James Hamblin, profesor de la Universidad de Yale (Connecticut, EE.UU.), dejó de ducharse hace cinco años y se siente "perfectamente bien".
Este educador realizó el proceso de manera paulatina a partir de 2015: pasó de bañarse casi todos los días a reducir la frecuencia tanto de ese proceso como del uso de jabón, champú y desodorante.
En vez de aplicar dichos productos, Hamblin se deshace del sudor y la suciedad con cortos lavados: "me enjuago cuando lo necesito o cuando lo deseo, solo con agua", asegura.
Durante algún tiempo le preguntó a "colegas, amigos y personas que sabía serían honestas" para no molestar a nadie y hoy en día desprende un olor que a su esposa le gusta y para otras personas "no está mal".
Algunas personas asocian estar limpio con librarse de gérmenes y microbios, pero James Hamblin recuerda que nos acompañan siempre y no todos son malos, ya que ayudan a estabilizar los ecosistemas de la piel.
En cualquier caso, destaca que para mantener una higiene correcta sí resulta imprescindible lavarse las manos con jabón y cepillarse los dientes.
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Vamos a ver si piensa igual viviendo en el trópico.
ResponderBorrarDebe oler a guaralito de mono
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