El Roger Centre de Toronto estaba más lleno que de costumbre. No solo se trataba del último juego de los Azulejos, iban a ver a Omar Vizquel hacer mágia por última vez.
Fue la noche de Omar, la emoción estuvo a flor de piel, al estar junto a Luis Aparicio, Andrés Galarraga, Roberto Alomar, Carlos Baerga y cientos de almas que pugnaban por un autógrafo, una foto, acaso una mirada del ídolo.
Era su show y por supuesto lo abrió el mismo haciendo el primer pitcheo.
El nombre de Omar, fue el más emocionado por unos fanáticos que gritaban, ¡Omar! ¡Omar! En un solo coro, reminiscencia de aquel emblemático "¡No te vayas Vizquel!" Que retumbó en el Universitario aquella noche de otro miércoles, el 29 de noviembre de 2007.
"Aquella vez fue más emocionante, porque ahora estoy fuera de mi país y en cierto modo estaba más preparado", reconoció momentos después del juego.
Vizquel es visto por los fanáticos que crecieron entre las generaciones de los 80, cuando irrumpió en escena, y los 90, como un mago, alguien capaz de hacer realidad los imposibles y como buen ilusionista, dejó sus mejores trucos para la última parte, como para que nadie se parara de sus butacas.
Primer turno, ponche parado, segundo turno, fly al jardín izquierdo y nada que llegaba el hit, ni tampoco el rolling que le permitiera hacer esas jugadas a mano limpia tatuadas indeleblemente en la mente de la afición.
Pero llegó el séptimo inning y con él, el truco final. Un batazo elevado corto hacia el jardín izquierdo fue tomado por Vizquel, corriendo de espaldas al home, como en su mejor época y después, en ese mismo tramo, con dos outs, tomó su último turno y con él un último hit.
Como si se tratara de una varita mágica, del bate del caraqueño emergió el inatrapable 2877 con el que dejó atrás a Mel Ott y quedó en solitario como el hiteador 40 de todos los tiempos en las mayores.
Dos innings más tarde, en el noveno, con dos outs, Omar salió del encuentro y fue sustituido por Marty McCoy, en sus zapatos llevaba la tierra que pisaría por última vez como jugador activo.
Fue la noche de Omar, la emoción estuvo a flor de piel, al estar junto a Luis Aparicio, Andrés Galarraga, Roberto Alomar, Carlos Baerga y cientos de almas que pugnaban por un autógrafo, una foto, acaso una mirada del ídolo.
Era su show y por supuesto lo abrió el mismo haciendo el primer pitcheo.
El nombre de Omar, fue el más emocionado por unos fanáticos que gritaban, ¡Omar! ¡Omar! En un solo coro, reminiscencia de aquel emblemático "¡No te vayas Vizquel!" Que retumbó en el Universitario aquella noche de otro miércoles, el 29 de noviembre de 2007.
"Aquella vez fue más emocionante, porque ahora estoy fuera de mi país y en cierto modo estaba más preparado", reconoció momentos después del juego.
Vizquel es visto por los fanáticos que crecieron entre las generaciones de los 80, cuando irrumpió en escena, y los 90, como un mago, alguien capaz de hacer realidad los imposibles y como buen ilusionista, dejó sus mejores trucos para la última parte, como para que nadie se parara de sus butacas.
Primer turno, ponche parado, segundo turno, fly al jardín izquierdo y nada que llegaba el hit, ni tampoco el rolling que le permitiera hacer esas jugadas a mano limpia tatuadas indeleblemente en la mente de la afición.
Pero llegó el séptimo inning y con él, el truco final. Un batazo elevado corto hacia el jardín izquierdo fue tomado por Vizquel, corriendo de espaldas al home, como en su mejor época y después, en ese mismo tramo, con dos outs, tomó su último turno y con él un último hit.
Como si se tratara de una varita mágica, del bate del caraqueño emergió el inatrapable 2877 con el que dejó atrás a Mel Ott y quedó en solitario como el hiteador 40 de todos los tiempos en las mayores.
Dos innings más tarde, en el noveno, con dos outs, Omar salió del encuentro y fue sustituido por Marty McCoy, en sus zapatos llevaba la tierra que pisaría por última vez como jugador activo.
Siguenos a traves de nuestro twitter @elparroquiano
No hay comentarios.:
Publicar un comentario