viernes, 2 de julio de 2010

El Socialismo por el que peleamos tiene apellido: Socialismo Auténtico

Desde que el Comandante Chávez en el quinto Foro Social Mundial de Porto Alegre en 2005 sentenció: "no se va a trascender al capitalismo dentro del mismo sistema, sino a través del socialismo" el debate en torno al destino de la Revolución Bolivariana cambió radicalmente de escenario, y desde entonces ha venido decantando un conjunto de ideologías encarnadas en sujetos, grupos, organizaciones que viven a expensas de la indefinición.

El debate se ha intensificado progresivamente y alcanza hoy unos niveles de profundidad de importancia cardinal. Se trata nada menos que la disputa por la ideología que detentará la Dirección Política de la Revolución Bolivariana.

La Lucha Ideológica en el seno del proceso se ha intensificado en la actualidad y pugnan fundamentalmente dos corrientes ideológicas, antagónicas entre sí. Una de ellas, representada por la Pequeña Burguesía, ha venido conduciendo el proceso a un callejón sin salida. La Ideología de la Pequeña Burguesía, caracterizada fundamentalmente por proponer salidas individuales a problemas sociales, amparada además en un discurso pseudosocialista, impide la profundización que requiere el proceso. Muestra señales de agotamiento en sus planteamientos teóricos que tienen expresión concreta en la realidad política nacional.

Propone en lo económico formas de Propiedad No Social, disfrazadas de Economía Social, Popular, Endógena, Solidaria, de Producción Social, que no violenta las formas de Propiedad Capitalistas, sólo las adorna e intenta hacerlas digeribles ante los anhelos populares. En sus diferentes versiones, Cooperativas, Núcleos de Desarrollo Endógeno, Empresas de Producción Social, Cogestión, Fundos Zamoranos…; por su carácter nosocial, y por ende antisocial, reproducen en su seno la conciencia egoísta e individualista propias del capitalismo. Viven en medio de la contradicción de ser subsidiados por la Renta Petrolera para luego intercambiar sus productos en el Mercado Capitalista. Recientemente, representantes de esta ideología han declarado abocarse a la construcción de un Socialismo en el Comercio, donde se procura realizar una aparente distribución social de la plusvalía controlando el Mercado, reduciendo los precios de los productos que allí se intercambian diezmando así la apropiación capitalista, intentando una distribución social de los productos sin una efectiva distribución social de la propiedad. Mil extravíos plantean maquillados de socialistas.

En lo social, se han empeñado en evitar a toda costa la posibilidad de generar organización articulada en forma de tejido social. Entre mil formas organizativas propuestas, con objetivos localistas y reivindicativos resaltan los Consejos Comunales, que cuentan con una Ley Orgánica que los sepulta al aislamiento, al egoísmo grupal; aún organizados en Comunas, no contemplan la posibilidad de generar espacios deliberativos y vinculantes desde lo parroquial hasta lo nacional. Así, despojamos de contenido revolucionario a la posibilidad de construcción de Poder Popular.

En lo político, el pacto y la conciliación son prácticas frecuentes de la pequeña burguesía. Intentando “evitar” la confrontación, construyen puentes de diálogo con la oligarquía, haciendo concesiones peligrosas que confunden al pueblo, al que se habla de horror a la oligarquía amistándose con ella. El propio Chávez ha sido reiterativo al respecto, en múltiples oportunidades advierte desde la historia, el peligro inminente de la traición sustentada en el pacto sepulturero de revoluciones.

De esta manera, estamos hipotecando el destino de la Revolución y el Socialismo, concertando salidas propias del reformismo que conducen inevitablemente a una derrota estratégica, destruyendo la esperanza de una sociedad sin clases.

La tarea de los Revolucionarios en esta etapa del proceso debe definirse con precisión; de su labor y claridad ideológica dependerá la posibilidad de avanzar en la profundización o transitar por extravíos reformistas.

La tarea fundamental de los Revolucionarios consiste en desplazar al Reformismo Pequeño Burgués como ideología conductora del proceso, responsable de la desviación que hoy sumerge al pueblo en mares de confusión, decepción, desesperanza y desmovilización; signos peligrosos para la Revolución, pero siempre acompañando al Comandante Chávez, síntesis de la esperanza popular y garantía de unidad.

La derrota de la Ideología de la Pequeña Burguesía, agotada (véase derrota Reforma Constitucional, Abstención Electoral Creciente, Descenso del chavismo, etc.), pero hegemónica (ya que dictaminan y ocupan espacios estratégicos de toma de decisión), parte por ajustar la brújula del Socialismo y empezar a definir con contundencia el rumbo, que conquiste la integración de toda la sociedad basada en el amor y la fraternidad. Para ello es fundamental reconocer la relación dialéctica entre la base económica y el desarrollo de la conciencia, proponemos:

Propiedad Social de los Medios de Producción, administrados por el Estado Nacional que transforma y se transforma a si mismo en la medida que avanza en esta dirección; partiendo de la necesaria expropiación de los medios de producción de las garras de la burguesía. La propiedad social reconoce la dimensión social del trabajo y por ende se orienta hacia la apropiación social de los bienes y servicios determinada por las necesidades sociales y no por las “invisibles” leyes del mercado. La Propiedad Social es base material para el desarrollo de la Conciencia del Deber Social, el Sentido de Pertenencia de la Sociedad debe ser el motor de la actividad, y el Trabajo Colectivo Voluntario, por ser ejemplo, práctica de la entrega de esfuerzo a la Sociedad sin más compensación que la satisfacción del deber social cumplido, debe ser el eje de la formación del hombre nuevo. En estas zonas de Propiedad Social se construyen Unidades Económicas organizadas para que el trabajo deje de ser una obligación y una desgracia y se convierta en trabajo vivo y necesidad moral, despojado de la maldición del fetichismo y la alienación. En estas unidades, el estímulo moral será el motor espiritual, garante de la elevación de la conciencia, medida del avance hacia el Socialismo. Estas Unidades Económicas son también Escuelas y Centros Culturales y Deportivos, donde se cultiva el espíritu, se ejercita el cuerpo y se despierta la conciencia.

Proponemos que estas zonas de Propiedad Social se constituyan en un sistema integrado de Unidades Económicas, al que Ernesto Ché Guevara denominó Sistema Presupuestario de Financiamiento, basado en la crítica al Cálculo Económico, modelo que acompañó la URSS en su auge desarrollista y luego la sepultó por Capitalista. Este sistema permite desarrollar una efectiva Gestión Planificada y Centralizada de la Economía, donde al agrupar las unidades económicas según su base tecnológica (parecida en muchos de los casos dependiendo el rubro), y centralizar los excedentes que allí se producen, permite planificar la ejecución de los recursos de acuerdo a las necesidades globales de la sociedad, así como suprimir el intercambio económico mercantil entre unidades productivas. El Sistema Presupuestario consiste en eliminar el mercado, o por lo menos reducirlo a su mínima expresión. El Ché decía al respecto:

Una economía en transición al Socialismo, tiene que planificar la economía violentando los mecanismos de la ley del valor, incentivando de manera principalmente moral a los trabajadores, a largo plazo tenemos que priorizar los incentivos morales porque tanto el violentar los mecanismos mercantiles, como el priorizar los incentivos morales, como el priorizar la planificación, tienen por objetivo construir conciencia socialista y no sólo porque queremos que las personas sean mejores, que sean buenas, sino porque para desarrollar una economía que funcione si no hay Conciencia Socialista, se vuelve al capitalismo . Por más que eliminemos al ejército burgués de batista, por más que eliminemos a los empresarios que se van a Miami, si dejamos el mercado y dejamos la lógica de la mercancía, donde el objetivo no es la conciencia sino es aumentar ganancias y disminuir pérdidas, es la competencia entre las empresas en lugar de la planificación, si el objetivo es satisfacer el interés individual y no satisfacer las necesidades sociales, a la larga se vuelve el capitalismo. La Unión Soviética por más que tenga cohetes nucleares un ejército rojo, a pesar de todo eso va a volver al capitalismo porque ha dejado vivo al monstruo, a la mercancía.

En lo Social, la Revolución requiere con urgencia de la construcción de un Tejido Social Revolucionario, que convierta a la iniciativa local de la organización comunitaria, agrupando todas las tentativas de organización popular que hoy permanecen dispersas (y hasta compiten por sobrevivir) en una fuerza nacional confederada de Consejos, que asuman las Políticas Públicas y las Tareas Legislativas de la Revolución desde instancias parroquiales hasta nacionales. Este tejido debe ser orgánico y dinámico, garantizar participación efectiva del pueblo en las decisiones que determinen el curso de su destino y generar la movilización popular necesaria a la hora de defender a la revolución. Es decir, toda esta superestructura bautizada como Poder Popular, empezará a comportarse como tal, en la medida en que planifique, ejecute y evalúe los planes políticos, económicos, sociales y culturales del área geográfica e instancia administrativa que le corresponda. Esta estructura del Poder Popular será políticamente la sepulturera del Estado Burgués, subvirtiendo las relaciones de poder que reproducen la lógica de la democracia burguesa.

Está transformación tendrá su efecto en la concepción de la Legalidad que tenemos, que pasa por la superación definitiva de la legalidad burguesa que constriñe la posibilidad de transformar radicalmente la sociedad. Debemos avanzar en el hecho y simultáneamente esa acción tendrá un reflejo jurídico que avale y legitime las sucesivas acciones políticas en pro del Socialismo. El Poder Popular será el guía por antonomasia de está ruptura histórica con la legalidad burguesa.

Para concretar estas medidas que hemos venido citando, se requiere de una Organización Política Revolucionaria, caracterizada por resguardar en su seno a hombres y mujeres con el más elevado sentido ético revolucionario, auditables por el pueblo, honestos hasta el hastío, alimentados de la teoría revolucionaria universal y firmes ante el combate. Esta organización orientará su rumbo hacia la educación política del pueblo, la organización para la movilización; será una escuela para el Socialismo. Las relaciones sociales presentes en esta agrupación, prefigurará las relaciones que caracterizan al Socialismo, nicho de fraternidad, desprendimiento material, solidaridad y sobre todo, amor a la humanidad.

Es fundamental acotar que en la medida en que se avance en este sentido, el pacto no será posible con los enemigos oligarcas, pero la confrontación será inevitable, y la marcha al Socialismo se acelerará con los latigazos de la contrarrevolución. La oligarquía nunca estará dispuesta a ceder sus privilegios pacíficamente, pelará por ellos hasta el final, para ello es urgente contar con un aparato político-militar para la defensa de la patria, basado en la Doctrina de Guerra de todo el Pueblo, conscientes del principio histórico de que la mejor forma de evitar la guerra es preparándose para hacerla.

La lucha por el Socialismo es a muerte y debe librarse en el planeta entero, siendo este último, víctima de la depredación ambiental sistemática por parte del capitalismo a lo largo de su historia. Por ello reivindicamos el Internacionalismo Revolucionario como vía para la puesta en práctica de la solidaridad con los pueblos hermanos, así como para apoyar las luchas que se libran en el mundo contra el capitalismo. El Internacionalismo Revolucionario supera las fronteras nacionales para hermanar a los explotados del mundo entero.

He aquí la reseña general de nuestra propuesta, a la que hemos llamado, como otros tantos compañeros que acompañan estas ideas, Socialismo Auténtico.


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