El comunicador y ministro de Estado para
la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas, Ernesto Villegas,
publicó un artículo de opinión en el que deja clara su posición frente a
la polémica generada por la presentación “de algunos artistas” en el
festival Suena Caracas.
A continuación el texto completo:
Tuve el privilegio de participar, junto
con mi camarada y alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, en la rueda de
prensa por el lanzamiento del Festival de Música Latinoamericana que se
realizará en Caracas a partir del 28 de noviembre.
El Festival venía organizándose desde
hace varios meses y, aunque no participé en su concepción y
planificación, dada mi muy reciente designación al frente del Gobierno
del Distrito Capital, debo expresar mi respaldo personal, político e
institucional a esa gran fiesta que convertirá a Caracas en la capital
musical del continente.
Un festival no es una misa, ni una clase
de catecismo, ni un mitin, sino una gran fiesta que, con seguridad,
movilizará hacia los espacios públicos de la Caracas revolucionaria,
usualmente invisibilizados por la industria cultural capitalista, a
millones de personas, de todas las edades, sectores geográficos,
políticos y sociales de toda Venezuela.
De los 137 –léase bien, 137– músicos y
agrupaciones nacionales y extranjeras invitados, hay muchísimos, la
mayoría, de mi absoluto agrado, otros por primera vez los escucharé,
algunos me son realmente indiferentes –bien sea por mi pésimo oído, mala
memoria musical o desconocimiento– y unos pocos me desagradan por
razones estéticas y políticas. Exactamente como sucede en una fiesta,
donde suelen sonar ritmos para todos los gustos.
Respeto la opinión sincera de quienes
cuestionan desde el Twitter la inclusión de ciertos artistas en la
programación del festival, críticas genuinas que distingo de los
laboratorios activados permanentemente para la intriga contra la unidad
de los revolucionarios. Repudio, sí, la lamentable decisión de algunos
artistas –o de sus managers– de involucrarse en causas políticas
innobles, al apoyar la violencia guarimbera y a sus promotores, que
enlutaron a 43 hogares venezolanos y causaron daños terribles a la
economía y la sociedad toda.
Que hayan tenido una figuración política
lamentable no quiere decir, en modo alguno, que sus expresiones
artísticas no puedan ser apreciadas por el público, incluso por el más
politizado. Insisto: a mí ni me va ni me vienen los artistas objetados,
no los extrañaré si decidieran no subir a la tarima, pero comprendo
perfectamente que otras generaciones distintas a la mía se identifiquen y
disfruten la música que ellos hacen.
La música de Celia Cruz y Oscar D’León
es admirada y bailada por revolucionarios en Cuba y Venezuela, muy a
pesar de sus acciones políticas. Servando y Florentino, hijos del gran
Alí, tienen posiciones encontradas y por ambos deliran revolucionarias y
peluconas de varias generaciones. He visto por VTV, en magistrales
películas de Román Chalbaud, a un actor que como político es más que
detestable, Orlando Urdaneta, cuyas dotes actorales, sin embargo, nadie
puede negar. Nuestro presidente Nicolás Maduro y legiones de chavistas
admiramos y bailamos la música de Rubén Blades, gran músico y pésimo
político latinoamericano. Cuántos fanáticos del Caracas no han terminado
bailando la música del enemigo cuando, en medio de un mosaico de la
Billos, se cuela un No hay quien le gane al Magallanes.
En fin, una fiesta es una fiesta. Y vaya
que este pueblo nuestro se la merece, luego de un año de heroica
resistencia ante ataques de toda índole, destinados todos a robarle la
alegría, la fe y la esperanza.
Si acaso alguien tiene que dar alguna
explicación, serán aquellos que hasta hace poco aparecían con un “SOS
Venezuela” y ahora aceptan la invitación del “régimen chavista” (sic)
para sumarse a esa gran fiesta popular. Allá cada quien con su
conciencia.
Vayamos, pues, a festejar sin
dogmatismos el fin de este año tan duro y abramos las puertas con
entusiasmo a un 2015 pleno de victorias para nuestro pueblo.
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Se crítica que parta la invitación, no solo del Alcalde de Libertador y Presidente del PSUV, sea tan CONCILIADOR como todos los políticos venezolanos desde que existe Venezuela, con los enemigos los desprecian, que desprecian lo que tu representas y quienes representas. Colaborar con el enemigo, que en al inicio de la Guarimba terrorista dieron sus declaraciones contra Venezuela.
ResponderBorrarUna revolución como la nuestra alcanzada por la vía del voto y no de las armas, requiere un gran cambio de cultura y un cambio de cultura implica un gran cambio de valores. Chino y Nacho ni son valores culturales venezolanos ni son valores ideologicamente revolucionarios. De verdad lamentamos que su solidaridad automática con el Alcalde Rodriguez en semejante error, pase por encima de los valores que como revolucionario debería impulsar.
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