Caracas, 07 May. ABN (Aurelio Gil Beroes).- Como divisiones invencibles, los anhelos de paz y fraternidad de los pueblos del mundo marcharán este domingo junto a los ejércitos de 30 países por la Plaza Roja de Moscú para celebrar el 65 aniversario de la derrota del fascismo.
Y es que el 9 de mayo de 1945, en Berlín, el jefe de los ejércitos del frente oriental de la Alemania nazi, Mariscal Wilhem Keitel, capituló oficialmente ante el Mariscal ruso Georgi Zhúkov.
Rusia ganaba así la Gran Guerra Patria, concluía la segunda Guerra Mundial y terminaba para siempre la peligrosa aventura hegemonista del fascismo alemán, que tanto sufrimiento y dolor causó a la humanidad y, especialmente, a la Europa de ese tiempo.
La Alemania nazi, el Imperio nazi, la Alemania nacionalsocialista o el Tercer Reich, son términos que definen el período de doce años, comprendido entre 1933 y 1945, cuando Adolfo Hitler gobernó ese país, bajo los postulados ideológicos del nazismo.
El inicio
Esta aventura comenzó a gestarse el 30 de enero de 1933, cuando el presidente Paul von Hindenburg nombró canciller de Alemania a Adolfo Hitler, como producto de un pacto entre el Gobierno de Alemania y el Partido Nacional socialista alemán de los trabajadores (PNSAT), que luego de perder las elecciones, en 1932, desató una ola de violencia callejera.
Las revueltas evidenciaron la debilidad del Gobierno y éste, para evitar el colapso, pacta con Hitler nombrándolo Canciller, cargo que en Alemania es el de jefe de Gobierno.
Una vez en el cargo, Hitler convocó a nuevas elecciones, pero poco tiempo antes de los comicios es incendiado el parlamento (Reichstag).
Hitler culpa a los comunistas de este hecho y para obtener más votos en los comicios, la propaganda nazi aterroriza a la población señalando que ese incendio ha sido el primer paso de una revolución comunista.
Como consecuencia, el PNSAT logra el control del parlamento que, poco después, aprueba una ley que establece una dictadura con aparentes visos democráticos.
Hitler impuso, desde ese momento, un gobierno que tenía como eje su figura, basado en el principio del líder, del “Fûhrerprinzip”.
Según este principio, el Fûhrer quedaba identificado con su pueblo y sólo él conocía y representaba el interés nacional y no admitía ningún procedimiento de consulta. Su voluntad del líder se constituía en ley.
Conviene recordar que la palabra nazi es la apócope (reducción) de las palabras: Nacional-socialismo, en alemán, y sus postulados ideológicos fueron instituidos por el Partido Nacional socialista alemán de los trabajadores (PNSAT).
La propaganda nazi definió este período como Tercer Reich (o tercer imperio), tratando de vincular emocionalmente su gobierno a las glorias del primer imperio Sacro Romano Germánico (0962-1806) y al imperio alemán que se sostuvo entre 1871 y 1919, hasta la instauración de la República de Weimar (ciudad alemana donde se instauró el régimen), que se extendió hasta 1933.
Un símbolo
El partido nazi procuró siempre la unidad de sus ideales y los de Alemania, y para ello trató de mezclar símbolos tradicionales del país con los del partido, siendo un elemento común la esvástica, cruz de origen sánscrito utilizada por los primeros arios de la India, de cuyas tradiciones védicas surge.
La ideología del nazismo
La ideología del nazismo tiene su fundamento en una simbiosis de racismo, puesto que propugnaba la primacía de la “raza aria”, una especie de linaje nor-europeo, de raza blanca, y el militarismo, el nacionalismo y el anticomunismo.
A la raza aria, símbolo de todo lo puro en Alemania se le contraponía la “perversión” de la raza judía, según el nazismo, enemiga del género humano.
El empleo, por parte de los nazis, de la violencia y de fuerzas paramilitares, condujo al exterminio de socialistas, comunistas y cualquier otro tipo de opositores políticos, al tiempo que, en procura de la pureza de la raza, se persiguió y eliminó a los alemanes de origen judío, negros y gitanos.
El exterminio de judíos alcanzó el genocidio de cerca de 11 millones de individuos, en lo que se conoce como el Holocausto. También eliminaron a cerca de un millón de gitanos.
Políticamente, el partido nazi empleó la violencia para inhibir al Estado y atemorizar al resto de partidos políticos: socialistas, comunistas y demócratas liberales, usando fuerzas paramilitares de asalto.
La gran Alemania
Los nazis se plantearon el concepto de la “Gran Alemania”, en la perspectiva de unificar los pueblos de origen ario, diseminados por toda Europa, en una sola nación.
Esta consideración sirvió como pretexto para invadir a otros países bajo el argumento de “proteger a las minorías étnicas” y estuvo aparejada a la doctrina del “espacio vital”, entendida esta como el derecho de Alemania de apropiarse de aquellos territorios para impulsar su desarrollo y prosperidad.
Expansión y colonización
Así, entre 1935 y 1939, el Tercer Reich se anexa Austria, con el objetivo de unir a dos naciones de un mismo origen étnico, y destruye buena parte de Checoslovaquia, tras los acuerdos de Múnich, con el pretexto de “proteger la minoría étnica” que poblaba diversas zonas de ese país.
Los referidos acuerdos se establecieron en concierto con varias naciones europeas, con el objetivo de proteger a las minorías germanas que vivían en provincias checoslovacas como: Bohemia, Moravia, Silesia Oriental y Sajonia, denominadas “Sudetes” por la Alemania nazi.
Respaldada por su poderoso ejército, el ímpetu de la Alemania nazi parecía incontenible, en procura de sus objetivos de unión de la raza aria y del “espacio vital” para ésta.
Envalentonado por sus triunfos militares sobre Austria, Checoslovaquía, Hitler proyecta la colonización de Polonia, Rusia y Ucrania con campesinos alemanes, para lo cual esclavizaría a las poblaciones nativas y luego deportaría o eliminaría a la “población excedente”.
Viraje al Este
En 1939 los nazis invaden Polonia y tal acción provoca el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
En 1940 invaden Dinamarca y Noruega, e inician la ocupación de Francia a través de Bélgica, Luxemburgo y Holanda. Además, comienza la campaña de África del Norte.
En abril de 1941 invade Yugoslavia y Grecia y el 22 de junio ataca a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
En plena guerra, Hitler decide dar un vuelco a las acciones y se plantea la invasión de la Unión Soviética, ocupando: Ucrania, Bielorrusia, Letonia, Lituania y Estonia, así como la mitad occidental de la Rusia europea.
La conducta del Tercer Reich no obedecía ni se limitaba a tratar de recuperar las fronteras pérdidas después de la Primera Guerra Mundial, con el Tratado de Versalles, sino ampliar sus fronteras en el Este de Europa, a expensas de “razas inferiores” como la eslava.
El Tratado de Versalles (28 junio de 1919) fue un armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial, y que significó para Alemania la aceptación de su responsabilidad como causante de esa guerra y la realización de importantes concesiones territoriales y económicas a los vencedores de la contienda.
Poco antes de la invasión a Rusia, Hitler escribió en su libro “Mi Lucha”, lo siguiente: “Los alemanes tienen el derecho moral de adquirir territorios ajenos, gracias a los cuales se espera atender el crecimiento de la población”.
Es necesario destacar que el 11 de diciembre de ese mismo año de 1941, iniciada ya la ofensiva contra la Unión Soviética, la Alemania nazi le declaró la guerra, también, a Estados Unidos.
Operación Barbarroja
Este fue el nombre clave del plan de invasión a la Unión Soviética, por parte de las tropas alemanas, las cuales, por efecto sorpresa, lograron ventajas bélicas iniciales.
El plan estaba concebido como una operación relámpago de apenas dos meses de duración, tiempo suficiente para, según el alto mando militar del Reich, aniquilar a la Unión Soviética.
El territorio conquistado en esta guerra, se convertiría en el espacio vital que satisfaría las necesidades de tierra y materias primas para la población alemana durante siglos.
El plan de Hitler era hacer avanzar hacia el Este, simultáneamente, tres ejércitos que debían girar en un determinado momento de su avance, sobre ellos mismos, para cercar a los ejércitos soviéticos en enormes maniobras de tenaza y, posteriormente, aniquilarlos.
Para el momento de iniciarse esta ofensiva, el Tercer Reich controlaba militarmente a: Bélgica, Checoslovaquia, Dinamarca, Francia, Grecia, Holanda, Luxemburgo, Noruega, Polonia y Yugoslavia.
Además, tiene el respaldo de: Bulgaria, Finlandia, Hungría, Italia y Rumanía.
El eje alemán inició su ofensiva con un ejército de 4 millones y medio de hombres, desplegados a lo largo de una línea de 1800 kilómetros.
Tras la sorpresa inicial, la Unión Soviética responde, y Stalin, presidente de la URSS, declara la Gran Guerra Patria, para enfrentar la invasión germana.
Las tropas alemanas avanzaron con relativa facilidad sobre territorio soviético, hasta que la presencia del frío invernal y la heroica resistencia ofrecida por Leningrado, al norte, donde mueren dos millones de rusos por hambre, debido al sitio de la ciudad, y Moscú al centro, le hacen perder la iniciativa en la guerra.
Stalingrado
El nombre de Stalingrado (hoy Volgogrado) entró en los anales de las guerra como la batalla más larga y sangrienta de la historia de la humanidad.
La contienda duró 200 días y sus noches, entre junio de 1942 y febrero de 1943, y en ella murieron entre 3 y 4 millones de combatientes de ambos bandos.
Stalingrado es el punto de entrada a la rica región petrolífera del Cáucaso y era un objetivo central del mando alemán, pero la titánica resistencia de los soldados y el pueblo soviéticos, lo impidieron.
La derrota de Stalingrado fue un punto de inflexión en la guerra, pues el ejército rojo pasó a la ofensiva.
La Batalla de Kursk
El último esfuerzo ofensivo de las ya maltrechas tropas alemanas se realiza sobre la ciudad de Kursk, el 5 de julio de 1943, pero tras poco más de un mes de hostilidades, los alemanes son derrotados.
Ofensiva soviética
Después del heroico triunfo de Stalingrado, los mandos soviéticos impulsan una ofensiva destinada a barrer con las fuerzas alemanas que, luego del fracaso de Kursk se repliegan desordenadamente hacia el oeste, dejando en el trayecto centenares de miles de muertos por el hambre y el frío.
Al mismo tiempo, los aliados contra Alemania bombardean en Europa occidental los territorios ocupados por el Reich.
La capitulación
A principios de 1945 las tropas soviéticas rodeaban Berlín, mientras que contingentes de Estados Unidos e Inglaterra ocupaban Alemania occidental.
El ejército rojo penetra en la ciudad y sostiene enfrentamientos con la población civil adepta al régimen nazi, y Hitler se suicida en su búnker el 30 de abril de ese año.
Dos días después, el 2 de mayo de 1945, el general alemán Helmuth Weidiling se rindió incondicionalmente al general ruso Vasili Chuikov y más tarde, el 9 de mayo, el mariscal alemán Wilhem Keitel capituló oficialmente ante el mariscal ruso Georgi Zhúkov. Fue el fin de la Alemania nazi.
El mundo celebra
Este domingo, en un desfile sin precedentes, en la emblemática Plaza Roja de Moscú, a un lado de la gran muralla del Kremlin, Rusia y el mundo celebrarán el 65 aniversario de la derrota del fascismo.
Soldados de los ejércitos de Rusia, Polonia, de las comunidades de Estados Independientes y, por primera vez, de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, desfilarán por la Plaza Roja, junto representantes de 30 naciones.
La festividad tendrá una dimensión nunca vista y se extenderán a por lo menos 18 ciudades de Rusia y muchas otras de países de la Comunidad de Estados Independientes.
El viceministro primero de Defensa, de Rusia, coronel Alexander Colmakov, anunció a principios de semana que desfilarán cerca de diez mil soldados, 127 aviones y helicópteros y unas 160 unidades terrestres, además de decenas de navíos de la Armada rusa del Mar Negro, reseñó la agencia rusa RIA Novosti.
Altivas e invencibles, las divisiones de la paz, la igualdad y la fraternidad de la humanidad, cerrarán el histórico desfile al son de una entusiasta marcha triunfal.
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