sábado, 2 de junio de 2012

No cabía ni un alma en el repique de San Juan





Centenares de lugareños y visitantes bailaron y pidieron a la imagen que "Tó Lo Da", está vigente una tradición que se acerca a los 300 años.
 Con la emoción de los devotos, el repique del tambor mina y las campanas del templo de la parroquia Curiepe, en Brion, ayer se anunció que se acercan las fiestas en honor a San Juan Bautista.
 A las 12 m en punto centenares de lugareños y visitantes se agolparon frente a la Iglesia Nuestra Señora de Altagracia, en la calle Bolívar, para dar la bienvenida al santo. El estallido de los cohetes se confundió con las voces de quienes agitaban pañuelos rojos ante la imagen, lo que aumentó más la alegría de la festividad. Llovieron caramelos y papelillos, como símbolos de la prosperidad del santo que “tó’ lo da”. 
Los paliteros -tocadores de tambores- corrieron a las Cuatro Esquinas a interpretar el culepuya, lo que dio inicio a una danza colectiva.
 Un sentimiento. Luisa Eulalia Madriz, presidenta de la Sociedad de San Juan Bautista de Curiepe, dijo que ayer se congregó mucha más gente que en años anteriores.
 Estudiantes africanos de la Escuela Latinoamericana de Medicina de Mariche, coordinadores de la Cátedra Libre África de diversas universidades, representantes de instituciones culturales, así como alumnos de secundaria, entre otros, estuvieron en el lugar para hacer investigaciones y observar, con lujo de detalle, este primer momento de una de las expresiones culturales más arraigadas entre las tradiciones venezolanas.
La cultora indicó que esta celebración tiene cerca de 300 años, porque ya era una costumbre cuando en 1721 se fundó la población barloventeña de Curiepe.
 “San Juan es un reencuentro de vecinos y familias. Este primer repique indica que comenzó la preparación para celebrar el cumpleaños del santo, que se desarrolla los días 23, 24 y 25 de junio. Hay que confeccionar los vestidos que luciremos ese día, la comida y el arreglo de las casas”, señaló.

José Ángel Ramírez, directivo de las Redes de Patrimonios Culturales de Venezuela y Miranda, indicó que con sus bailes, cantos y toques de tambor se reafirma la resistencia de un pueblo que se abre paso y destaca su particularidad dentro de la diversidad cultural. 
Los trajes rojos y blancos, así como las flores multicolores, alegraron las calles del pueblo. Funcionarios de Poliacevedo, Polimiranda y Protección Civil Miranda brindaron seguridad a los asistentes. 
 
Fervor y Generosidad

La familia Tovar abrió su vivienda para que los creyentes en San Juan Bautista lo vieran de cerca. Carmen y Valentín Tovar son los custodios de la imagen. Se sienten orgullosos de este legado recibido de sus antepasados. En otras casas prepararon ollas de sopa de costilla, cruzado de pollo y res, y mondongo.
Regalaron platos generosos de caldo y verdura a los participantes en esta celebración. Las generaciones se cruzaron ayer. Nianyelys López, de 7 años de edad, dijo que le gusta la fiesta, porque San Juan es alegre y ella puede bailar culepuya. Mercedes de Páez, con 75 años, dice que es feliz cuando la gente se divierte. Ella disfruta viéndolos danzar en la calle. Danzaron en las Cuatro Esquinas al ritmo del culepuya.






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