miércoles, 30 de mayo de 2012

Magglio como un héroe

Seis meses estuvo Magglio Ordóñez esperando una nueva oportunidad de regresar a las Grandes Ligas. Jugar en Triple A nunca fue una opción para él, así le llovieran las ofertas. La lesión en el tobillo derecho, la cual lo obligó a pasar por el quirófano, se convirtió en su peor enemigo y en el principio del fin de su carrera como pelotero activo.

Recuérdese que en marzo, el falconiano escribió en su cuenta de Twitter @mordonez30 "cerca del retiro", como presagiando lo que ayer trascendió. Y es que los Tigres de Detroit anunciaron que homenajearán al venezolano, uno de sus héroes históricos, el domingo en Comerica Park con el Día de Magglio Ordóñez. Allí, previo al juego ante los Yanquis de Nueva York, el criollo colgará oficialmente los spikes.

Honor a quien honor merece. Ordóñez, figura emblemático en muchos de los éxitos modernos de los Tigres, será ovacionado el domingo por los mismos fanáticos que lo vieron brillar desde 2005 y durante siete temporadas con la indumentaria rayada.

Ordóñez dirá adiós en el mismo terreno donde dio aquel cuadrangular con las bases llenas ante Huston Street, que dejó en el terreno a los Atléticos de Oakland en la Serie de Campeonato de la Liga Americana y le dio el pase a los Tigres a la Serie Mundial de 2006.

¿Cómo olvidar a Magglio soltando el bate con autoridad y alzando su brazo derecho mientras corría las bases, gozándose su jonrón con sus compañeros? ¿Cómo no recordar al abatido Street cuando, en cuestión de segundos, se metió en el dugout de Oakland?

Sin embargo, la aventura de Magglio en la gran carpa comenzó el 29 de agosto de 1997, cuando a sus 23 años y con la camiseta de los Medias Blancas de Chicago debutó como jardinero derecho ante los Astros de Houston. Ese día disparó dos hits, uno a su compatriota y abridor de los siderales Ramón García.

Ordóñez se estrenó dando batazos, como avisando lo que venía. De 1999 a 2002 el guardabosques criollo remolcó más de 110 carreras y dio 30 o más jonrones por temporada. Fueron cuatro campañas soñadas, pero solo el abreboca de lo que viviría en Detroit, organización a la que guió al banderín de la Liga Americana desde su firma por siete años justo antes de la temporada de 2005, y después de someterse a una cirugía en una de sus rodillas.

Después de perderse la primera parte del 2005 con una hernia, Ordóñez respondió en 2006 con 24 jonrones y 104 empujadas, ayudando a los Tigres a clasificar a los playoffs por primera vez en 19 años. Su histórico vuelacercas colocó a los Tigres en su primera Serie Mundial desde 1984.

Pero eso no es todo. En 2007, Magglio se convirtió en el primer campeón de bateo de la franquicia en 46 años con promedio de .363. Además, encabezó la Liga Americana en dobles con 54, conectó 28 cuadrangulares y empujó 139 carreras, terminando segundo en las votaciones para el Jugador Más Valioso del joven circuito, detrás de la estrella de los Yanquis de Nueva York, Alex Rodríguez.

Eso sin contar su extraordinario OBP de .434 y su soberbio OPS (1.029). Si duda, esa temporada quedará enmarcada en la historia como la mejor para cualquier pelotero venezolano en las Grandes Ligas.

Pero llegó la hora de decir adiós, de dar un paso al lado, eso sí, como un grande, un héroe que jamás será olvidado. 






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