sábado, 30 de marzo de 2013

Estos son los errores más comunes de las madres primerizas

Porque no existe una escuela, maestro o guía que te enseñe a ser padre, y porque los bebés tampoco traen un instructivo bajo el brazo, es que muchas veces las mamás y papás dudan de su capacidad para encargarse de la vida de otro ser humano, y es que no se trata de cualquier persona, sino de su hijo.
 Hablando específicamente de las mujeres, que son las que generalmente se encargan, la mayor parte del tiempo, del cuidado de los bebés, es que hay ocasiones que determinadas situaciones se les pueden salir de control y cometer errores que ellas piensan son lo más sano o adecuado para su hijo, pero que en realidad puede llegar a perjudicarlos, explicó de10.com.mx.

Dudar sobre tu capacidad de ser mamá. La verdad que las mujeres están diseñadas para tener, criar y cuidar a sus hijos; es decir, el instinto maternal es algo natural que se irá desarrollando con el tiempo, por lo que tú nunca debes dudar acerca de tu capacidad de ser madre, sino confiar en ti y en lo que podrás enseñarle a tu pequeño.
Dejarte influenciar. Cuando eres una mamá primeriza es muy común que todos te den consejos y te cuenten las experiencias vividas con sus propios hijos, y lo hacen con la mejor intención, pero recuerda que cada historia es diferente y cada organismo también, por lo que es mejor acudir con tu pediatra en caso de dudas respecto a enfermedades y en general, sobre tu bebé.
Tener a tu bebé en una burbuja. Hay ocasiones en que quisieras que nadie tocara a tu hijo por temor a que se enferme o le hagan daño, pero la realidad es que tu pequeño debe conocer su entorno, y eso incluye el contacto con las personas; es inevitable que en alguna ocasión se enferme, pues es parte de su crecimiento.
Higiene excesiva. Durante los primeros tres meses de vida es bueno esterilizar todo lo que toca el bebé, pero a partir del segundo trimestre ya puedes relajarte un poco con el tema de la esterilización, manteniendo siempre limpios los objetos con los que esté en contacto; ya que así le ayudarás a crear sus propias defensas y a protegerse de alergias futuras.

Bañarlo todos los días. No es recomendable que el bebé tome baños cada día, pues el manto lipídico de su delicada piel se altera, lo que puede producir sequedad y rozaduras. Con tres veces a la semana, el bebé mantendrá una higiene perfecta.
Abrigarlo demasiado. Es verdad que los bebés deben estar abrigados, protegiéndolos de los cambios bruscos del clima, pero si en la casa la temperatura ronda los 20-22°, el niño puede estar vestido con un mameluco de algodón que le cubra los pies sin ningún problema, y sin la necesidad de que esté envuelto con 10 cobijas. Si el bebé tiene frío, sus manos y sus pies estarán fríos o un poco amoratados. Si suda por la parte del cuello y la cabeza, es que tiene calor.
Silencio total en casa. Es común que mientras el bebé duerme las mamás no quieren que ni una mosca pase porque el ruido lo puede despertar, a partir del mes y medio de nacido, el bebé puede percibir los ciclos de luz y oscuridad, y estará más predispuesto a dormir por la noche. Por eso, hay que habituar al niño a percibir la luz del sol y los ruidos cotidianos de la casa cuando es de día. Además, si hay un silencio absoluto cuando el niño duerme, se sobresaltará con cualquier ruido.

Hacerse la fuerte. El trabajo de parto y el cuidado del bebé requieren un gran esfuerzo físico y mental, por lo que es mejor pedir ayuda si es que no te sientes lo suficientemente fuerte para realizar todas las tareas, recuerda que pedir ayuda es muy saludable.
Horarios de comida estrictos. Aunque hace tiempo que se estableció que el bebé debía comer cada tres horas, es posible que tu hijo reclame su alimento antes de tiempo, lo que es normal y no le debes negar su alimento. Para establecer una lactancia adecuada es importante respetar sus tiempos y procurar que mame y vacíe los dos pechos en cada toma, ya que la leche del final es más saciante, pues contiene más grasa y, por tanto, calorías.
Cortarle en cabello antes de cumplir su primer año. Las características del pelo de tu bebé no serán definitivas hasta su primer cumpleaños. Al nacer, suelen tener una pelusilla que puede quedarse en las puntas, otras puede tener un aspecto lamido y otras encrespado. La costumbre de raparlos para que el cabello crezca más fuerte no tiene argumentos, de hecho si lo haces perderá calor corporal por la cabeza.






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