martes, 30 de abril de 2013

10 costumbres odiosas cuando usamos el teléfono móvil celular

Hacemos un repaso por 10 costumbres odiosas cuando usamos el teléfono, 10 costumbres que tal vez debamos evitar para ser mejores ciudadanos, amigos y personas en general. Si se te ocurre alguna, ¡déjala en los comentarios!
 Desde que la telefonía móvil invadió nuestras vidas, muchas han sido las costumbres del día a día que han sido alteradas, eliminadas o creadas con la invasión. Al principio los celulares solamente servían para llamar y enviar mensajes, más tarde para mandar fotos y algún vídeo y finalmente se han convertido en lo que hoy en día conocemos como smartphones. Prácticamente pequeños ordenadores, con multitud de funciones y aplicaciones que nos han hecho en cierta medida dependientes y en muchas ocasiones nos llevan a costumbres odiosas cuando usamos el teléfono móvil.
Todo ello ha traído consigo, sin lugar a dudas, una lista infinita e interminable de cosas buenas para el ser humano y la sociedad, pero también otra tal vez no tan amplia, pero que cubre el polo opuesto. No vamos a entrar en asuntos demasiado serios y severos, sin embargo, sí vamos a hacer en tono de humor un repaso por 10 costumbres odiosas cuando usamos el teléfono. Tal vez a todo el mundo no les resulten tales, y no tienen por qué serlo, pero sí a un gran número. Si tienes alguna que aportar, no dudes en dejarla en los comentarios... Y no olvides el humor y la risa.

Las conversaciones a gritos en espacios públicos

¿A quién no le ha puesto de los nervios algo así? Estás en el autobús camino de algún sitio, viajando en tren, en una sala de espera... y de repente alguien recibe una llamada —o la efectúa él mismo— y se pasa minutos y minutos hablando por el teléfono dando gritos. Se puede hablar por celular hablando, con un tono de voz bajo o normal, que por mucho que la otra persona se encuentre a kilómetros de distancia, nos va a escuchar igual...

Fijar la vista en el smartphone
Qué rabia nos puede llegar a dar esto. Si antes le hablabas a alguien y se podía distraer con cualquier cosa, ahora casi seguro que lo hará con el smartphone. Mirará notificaciones, tuiteará, posteará una foto en Facebook, contestará un WhatsApp, pero no nos atenderá a nosotros. Si nuestro discurso no es demasiado bueno o aburre siempre puede parar, pero tal vez olvidarse de nosotros fijando la vista en la pantalla del móviles sea una falta de respeto y una de estas costumbres odiosas cuando usamos el teléfono móvil.
Dejar activadas las notificaciones en lugares o situaciones inadecuadas

En una cita, en un momento íntimo, en una reunión, cenando en un restaurante tranquilo... son tantas las situaciones en las que una notificación, o una llamada, pueden arruinar la situación o cortar el rollo del asunto, que más vale silenciarlas. Y hablábamos de situaciones por lo general íntimas, pero en lugares públicos, esto puede tornarse una molestia más y molestar a los que nos rodean... ¿O no pueden desquiciar decenas de notificaciones por minuto, de mensajería instantánea por ejemplo, en un tranquilo vagón de tren?

Utilizar el celular mientras se trabaja de cara al público

No suele ser demasiado común, pero ocurre. Si a veces un dependiente, un camarero o un cajero no te han prestado atención por estar a otras cosas, puede que llegue un día que no te presten atención a ti porque están prestando atención a su smartphone. Esto ha pasado, te lo aseguramos. Tal vez sea importante eso que está viendo en el teléfono, pero tal vez lo es igual el cliente y la imagen que se lleve de ti y del comercio. Otra posible candidata a costumbres odiosas cuando usamos el teléfono...

Ser un compulsivo de las fotos a amigos

Esta costumbre no es propia únicamente de la gente con teléfono móvil inteligente, ya que con una cámara cualquiera puede ocurrir lo mismo, pero como los celulares siempre o casi siempre los llevamos encima, es más notoria. ¿No tienes un amigo que a cada minuto te pide posar para una foto? O no te lo pide, te las hace directamente... Ejercer de paparazzis con amigos no demasiado amigos, valga la redundancia, de la fotos, puede no ser una buena idea para la salud de la amistad...

La exigencia de la respuesta inmediata

Parece que los teléfonos móviles, los celulares, nos han acostumbrado a las respuestas inmediatas; más si cabe con conexiones a Internet móvil. Pero no, las respuestas no deben tener que ser inmediatas siempre, aunque se sepa que el otro interlocutor en una conversación de mensajería instantánea móvil, por ejemplo, lleva siempre el teléfono móvil encima, no siempre estará en una situación que le permita responder al momento o, sencillamente no lo querrá hacer. Exigir eso y enfadarse por ello, sin motivo, no es lo más recomendable; es otra de esas costumbres odiosas cuando usamos el teléfono móvil.

Mirar el teléfono móvil en el cine

Sí sí, estás mirando tranquilamente una película, pero tienes justamente al lado a un tipo que no para de mirar su smartphone. Tal vez ha tenido la deferencia de ponerlo en silencio, pero parece que no se da cuenta de una cosa: esa luz que alumbra su cara y a todo lo que hay alrededor cual el sol en un día de verano, no es lo más deseable en un cine. En el cine, el teléfono mejor apagado-

Poner música por los altavoces en espacios públicos

Si justo no tiene cascos y no molesta demasiado, puede perfectamente poner música a un volumen razonable por los altavoces de su smartphone, pero que lo haga a un volumen desproporcionado, generalmente al máximo, y en espacios cerrados públicos como puede ser un autobús o un vagón de metro, tal vez no guste demasiado a aquellos que le rodean. Convivencia en todos los sentidos, y si pone música, que al menos sea buena... que no haga una más de esas costumbres odiosas cuando usamos el teléfono móvil.

Distraerse por la calle

Esto seguro que nos ha pasado a la mayoría, nosotros, grandes usuarios de smartphones. Vas por la calle, recibes una notificación y echas una mirada al teléfono. De ahí miras otra cosa, tuiteas, miras Facebook, vuelves a Twitter a ver lo que dice la gente, subes a Instagram la imagen que antes te habías dejado a medias y, sin darte cuenta, has caminado decenas o centenares de metros sin mirar adelante. ¿Imaginas cuántos peatones te habrán esquivado? Haz la prueba al contrario, verás a cuantos tienes que esquivar porque si no te los comes casi literalmente.

Hacer fotos de todo

Sí, hacer fotos de todo. Esta costumbre podría ser una variante de la de hacer fotos compulsivamente a amigos, pero por extenderlo a cualquier cosa, la separamos. Y es que hablamos de hacer fotos a todo y a todos, fotos de cualquier cosa, en cualquier momento. Y es que ni lo más aficionados a la fotografía lo hacen, la documentación compulsiva de la vida de uno está bien; cuando esa documentación pasa a documentar la de gente que no quiere ser documentada, el odio o los gruñidos pueden empezar a escucharse...

Y a ti, ¿se te ocurren costumbres odiosas? Saca tu sentido del humor y déjanoslas en los comentarios.
 
 
 
 
 
 
 
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