentra el pequeño– que podría conformar una especie de recámara de aire. 
En un primer momento, se intentó succionar el material de ese pozo, pero ante los riesgos existentes para el menor se optó por la excavación de dos túneles: uno horizontal, que tuvo que ser abandonado por la inestabilidad del terreno; y otro vertical y paralelo al que alberga a Julen, que es el que está en marcha y que también se ha encontrado con diversos contratiempos, como este último. 



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