jueves, 5 de agosto de 2010

El secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Néstor Kirchner, sostendrá este jueves un encuentro con el presidente, Hugo Chávez Frías, para discutir la crisis colombo venezolana causada tras la ruptura de relaciones propiciada por el gobierno saliente de Álvaro Uribe.

La visita del secretario general de Unasur fue anunciada recientemente por la agencia Télam, que informó que Kirchner participará en la mediación del conflicto con Colombia con la intención de "resolver rápidamente la grave situación que envuelve a ambos países".

Se tiene previsto que el representante de Unasur se reúna en Miraflores en horas de la tarde con el Jefe de Estado venezolano, quien se vio obligado a romper nexos diplomáticos con Bogotá, luego que el embajador neogranadino ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Alfonso Hoyos, presentara una serie de denuncias -sin pruebas fehacientes- sobre el supuesto apoyo del Gobierno Bolivariano a grupos insurgentes colombianos.

Acción premeditada

La ruptura de relaciones no fue una sorpresa para el Gobierno de Uribe. Horas antes de presentar las “denuncias” sobre la supuesta presencia en Venezuela de insurgentes de las Farc y el ELN, la embajadora del vecino país en Caracas, María Luisa Chiappe, abordaba un avión rumbo a Bogotá, convocada de urgencia por su Cancillería.

En medios de prensa colombianos, esa convocatoria anticipada fue considerada como prueba de que el Gobierno de Álvaro Uribe daba pasos, a plena conciencia, para provocar el rompimiento de las relaciones bilaterales por parte de Venezuela.

De acuerdo con esta tesis, las denuncias presentadas en el organismo hemisférico no buscaban la solución de una supuesta situación irregular (la pretendida presencia de fuerzas guerrilleras colombianas en territorio venezolano), sino directamente suscitar la ruptura.

Venezuela plantea plan de paz

Con el propósito de avanzar en las conversaciones tras la ruptura diplomática, la Unasur convocó a una reunión de cancilleres que se realizó la semana pasada en Quito, Ecuador, en la que Venezuela planteó un plan de paz para Colombia.

Antes del encuentro de cancilleres de Unasur, el ministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro, realizó una gira por los países de la región para explicar el plan de paz que propone Venezuela y advertir sobre la amenaza guerrerista del gobierno de Uribe, quien cuenta con el apoyo de siete bases militares estadounidenses en su territorio y ya tiene antecedentes de agresiones a otros países, como el bombardeo a Ecuador en 2008.

A diferencia de los llamados a diálogo propiciados por los países de la región, a través de mecanismos como la Unasur y el Mercosur, representantes del gobierno estadounidense han apoyado desde el principio las agresiones de Colombia contra Venezuela, lo que ha sido considerado por Caracas como una provocación para justificar una intervención militar.

En la reunión de Unasur, aunque Colombia se comprometió de palabra a no agredir a Venezuela, rechazó el plan de paz propuesto por el gobierno del presidente Chávez.

Nueva agresión colombiana

La iniciativa de abrir espacios de diálogo entre ambos países fue echada nuevamente por tierra cuando el canciller de Uribe, Jaime Bermúdez, mintió al decir que el ministro de exteriores venezolano había votado en contra de la resolución final de la Unasur.

“El canciller de Colombia se va y se despide de Unasur mintiendo", dijo Maduro en referencia a las falsas declaraciones de Bermúdez.

"El objetivo de esta reunión no era sacar una resolución", indicó el canciller venezolano, quien añadió que Bermúdez salía "pegando brincos con los ojos brotados cuando se nombraba "paz", desesperado porque se hablaba de paz", relató.

Expectativa con Santos

Hasta ahora, el gobierno venezolano ha manifestado su esperanza en que el próximo presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, propicie un acercamiento entre ambos países sobre la base del respeto mutuo.

Luego de que Uribe arremetiera contra Venezuela, Santos dijo que su "mejor contribución" ante la crisis era no pronunciarse en ningún sentido, posición que ha mantenido hasta la fecha.



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