Incluso para ojos que están dolidos de ser testigos del sufrimiento humano hay algo chocante, algo imposible, en el hecho de ver a soldados israelíes, armados y con máscaras antigas descolgándose con cuerdas sobre la cubierta de un barco de ayuda repleto de civiles —periodistas, parlamentarios, activistas de derechos humanos, madres, médicos— navegando hacia Gaza para romper el inhumano bloqueo que mantiene a un millón y medio de personas entre la vida y la muerte.
En el Mavi Marmara, que transportaba 10.000 toneladas de ayuda humanitaria, ondeaban una bandera blanca: un símbolo universal de no violencia. También ondeaba una bandera turca, en aguas internacionales, que le otorgaba un estatuto como extensión soberana de Turquía. A pesar de todo, Israel atacó. ¿Para qué lucha Israel? ¿Por su existencia o por la continuación de un régimen de castigo colectivo calculado para destruir a los palestinos? ¿O bien son ambas cosas lo mismo? 19 muertos y 60 heridos. ¿Quién dio la orden? ¿Reaccionará la OTAN ante el ataque a uno de sus miembros?
Un simple asesino público
No se puede reivindicar el derecho a existir por medio del asesinato. El mismo hecho de que Israel fuera aceptado en el sistema de las Naciones Unidas —en 1948— estuvo condicionado a que Israel reconociera derechos iguales a los árabes, en particular el derecho al retorno de los palestinos. Israel no sólo impidió el retorno de los refugiados sino que en 1967 tomó por la fuerza y ocupó el resto de la Palestina histórica. Desde el momento de su fundación hasta el día de hoy hemos sido testigos de un catálogo interminable de atrocidades israelíes. Debido a sus infinitas atrocidades Israel ha perdido el derecho a cualquier afirmación de legalidad —además es un Estado que se niega a firmar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares o a plantearse abandonar sus armas nucleares-.
Gaza es tanto la prisión al aire libre más grande del mundo como el campo de concentración no declarado del siglo XXI. Todo el mundo lo sabe. Las Naciones Unidas lo saben. El presidente de Estado Unidos lo sabe. Decenas de miles de funcionarios de países de todo el mundo lo saben. El bloqueo es una forma de cerrar las salidas y de asesinato lento. Es una atrocidad que está al mismo nivel que el genocidio. En esto cada hombre y cada mujer tiene el mismo deber: la inacción es complicidad y una traición a la humanidad. Todos los derechos legales están con aquellas personas que tratan de acabar con esta situación por cualquier medio.
La Flotilla de la Libertad es uno de estos intentos: es un rechazo del sufrimiento humano. Su simbolismo es más poderoso que cualquier armada. En este sentido sigue siendo lo que era cuando emprendió este viaje: una señal de colapso del bloqueo. Donde los anteriores barcos solitarios trataban de llegar a Gaza, ahora van en grupos. Seguirán más. Cuando zarpen miles de barcos, ¿qué hará Israel?
Proceso a Israel
Israel perdió la batalla por [ganarse a] la opinión publica internacional hace mucho tiempo. Nadie puede olvidar el implacable bombardeo de una población civil prisionera durante la última guerra de Israel contra Gaza. ¿A quién puede esperar persuadir Israel ahora?
• Condenamos el ilegal, inmoral e inhumano bloqueo a Gaza y a todas aquellas personas que lo mantienen
• Condenamos a Israel
• Condenamos el brutal ataque de Israel contra activistas pacifistas en aguas internacionales.
Declaramos que 700 almas valientes, procedentes de 50 naciones, representan algo real que la propaganda israelí no puede borrar
• Lloramos a las 19 personas asesinadas y expresamos nuestra esperanza y solidaridad con las 60 personas heridas. Exigimos a Israel la liberación de todos los activistas detenidos
• Apelamos a todas las instituciones internacionales —incluyendo las Naciones Unidas, la Unión Europea y las agencias y organizaciones de derechos humanos— para que se manifiesten claramente acerca de esta ultima atrocidad israelí y que trabajen para acabar con la impunidad israelí
• Exigimos un tribunal internacional para juzgar todos los crímenes israelíes, presentes y pasados. Apelamos a la Asamblea General de las Naciones Unidas para que solicite a la Corte Internacional de Justicia una opinión consultiva sobre la legalidad de Israel dentro del sistema de las Naciones Unidas dada su sistemática y flagrante falta de respeto por el derecho internacional y la autoridad moral
• Apoyamos todos los esfuerzos por todos los medios para liberar al pueblo de Gaza de su prisión y de su sufrimiento, incluyendo las sanciones y la desinversión contra Israel, un boicot general y el boicot —por parte de las federaciones de trabajadores— de todos los barcos que se dirigen a Israel o vienen de ahí
• Apelamos a todas las personas de todas partes del mundo para que expresen su solidaridad con los muertos y heridos, y con los palestinos que están bajo la ocupación, en expresiones locales de indignación ahí donde se considere necesario.
Apelamos a todas las asociaciones, sindicatos, parlamentarios, profesionales y otras personas a que se adhieran a este llamamiento y a sus demandas. Rogamos que se distribuya y se actúe en consecuencia.
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