martes, 28 de octubre de 2014

“El Comegente”, el primer asesino serial de Venezuela, aca su historia

Usó la carne de una de sus víctimas para hacer empanadas.
Fue el primer asesino serial del cual los venezolanos tuvieron conocimiento.
Cuando fue capturado y acusado de la desaparición y muerte de varias personas confesó haber matado a diez, pero las denuncias sobre desaparecidos hacen creer que en realidad mató y se comió a más de 40 personas en la ciudad de Táriba, estado Táchira.
Lo llamaron ‘El Comegente’. Desde 1999, fecha en la que fue capturado, está internado en la Dirección de Seguridad y Orden Público de Táchira.
La impresionante y aterradora historia de ‘El Comegente’, quien realmente se llama Dorancel Vargas Gómez, se empezó a conocer en la prensa de Venezuela en 1995, cuando gracias a la denuncia de un hombre identificado como Antonio López, se pudo establecer que Dorancel asesinó y se comió a un hombre de apellidos Baltazar Moreno.
Según portales venezolanos, por ese crimen Vargas permaneció dos años en el Instituto de Rehabilitación Psiquiatrica de Peribeca. Al cabo de ese lapso lo dejaron en libertad, creyeron que ya no era un ser peligroso para la sociedad, pero lo primero que hizo fue buscar al hombre que lo denunció, lo mató y lo desapareció, al parecer también se lo comió.
Luego de huir de su humilde vivienda se instaló en San Cristóbal, ciudad cercana a la frontera con Colombia, en donde se dedicó a la indigencia, acompañado de Manuel, un amigo que conoció cuando estuvo internado en el sanatorio.
Los reportes de prensa indican que Dorancel y su acompañante se instalaron en una zona montañosa, ladera del río Torbes y bajo el puente El Libertador, (San Cristóbal). Dicen que al parecer la siguiente víctima de ‘el Comegente’ fue su propio compañero. Al parecer, con él, luego de cocinarlo, preparó empanadas que degustó por varios días y con las que alimentó a otros indigentes del sector. Esta versión se la confirmó el mismo Dorancel al periodista y escritor venezolano Sinar Alvarado, quien en 2004 lo entrevisto lo en su sitio de reclusión.
Según lo indicaron medios de comunicación, en la entrevista con el periodista Alvarado, ‘el Comegente’ le indicó, a manera de pregunta: “¿Usted ha comido peras?, es igual, claro que como gente, cualquiera puede hacerlo, pero hay que lavarla bien y condimentarla bastante para evitar el contagio de enfermedades… y sólo me como las partes con músculos, particularmente los muslos y las pantorrillas”.
El comegente de los Andes, Dorangel Vargas Gómez
Dorangel Vargas Gómez nació en la región de Caño Zancudo del estado de Mérida, Venezuela,
el 14 de mayo de 1957, proveniente de una familia dedicada a la agricultura.

Un rancho viejo de madera y latas:
Por largo tiempo Dorancel estuvo fuera del radar de las autoridades. Aunque por aquella época se reportó la desaparición de varias personas en la ciudad San Cristóbal, en un principio no se sospechó de este hombre. Los indicios llegaron a comienzos de 1999 cuando un grupo de jóvenes hallaron, en un parque cercano al puente El Libertador, una olla en la que había cabezas y pies, partes que el caníbal no se comía.
Las autoridades empezaron a investigar las laderas del puente y llegaron hasta un rancho viejo hecho de madera y latas. Al ingresar a ella e inspeccionarla encontraron, según los reportes, objetos y documentos de algunas de las personas que fueron reportadas como desaparecidas. En la cocina de aquella ‘choza’ las autoridades encontraron en una olla vísceras y pedazos de carne cocinadas, también reportaron el hallazgo de tres cabezas humanas, así como varios pies y manos. Ese día capturaron a José Dorancel Vargas Gómez.
Ante las autoridades y ante algunos medios de comunicación, entre ellos RCTV, Dorancel confesó lo que había hecho con sus víctimas. Narran que con frialdad contó cómo golpeaba con una varilla a las personas para dejarlas inconscientes. Solo atacaba hombres adultos, obreros, deportistas o excursionistas que frecuentaban las laderas del Puente El Libertador. A sus víctimas las preparaba con hierbas exóticas.
Dorancel declaró también que no le gustaban las manos, los pies, ni las cabezas. Pero que las preparaba en sopas cuando se le acababa la carne pulpa. “Los órganos y las tripas me las como en pericos”, le dijo al canal RCTV.
‘El Comegente’ habló siempre de espíritus que lo atormentaban y le decían algunas cosas que tuvo que hacer. Nunca, según los reportes de prensa, se arrepintió de lo que hizo. No se le conoció que atacara a mujeres o menores de edad, confesó a la policía que le gustaba alimentarse de hombres, bajo el argumento de que estos son más sabrosos, saben a “marrano salado, un sabor parecido al jamón”. Según el criminal las mujeres son dulces, algo así como comer flores y dejan el estomago flojo, como si no se hubiese comido.
Dicen que sus empanadas de carne humana eran ricas:
Una de sus víctimas fue Manuel, su amigo y compañero de la cárcel, a quien cocinó como relleno de “deliciosas” empanadas, de acuerdo al testimonio de las personas que lo comieron sin saberlo.
Cuando los oficiales le preguntaron por qué lo mató, Dorangel respondió: “como era tan buena persona seguro tenía que estar bien sabroso”. A partir de noviembre de 1998 el “Hannibal Lecter de los Andes” comenzó a matar personas cada semana.
Cazar y comer:
Dorangel proseguía a descuartizarlos bajo el puente Libertador, guardaba las partes que él se comía y tiraba las manos, pies y cabezas en el monte camino a la granja abandonada donde los El comegente venezolano Dorangel Vargas Gómezcocinaba. Los familiares de las víctimas pronto fueron a la policía para denunciar a los desaparecidos, pero los oficiales no pudieron hallar relación entre las víctimas, excepto que muchos de ellos eran hombres adultos.
Debido a su pobreza, el comegente no contaba con una nevera para guardar la carne, por lo que mataba a 2 personas por semana para no padecer hambre.
El 12 de febrero de 1999, un miembro de la Defensa Civil atendió una llamada de emergencia hecha por dos jóvenes que decían haber encontrado ollas con restos humanos en el parque 12 de Febrero.
La policía empezó a rastrear las cercanías del puente en busca de más cuerpos y así se tropezaron con el rancho de un demente. Tras investigarlo descubrieron varios objetos, ropas, libros, cuadernos y documentos cuyo origen el dueño de la granja no pudo justificar.
Cuando revisaron la cocina de la pequeña choza, encontraron en los recipientes carne y vísceras de personas preparadas para el consumo; además se tropezaron con 3 cabezas humanas, también varias manos y pies.
Su propietario, Dorangel Vargas Gómez, fue arrestado y escoltado por el Cuerpo Técnico de la Policía Judicial y la Policía Montada, quienes lo trasladaron a la comisaría más cercana donde fue interrogado. Para sorpresa del sargento Gumersindo Chacón, el comegente narró sin remordimiento todas sus fechorías.
Cocinando personas:
En la comisaría, Dorangel Vargas, de 42 años, confesó que tras vivir bajo el puente por 11 años, se alimentó de personas que descuartizaba para después cocinarlas en rústicas ollas. El comegente afirmó que le gustaba más alimentarse de hombres diciendo: “éstos son más sabrosos, saben recio como cochino salado, como jamón, da gusto comer un buen macho; las mujeres son dulces, es como comer flores y te dejan el estómago flojo, como si no hubieses comido”.
Hoy en día Dorangel Vargas Gómez permanece encerrado en una celda de la Dirección de Seguridad y Orden Público del estado de Táchira, donde pasa los días fumando e imaginándose suculentas recetas.
Es el primer asesino en serie venezolano… o al menos el primero en ser capturado.




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