lunes, 13 de diciembre de 2010

Activado plan de solidaridad con afectados de la parroquia El Junquito

Prensa PSUV.- Son las 9:05 de la noche en la Parroquia El Junquito, en Caracas. Un frío atenazador campea entre la tupida neblina, que no es obstáculo para que se haga sentir el calor humano de la militancia revolucionaria desplegada a la largo de la zona en labores de voluntariado con los afectados por las lluvias, que en esa zona alcanzan más mil personas.

Las fuertes precipitaciones ocasionaron 30 derrumbes en la principal vía y deslizamientos de los terrenos, invadidos e inestables, en los que se construyeron casas de hoja lata. De inmediato, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) instaló en el Kilometro 8 su puesto de comando, convertido también en un Centro de Acopio.


Allí coinciden también los Consejos Comunales de la parroquia, preocupados por el riesgo de otros deslizamientos y agradecidos con la presencia gubernamental y el partido de la Revolución.


“Hemos tenido un buen control de los insumos y estamos dando equitativamente lo que necesita cada refugio”, asegura Cira Sulbarán. En el Junquito se habilitaron 6 refugios, de los cuales 2 son provisionales y funcionan en casas comunitarias.


“También se anexaron las casas de alimentación porque aquí hay refugios en los que no se puede cocinar y por lo tanto no se le puede dar comida cruda”, apunta Cira Sulbarán en alusión al refugio ubicado en la bomba de gasolina del Kilometro 7


Con un rostro extenuado, ya entrada la noche, la voluntaria sostiene que su trabajo es un aporte social a las personas que perdieron sus viviendas en La Parroquia y llama al resto de la militancia a involucrarse en las acciones humanitarias.


“Tenemos activado el plan solidario en función de mantener el centro de acopio, el control para la distribución de los recursos. Lo que de aquí sale son los requerimientos de cada refugio, según sean las emergencias y las necesidades del día”, dijo José Cadete, también voluntario, quien maneja un censo de los niños, niñas y adultos por cada refugio.


El centro de acopio maneja alimentos no perecederos como atún y granos, agua potable, colchones, bombonas de gas, entre otros insumos. Los voluntarios llaman a las instituciones y a la comunidad a que no cese la entrega de recursos para los damnificados, “como hasta ahora ha sido”.


Máxima coordinación


Aristóbulo Istúriz, Diputado electo del PSUV en El Junquito, Catia y La Pastora, logró “prensar” a las instituciones del Estado venezolano, incluyendo a PDVSA, que la nombraron madrina de la parroquia.


“Estamos ejecutando más que todo obras de saneamiento y mantenimiento de la vía principal, desmalezamiento y recuperación de 11 escuelas con convenios con Consejos Comunales”, informó Renny Omar Velásquez, Coordinador de Infraestructura del Plan Caracas Bicentenario de PDVSA, quien cuenta con un grupo de 22 profesionales que también abordan el tema de la salud, atención social, producción socialista y soberanía agroalimentaria.


“A parte de eso tenemos 30 misioneros de la Misión Ribas que trabajan como cuadrilleros y 20 personas como voluntarias donde se les da un estipendio muy mínimo que nos ayudan ante todas estas eventualidades. Estamos aportando comida, hidratación, estudios socioeconómicos para ayudar a los entes locales”, recalcó el funcionario.


Istúriz coordina la reunión con los demás entes del Estado en las instalaciones de la Iglesia Guadalupe, del barrio Luis Hurtado. Son las 11 de la noche. Hay quienes no han dormido. Intervienen mandatados del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, Tránsito Terrestre, CORPOELEC, El Gobierno del Distrito Capital y la Alcaldía de Caracas


“Nosotros daremos los permisos para que, en caso de que se amerite, la Alcaldía y los Bomberos realicen la tala de árboles. Los que ameriten poda se encargará la Alcaldía de Caracas y evaluaremos los terrenos para más refugios”, indicó Carlos Peña, del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente.


El Ministerio del Poder Popular para el Ambiente hará una inspección de los sectores para autorizar la poda o tala de árboles. “Luis Hurtado está en emergencia. Necesitamos que sigan metidos aquí como lo están haciendo. Que no se vallan porque hasta ahora sí nos han dado respuesta”, señaló Stefanie González, de la comunidad Los Demócratas


Consejos Comunales resteados


Los Consejos Comunales son vitales en el abordaje de la situación, espeta Aristóbulo Istúriz, quien los asume como células del llamado Estado Comunal en construcción. En la logística han sido eficientes: suministran comidas a los obreros y colaboran con los ingenieros en la identificación de deslizamientos y otros riesgos.


“Mira la hora que es (aproximadamente las 11:30 pm) y todavía estamos aquí. La iglesia nos está colaborando en el sentido que tiene la gente aquí. El padre está con la gente en la calle con su comunidad”, dijo Emilia Maestre, del Consejo Comunal Calles Unidas.


Algunos vecinos de la zona, como Francisco Herrera, atribuyen la situación en El Junquito a la acumulación de los problemas. Propone más fiscalización en las obras de gobierno, seguimiento. “Aquí asfaltan constantemente y dura poco”, asegura.


“Tenemos al Diputado Aristóbulo escuchando la problemática y esperamos que cuando tenga su oportunidad en la Asamblea exponga las situaciones. Los consejos comunales están trabajando con el Gobierno y por ahí vamos”, Federico Alfonso, vecino de la zona. En el barrio Luis Hurtado hay 12 Consejos Comunales activados. Otro está en vía de conformación


Hablan los damnificados


La iglesia Guadalupe alberga 5 familias para un total de 26 familias, de los cuales 12 son niños y niñas y 14 adultos. Destacan que el trato ha sido inmejorable y la dotación de insumos, ni hablar. Aspiran que el Gobierno Nacional los ayude a tener una vivienda digna.


“Todavía no se me ha caído la casa que está en alto riesgo. El trato ha sido súper bien, gracias a Dios todo bien. Nos han dotado de pañales, remedios. De verdad excelente todo”, indicó Arleidys Poveda, quien confía “100 %” en que el Gobierno la ayudará a tener una vivienda propia.


Viannney Rodríguez está albergada junto a sus 2 hijos en el Centro de Atención Integral Comunitaria de El Junquito. El frio arrecia en intensidad. Son las 12: 30 de la media noche. Espera un autobús que la trasladará junto con otros damnificados hasta otro albergue de la zona, pues en el que estaba, es uno de los dos refugios provisionales de la parroquia.


Vivía en un ranchito del Barrio 5 de julio. Recuerda que el sistema eléctrico de su casita “chispeba” en las láminas de zinc, en medio de una lluvia incesante el pasado martes. De pronto, escuchan un estruendo. Se calló un cerro aledaño, tapeando una casa vecina. “fue la primera que calló”, señala


Decide salir del ranchito aquel con el temor de perder sus humildes enseres. Corrió a casa de su abuela con los muchachos. ¡Se salvó! Minutos después El cerro arrastraría su precario hogar, llevándose con él la cama, el televisor, la nevera y algunos recuerdos. “Algún día todo lo recuperaré, pero la vida no”, sostiene


Desde entonces, está en condición de damnificada, con la esperanza de tener una casa digna, mientras una lágrima antecede una sonrisa apenada y fugaz.


Contra las mafias de la miseria


El trabajo voluntario de la militancia revolucionaria en EL Junquito no solo implica esfuerzos físicos sin límite de horarios. También consiste en identificar, junto a los Consejos Comunales, a los “traficantes de miseria” que se cuelan, cuales ratas, entre los refugios, negándole así un beneficio al más necesitado.


Aristóbulo Istúriz insiste cabalmente en ese tema. Según señaló, en El Junquito se han detectado en los refugios varias personas que no han sido afectadas por las lluvias, interesados en ser incluidas en algún censo para lograr una vivienda digna que el Gobierno Nacional viene entregando.


Hay dos formas de evitar tamaña miseria humana, según el dirigente revolucionario: “Primero, que la familia tenga la constancia de Defensa Civil en la que quede claro es afectada. Segundo, el consejo comunal tiene que certificar para que diga este caballero o esta dama si hace vida en la comunidad”, le explicó Istúriz a una familia recién llegada a un refugio.


“mucha gente asocia que albergue es sinónimo de apartamento. El primer paso que nosotros estamos dando es para salvar la vida. Después harán otros estudios y el gobierno va apoyar, pero esto automáticamente no es vivienda. Porque hay gente inescrupulosa que se ha metido en un rancho ajeno para mandarse hacer una inspección falsificada”, alertó Istúriz.


La jornada continua en El Junquito desde que los estragos de las lluvias acaecidas en la ciudad capital y en todo el país azotan los sectores más vulnerables, que son la herencia de varias décadas de decidía e indolencia. Se impone entonces la solidaridad revolucionaria como parte de la nueva realidad social que vive el país, asegura Aristóbulo Istúriz.
 
 
 

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