jueves, 1 de noviembre de 2012

Nueva política comunicacional busca ponerse al ritmo de la revolución

 
 




Las letras de Alí Primera, quien cumpliera este miércoles 71 años de nacido, retumbaron en la sala Ana Julia Rojas de la Universidad Nacional de las Artes (Unearte) en voz de su sobrino, Alí Alejandro Primera, quien con su canto abrió el foro Comunicación y Revolución: Desafíos de la nueva etapa, para reivindicar al Cantor del Pueblo como un gran comunicador.
"¿Quién iba a tener la necedad de pedirle a Alí Primera un carnet?", se preguntó el ministro del Poder Popular para la Comunicación, Ernesto Villegas, para referirse a quienes piensan que por poseer un titulo universitario son comunicadores.
Había más personas afuera que adentro de la sala, que ya estaba llena, el interés por el tema era innegable. Se asomaron críticas sobre la forma cómo desde el Sistema Nacional de Medios Públicos se ha comunicado la realidad del país.
Villegas fue bastante severo en sus posiciones; dijo que la comunicación está en todas partes, en todo lo que hacemos o dejamos de hacer, y que con ella no se pueden resolver problemas políticos.
"No hay manera de que un maltrato se tape con una política comunicacional, es decir, la política comunicacional es subsidiaria de la política. Por ello el presidente (Hugo) Chávez habla de una política comunicacional y le exige eficiencia a su tren de Gobierno, máxima eficiencia. Porque no es tapar ineficiencia con política comunicacional".

Cacarear los logros
Difundir parece una palabra distante de lo que quiere impulsar Villegas al frente del Ministerio. Cree más en acompañar como sinónimo de comunicar: "Irnos con esos hombres y mujeres que están en la Gran Misión Vivienda y contar sus angustias, sus historias, sus problemas, la adaptación a otro medio de vida".
El reto apenas empieza porque, según sus cálculos, son 500 obras de Gobierno que esperan por ser inauguradas desde la pasada campaña presidencial, por eso llama a comunicarlas y abre la puerta para realizar jornadas permanentes de acción y reflexión en todo el país.
"Este Gobierno hace más cosas que las que dice hacer, dice una máxima de la sabiduría popular que todo el que pone huevo tiene que cacarearlo", expresó y confía que en el terreno de los errores y las críticas la comunicación resuelve 50% de los problemas.
Dijo que la comunicación no puede separarse de la cultura y la educación. Una triada que definió como inseparable. "¿Quien dice que nosotros comunicando no educamos? ¿Quién dice que los maestros no son comunicadores? y ¿Quién dice que el resultado final no será la victoria cultural frente a la hegemonía cultural del capitalismo?", apuntó.

Escuchar las demandas
El comunicólogo mexicano Fernando Buen Abad, los sociólogos Maryclen Stelling y Reinaldo Iturriza, así como la psicóloga social Lorena Fréitez, también dieron sus aportes en la discusión moderada por el periodista Freddy Fernández.
Mientras Stelling hizo una radiografía de los medios en Venezuela, donde señalo las fallas de los oposición y los públicos, concluyó que lo que más se vulneraba era la libertad de información, porque los dos extremos mediáticos viven en un permanente enfrentamiento donde cada lado refleja una supuesta realidad: uno los errores del Gobierno, el otro, solo sus bondades.
Fréitez hizo énfasis en conectar a los jóvenes venezolanos con la Revolución, en invertir menos en la diatriba entre chavismo y la oposición.
Planteó la importancia de seducir y enamorar al público, y en reconocer y visibilizar los gustos populares en los medios de comunicación.
Buen Abad llamó a que la autocrítica no eclipsara los logros, a derrotar la ideología de la clase dominante y a romper con la lógica narrativa que se ha impuesto desde el capitalismo. "Hay que hacer una revolución ética, estética y política".
Por su parte, Iturriza habló de la importancia de alejarse del "fetichismo de la mercancía y como ejemplo señaló que no se trata de mostrar un cartón de jugo hecho en revolución sino al pueblo que lo produce".
Criticó que la política comunicacional del Gobierno se haya caracterizado por mostrar al pueblo organizado no como sujeto político que trabaja con la revolución sino como objeto de la asistencia oficial. "Deberían expresarse sus demandas, problemas y propuestas", dijo, al tiempo que señaló que los medios públicos han abandonado estos espacios que han sido explotados por los medios de la oposición.
Al final de su intervención citó al filósofo Jesús Martín-Barbero para sacudir posturas academicistas que pretenden explicar "lo que necesita el pueblo" o de empresarios de la comunicación que pretenden saber "lo que quiere el pueblo". "Hay que preguntarle a la gente lo que necesita", sugirió.





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