lunes, 15 de noviembre de 2010

Dejando atrás la violencia


Caracas, 15 de noviembre de 2010 (MPPRE).-  “Luis y Oswaldo han sido restaurados y ahora tienen una responsabilidad laboral y familiar, luego de haber estado en indigencia con problemas de drogas”, afirma el pastor Alberto Hernández, responsable del centro de rehabilitación Granja Oasis, ubicada en la localidad de Caucagua, estado Miranda. 

Oswaldo Bermúdez y Luis Sosa nacieron en puntos distintos de la geografía venezolana, Bermúdez es oriundo de la Parroquia Catia, oeste de Caracas, y  Sosa nació en el estado Bolívar, al sur de Venezuela. Sin embargo, sus historias de vida tienen muchas coincidencias en la soledad, el maltrato en la familia y su estadía en la calle en situación de indigencia.

 “Tuve problemas de conducta e indigencia a raíz de un problema familiar, las drogas, el  alcohol y la violencia vinieron luego, en esto me pasaron veinticinco años. He sido niño, adolescente y adulto de la calle” afirma Oswaldo.

”Estuve preso 12 años por el delito de hurto continuado, salí y busque mi familia pero no me querían, entonces probé una droga que se llama Crack que me llevó a la indigencia, no creía en mí, para sentirme vivo necesitaba tomar y fumar”.

Con lágrimas en los ojos este hombre de 47 años rememora los peores días de su vida en esta selva de cemento, como dice el cantautor Rubén Blades. Afirma que su imagen despertaba el rechazo de las mujeres y niños.

En su rostro se dejan ver las marcas de la violencia, en dos oportunidades mientras dormía en cualquier lugar de Catia fue herido. Pero asegura que las marcas del corazón y del alma fueron sanadas por Jesucristo y hoy vive según sus principios.

Desde hace más de una década, está limpio, luego de haber sido llevado involuntariamente al centro de rehabilitación Granja Oasis por misioneros de esta fundación sin fines de Lucro, creada por el Pastor Freddy Romero y auspiciada por el Gobernador del estado Vargas, Jorge Luís García Carneiro. 

En dos años pasó de tener un carácter violento a ser un hombre de fe, amarse,  respetarse y respetar a los demás, agradece al pastor Freddy Romero y al General García Carneiro haberlo sacado de esa situación. 

Hoy Bermúdez lleva una vida marcada por la lucidez, está casado y trabaja en la Dirección de Servicios Generales de la cancillería venezolana, mientras retoma sus estudios de secundaria en la Misión Ribas.

Viviendo en la calle teniendo mi propia casa

Los padres de Luís fallecieron cuando él era un adolescente a pesar de tener una abuela que le brindaba sus amor, el joven se refugió en el alcohol decidió vivir en la calle para no escuchar los llamados de atención de sus familiares.

Los estudios y los sueños se desvanecieron, apenas culminó el sexto grado, “estaba de indigente teniendo mi casa, sólo por no llegar  borracho”, afirma.

Por voluntad propia buscó ayuda en el la Granja, “en un año estaba listo para regresara a la sociedad y retribuir  a todos las personas que me han ayudado  espiritualmente”.

Sosa también trabaja en la cancillería con Oswaldo y otras veintidós  personas rehabilitadas en esa organización, quienes, al igual que ellos, continúan estudios en el programa educativo impulsado por el Gobierno Bolivariano.

Granja Oasis más que un trabajo de campo

El pastor, Alberto Hernández, principal líder de la Granja Oasis, consumió cocaína por más de 20 años, un día cuando su corazón no soportaba un gramo más clamó a Dios que lo sacará de ese mundo, así llegó a la organización.

Asegura que una de las aristas que conducen el consumo de sustancias psicotrópicas en los individuos es la carencia de amor y comprensión en la familia.

Hoy es responsable del proceso de desintoxicación de 250 hombres entre 18 y 60 años provenientes de diversos estados del país.

El principal instrumento terapéutico que aplican es conocer y vivir de acuerdo a los principios de Jesucristo, seguido del trabajo, la disciplina y el seguimiento de una serie de normas.

“Basados en la palabra de Dios logramos que el hombre logre la sanidad del alma y de la mente  para que recobre la responsabilidad como individuo”, explica.

En este lugar no hay espacio para el ocio, las tareas se asignan de acuerdo al grado de avance de cada paciente, lo importante es que demuestren obediencia y seguridad en sí mismos.

Carpintería, electricidad, mecánica, construcción, ganadería y agricultura son algunas de las labores que realizan diariamente en complementación con actividades recreativas.

Para quienes no han culminado estudios de primaria, y desean hacerlo, la Misión Robinson funciona dentro de la fundación en dos turnos de 2 a 4  y de 4 a 6 de la tarde.

En el mes de diciembre el Instituto de Educación y Capacitación Socialista (Inces)  abrirá un centro en la granja, en un proyecto conjunto,  para  adiestrar a estos pacientes  en diversos oficios. Fin/ Dexy García. Fotos: Alexander Tirado.    







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