El Gobierno de Barack Obama no ha cancelado la cuota a manera de
protesta por la inclusión de Palestina en el organismo. Israel también
se sumó a la protesta estadounidense. "Nos oponemos al acceso de un país
no existente como Palestina", dijo el embajador israelí en ese
organismo.
El Gobierno de los Estados Unidos (EE.UU.) debía realizar este
viernes un pago de las cuotas que tenía dos años sin cancelar o perdería
automáticamente el derecho a voto en la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El representante oficial de la Unesco confirmó que aún no ha
recibido ningún pago por parte del país norteamericano, que afirma que
no contribuirá en protesta por la decisión de los gobiernos mundiales de
incluir a Palestina en la lista de la Unesco.
La decisión de los Estados Unidos fue respaldada por Israel, que a
través de su embajador notificó que se opone a la politización de este
organismo o de cualquier organización internacional, y a los países
candidatos que promovieron la adhesión de Palestina.
"Nos oponemos a la politización de la Unesco, o cualquier
organización internacional, con el acceso de un país no existente como
Palestina", señaló el embajador israelí en ese organismo, Nimrod Barkan.
La directora general de la Unesco, Irina Bokova, dijo que los cambios
pueden llevar a la organización a un colapso financiero. Así, en 2011
la Unesco se vio obligada a cerrar algunos proyectos debido a la falta
de financiación. Asimismo, añadió que tratará de encontrar otras maneras
para continuar la labor de la organización.
La suspensión de la cuota de Estados Unidos, 80 millones de dólares al año, representa el 22 por ciento del presupuesto total del organismo. La pérdida de ese derecho significa que Estados Unidos no puede participar en la toma de decisiones financieras de la organización, más conocida por su programa para proteger las culturas del mundo.
La suspensión de la cuota de Estados Unidos, 80 millones de dólares al año, representa el 22 por ciento del presupuesto total del organismo. La pérdida de ese derecho significa que Estados Unidos no puede participar en la toma de decisiones financieras de la organización, más conocida por su programa para proteger las culturas del mundo.
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