El músculo estrella del organismo se lleva mal con el colesterol
alto, la hipertensión arterial, el sedentarismo, el exceso de peso y la
mala alimentación.
Cada minuto, el corazón late entre 60 y 80 veces. Trabajador
incansable, solo pide buenas condiciones para cumplir su labor:
alimentos que no lo dañen, actividad física que lo mantenga activo,
distanciamiento claro de contaminantes como el humo del cigarrillo. Este
lunes 29 de septiembre se celebra el Día Mundial del Corazón, que está
dedicado -según la Federación Mundial del Corazón- a evidenciar cómo el
ambiente puede aumentar los factores de riesgo cardiovascular.
“Este año, el Día Mundial del Corazón busca llamar la atención sobre
la necesidad de favorecer entornos que sean saludables para evitar
enfermedades al corazón, ya sea en los hogares, en el trabajo o en las
comunidades”, recuerda la Organización Panamericana de la Salud.
Las afecciones del corazón “siguen siendo la primera causa de muerte
en Venezuela y en el mundo”, señala el médico venezolano Claudio Garay.
Con la celebración de este año “se quiere crear conciencia sobre los
factores de riesgo relacionados, como el tabaquismo, el sedentarismo, la
hipertensión, la obesidad, los malos hábitos nutricionales”.
Garay puntualiza que, más que un día, se ha querido dedicar una
semana a la promoción de la salud de este órgano y a la toma de
conciencia del riesgo que implica el desarrollo de placas de colesterol
que se depositan en las arterias y que, al romperse, tapan el paso de la
sangre. El médico precisa que esas placas pueden ser causantes de
enfermedad cardiovascular, enfermedad cerebrovascular y enfermedad
vascular periférica. Los antecedentes familiares son fundamentales.
ASESINOS SILENCIOSOS
El especialista refiere, no sin cierta alarma, que cada vez hay más personas jóvenes con enfermedad cardiovascular.
El infarto es la primera, primera causa de muerte en el país por
enfermedad, ratifica. Menciona, también, la insuficiencia cardiaca,
condición en la que el corazón cada vez puede impulsar menos sangre con
cada latido. “Esta es una condición irreversible y cursa con alta tasa
de mortalidad”, acota.
La hipertensión arterial se encuentra entre las primeras razones de
muerte en Venezuela. Con la hipertensión “comienza a enfermarse la pared
arterial”, reseña. Esta enfermedad puede avanzar sin síntomas durante
años, y es por eso que los médicos la llaman “el asesino silencioso”;
por eso es tan importante el chequeo rutinario de la presión.
Pero si la hipertensión es un problema, no lo es menos el colesterol, que está presente incluso en la gestación.
“Hay una experiencia venezolana, en la unidad de patología de la UCV,
que mostró que el colesterol elevado de la mamá puede pasar al bebé en
el vientre”, detalla.
Es complejo lo que sucede en las arterias con el colesterol, pero lo
cierto es que se instala en las paredes del vaso y puede romperse en
cualquier momento. “Mientras más abundante el colesterol, más inestable
es la placa”, advierte, Por eso mantener a raya este compuesto resulta
fundamental para proteger el corazón.
POR LA BOCA MUERE EL PEZ
A lo largo de la historia el ser humano ha ido modificando sus
hábitos dietéticos y reduciendo su actividad física, señala Garay. De
ser “recolectores-cazadores nos volvimos sedentarios”, reflexiona.
“Las personas han ido sustituyendo su alimentación, que era a base de
muchos vegetales y actividad física, por una vida sedentaria y una
alimentación con grasas saturadas que se deposutan en la pared
arterial”, lo que incrementa el riesgo cardiovascular. Los seres humanos
engordan y engordan como consecuencia de esa forma de asumir la
alimentación, lo que acarrea un riesgo adicional: “Hay una relación
directa entre el aumento de peso y el desarrollo de diabetes”, apunta
Garay. Y si algo tienen claro médicas y médicos es que el paciente con
diabetes “se muere de infarto” o de compromiso renal.
La insistencia en una alimentación sana, entonces, no es banal. “Por
eso llamamos a comer sano y a no ingerir comida chatarra, que tanto daño
está causando”, remarca.
ELLAS Y ELLOS
“El riesgo cardiovascular comienza en el útero y se va incrementando
con la edad. Cumplir años aumenta el riesgo por los cambios que se
producen en la pared vascular de manera fisiológica, y si sumamos otros
factores la situación se va complicando”, confirma.
Visto por género, las estadísticas revelan que los hombres tienen
mayor probabilidad de un evento cardiovascular que las mujeres, pero
solo hasta que ellas comienzan una nueva etapa en su vida: la de la
menopausia. “Después de la menopausia se incrementa el riesgo en las
mujeres”, aclara.
Mas si de edades se trata no se puede desdeñar que las personas
jóvenes, en la medida en que tienen predisposición hereditaria,
presencia de diabetes en la familia o colesterol alto, también se
encuentran expuestas a una sorpresa con su corazón.
“Si alguien tiene en su familia un abuelo con diabetes, por ejemplo,
debe hacerse su chequeo, evitar el consumo de azúcar refinada,
mantenerse en su peso. La lógica indica que lo mejor es, si se tienen
antecedentes familiares de problemas de azúcar en la sangre, evitar el
consumo de dulces y mantenerse en el peso ideal. En otras palabras, “no
me expongo a activar los factores genéticos”.
Hay diversas escalas de riesgo, que se usan en el país, con las
cuales se hace la evaluación del riesgo cardiovascular global. “Uno va
sumando puntos si se tiene colesterol alto, si se tiene obesidad, si se
fuma o no, si se tiene o no diabetes”, dictamina.
ACTUAR A TIEMPO
Garay subraya una premisa fundamental: nadie debería esperar que las
complicaciones irrumpan para comenzar a cuidar la salud de su corazón.
“Si tenemos factores de riesgo, las enfermedades cardiovasculares
aparecerán más temprano”, precisa.
Un diagnóstico de hipertensión arterial no es el fin de la vida; en
todo caso, debería ser el fin de una forma de vivir, probablemente
sedentaria y con una mala alimentación, para comenzar otra nueva, mucho
más sana y en sintonía con lo que el organismo necesita.
“Si se controla la tensión, si se controla la glicemia, se puede
llevar una vida normal”, asegura el médico. Sin embargo, la realidad es
que un diagnóstico de hipertensión o de diabetes puede caerle a
cualquiera como un balde de agua fría, especialmente por lo inesperado.
Hay herramientas terapéuticas para los problemas cardiovasculares,
recuerda Garay; su empleo depende “de la patología y de los factores
asociados”. Cita el caso de una persona que presente el llamado síndrome
metabólico (hipertensión arterial, azúcar alta, exceso de triglicéridos
en la sangre, bajo colesterol bueno (HDL) y exceso de grasa en la
cintura), y destaca que, en una situación así, “se debe tratar cada uno
de los factores con medidas farmacológicas y no farmacológicas”.
Cada paciente es un mundo; por lo tanto, lo que le funciona a un
individuo no necesariamente le resulta a otro. Ello implica que si un
hombre llega con una presión arterial elevada (240/210, cuando lo normal
es 12/8), “hay que comenzar con tratamiento farmacológico”. En otras
circunstancias se pueden implementar otras medidas, como los cambios en
los estilos de vida, y ver cómo responde el organismo.
Uno de los conceptos que tal vez más cuenta entender es el de
enfermedad crónica, o lo que es lo mismo, el de la afección que
acompañará a la persona por el resto de su vida. “No se puede hablar de
curación cuando se trata de hipertensión y diabetes”, sentencia, pero
sí, de control de la enfermedad para poder llevar una vida normal. No es
raro que se presente la “alteración de conciencia de la enfermedad”,
que el individuo no acepte que tiene hipertensión, diabetes o colesterol
alto, y por ende no asuma el tratamiento como corresponde. La idea es
aceptar el diagnóstico y trabajar para alcanzar la mejor calidad de
vida posible.
¿CUÁL DEBE SER LA PRESIÓN ARTERIAL?
Usted debe haber escuchado que la presión arterial ideal (la fuerza
que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias) es 120/80. El
primer valor corresponde al momento cuando el corazón late y bombea
sangre hacia las arterias; es la presión sistólica. El segundo valor es
del corazón entre un latido y otro (presión diastólica).
Según el servicio informativo de los Institutos Nacionales de Salud
de Estados Unidos, 119/79 es un valor normal y 140/90 indica
hipertensión arterial.
El médico Claudio Garay recalca que la fórmula 120/80 “es una
generalidad, porque la presión arterial depende del grupo etareo”.
Mientras más jóvenes son las personas, “más cerca la presión de 110/70 o
menos”. A más edad “los valores tienden a subir, y en una persona de 60
0 70 años se acepta una presión de 140/90”.
LA VERDAD ESTÁ EN LA CINTURA
Una persona puede conocer su riesgo cardiovascular con la cinta
métrica. Medir la circunferencia de la cintura da una idea de qué sucede
con el corazón, por el tipo de grasa que se acumula en esa zona. “Hay
tabulaciones previamente establecidas”, incluso adaptadas a Venezuela
por expertos como Imperia Brajkovich y Carlos Ponte, reseña Claudio
Garay.
Un venezolano que tenga más de 92 o 94 centímetros de circunferencia
de su cintura, y una venezolana que tenga más de 86 u 88 centímetros ya
corre riesgo cardiovascular, apunta Garay.
OPS LANZARÁ APLICACIÓN PARA CONOCER RIESGO CARDIOVASCULAR
Una aplicación para dispositivos móviles y computadoras que permite
que las personas puedan calcular su riesgo de desarrollar una enfermedad
cardiovascular, informó la Organización Panamericana de la Salud (OPS)
en un boletín de prensa difundido el viernes.
“Esta aplicación, que se basa en el formulario que la OMS propone
para estimar el riesgo cardiovascular en muchos países de América Latina
y el Caribe, permite al usuario calcular la probabilidad de padecer una
enfermedad cardiovascular relevante, como un infarto al miocardio o un
accidente cardiovascular, en los próximos diez años”, refirió la OPS.
EL CORAZÓN NECESITA EJERCITARSE
Si el corazón es un músculo, entonces necesita ejercitarse para
funcionar mejor y para gozar de una salud prolongada. “Se contrae todos
los días, pero necesita una ejercitación adicional”, ratifica Claudio
Garay.
“La mejor actividad para el corazón es el trabajo aeróbico que no
genera carga muscular. El trabajo con pesas es muy popular entre los
muchachos, pero no es la mejor opción si se quiere fortalecer la salud
cardiovascular”, acota Garay.
¿La mejor opción? El trabajo aeróbico, que incluye bailoterapia,
trotar (si no hay contraindicaciones), bicicleta y un ejercicio
estrella: caminar.
¿Por cuánto tiempo? Se propone comenzar con 20 o 30 minutos tres veces por semana, hasta llegar a 30 minutos por día.
Las y los pacientes que ya han tenido eventos cardiovasculares
también necesitan actividad física, bien dirigida por las y los
especialistas.
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