Con la ayuda de empresas especializadas y por un precio de varios millones de dólares, se puede adquirir el derecho a vivir, trabajar y estudiar en Nueva Zelanda u otro país aislado con bajas tasas de contagio.
La próxima vez que las fronteras mundiales se vean obligadas a cerrar debido a una nueva amenaza sanitaria, los ricos quieren tener preparado un refugio en una playa soleada o en un remoto país insular como, por ejemplo, Nueva Zelanda, que este año fue una de las pocas naciones que lograron erradicar el coronavirus.
Una de las empresas que ofrecen esta oportunidad —por supuesto, a cambio de un generoso estipendio— es Henley & Partners, la mayor firma de asesoría de ciudadanía y residencia del mundo, que ayuda a aquellos que están acostumbradas al lujo y la comodidad a adquirir acceso a lugares libres de peligrosas infecciones virales a cambio de invertir en el país anfitrión, informa Bloomberg.
Según Dominic Volek, jefe de ventas de Henley & Partners, este año la compañía ha registrado un gran aumento de la demanda de sus servicios, y no solo para obtener asesoramiento, sino también para iniciar inmediatamente la tramitación de los documentos necesarios. "Ahora se están dando cuenta: hay que poner en práctica el plan de contingencia", dijo Volek.
En el primer tercio de 2020, la empresa recibió un 49 % más de solicitudes de consulta que en el mismo período del año pasado. En cuanto a los clientes que procedieron con la solicitud de ciudadanía o residencia, el aumento fue del 22 %.
¿Cuánto cuesta?
Para Nueva Zelanda, los precios de tales servicios oscilan entre 3 y 10 millones de dólares neozelandeses (1,98-6,6 millones de dólares estadounidenses), dependiendo del tipo de visa que elija el inversionista. Algunos dan permiso para vivir, mientras que otros también garantizan el derecho a trabajar y estudiar.
Existen ubicaciones mucho más baratas, como Malta. La ciudadanía para una pareja casada en este pequeño país isleño en medio del Mediterráneo está disponible por 1,2 millones de euros (1,37 millones de dólares estadounidenses), lo que incluye la compra de un inmueble.
Para algunos, la medida no representa solamente la posibilidad de viajar sin visado, sino también constituye una herramienta de gestión de fondos. Por ejemplo, Portugal atrae a los inversionistas tanto por sus estadísticas relativamente bajas de propagación del coronavirus, como también por su estable mercado inmobiliario.
Sin embargo, incluso las personas más ricas del mundo no pueden evitar las cuarentenas o cierres de fronteras repentinas. Así, obtener un segundo pasaporte o la residencia en un país del Caribe puede llevar hasta tres meses, significativamente más rápido en comparación con los Estados de la Unión Europea.
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