lunes, 12 de enero de 2015

Las entrañas del bachaqueo y el mito de las colas

A cualquiera de nosotros nos ha tocado ver unas colas interminables en aquellos establecimientos donde se expenden alimentos, también conocidos como abastos o supermercados.
¿De dónde vienen? ¿Quién las hace? ¿Por qué la hacen? ¿De dónde sacan el tiempo para hacerlas? ¿Qué compran? Con el tiempo se les ha nombrado bachaqueros, sin importar el lado del espectro político. Ya todos asumimos que se debe al desabastecimiento, bien por culpa del gobierno o bien porque es una estrategia de guerra de la oposición en busca de destruir la revolución.
Pero cuando nos ponemos a buscar detrás de lo que hay en las famosas colas, nos encontramos con un personaje mucho más tenebroso que aliado con la mafia opositora, teledirigida desde Estados Unidos, se presta al juego desestabilizador y adicionalmente obtiene beneficios económicos estratosféricos aparte de los que recibe de sus dueños del norte.
Este personaje poco nombrado y al que muy poca gente le ha prestado atención se llama narcotráfico. Tiene un ejército privado y muy bien entrenado llamado paramilitares o bacrims, en su mayoría provenientes de Colombia (abstenerse xenófobos y dolientes) de los famosos procesos de desmovilización llevados a cabo por el delincuente Álvaro Uribe Vélez, y evidentemente también por delincuentes criollos quienes actualmente imitan y han venido perfeccionando los métodos criminales y de terror ensayados primero en Centro América y luego en Colombia y México.
¿Cómo funciona, cómo operan estas bandas en lo que se conoce como bachaqueo? ¿De qué se trata el negocio? ¿Quién lleva el carro de la operación, no así de la estrategia?
Empecemos por establecer que luego de la venta de armas y el tráfico de personas, la venta de drogas es el negocio “ilícito” (como si todo negocio en el marco del capitalismo no fuera ilícito) con más rentabilidad en el planeta, con mercados cautivos sobre todo en Europa y en América del Norte. Por eso no es extraño que toda la infraestructura del ejército norteamericano se aboque a él como lo hizo en Colombia, México y Afganistán.
Todo lo que tiene que ver con este mercado lo manejan los gringos, incluso tienen una fuerza policial legalizada que les cuida sus rutas y sus carteles conocida mundialmente como la DEA. La misma está diseñada para combatir a cualquiera que pretenda tumbarle márgenes de ganancia o mercado a los verdaderos pranes.
El bachaqueo es una de las formas más perfectas para lavar dinero que se le haya ocurrido a un abogado, contador o administrador del narcotráfico
La droga a nivel mundial mueve ingentes cantidades de dinero, está involucrada activamente con el negocio de la construcción, el turismo, las apuestas, los casinos y las artes, evidentemente tienen gran participación en la compra y venta de armas así como en cualquier guerra de baja intensidad y tiene a su disposición ejércitos locales que se renuevan permanentemente al tener su cantera en la pobreza generada por la dinámica voraz del capitalismo.
En el caso que nos ocupa a nosotros, Venezuela y la Revolución hay, una decisión de los dueños del planeta de aniquilar este proceso y como siempre se valdrán de cualquier método de desestabilización para lograrlo.
El narcotráfico por estas tierras es básicamente de tránsito y distribución, aquí no se produce ningún tipo de droga, ni naturales ni sintéticas, todas nos vienen de fuera de nuestras fronteras, principales fuentes: México Colombia y EEUU. El jibareo de la misma es en efectivo, no se paga por transferencias electrónicas ni por depósitos bancarios (aún cuando los bancos son las más grandes lavadoras de todos los negocios ilícitos que existen).
Esto implica el manejo de grandísimas cantidades de billetes a cada minuto, los cuales deben ser blanqueados para poder entrar en el torrente económico del país. El blanqueo anteriormente se hacía (se sigue haciendo pero en menor cantidad) a través de la construcción de conjuntos residenciales, centros comerciales y galpones, o la compra de negocios establecidos. Se lava también a través de la compra de bienes inmuebles, terrenos, maquinarias y vehículos, pero todas estas operaciones son relativamente costosas porque implican necesariamente la pérdida de parte del dinero, sin que esto implique, claro está, que igual queden márgenes de utilidad bastante importantes.
La especulación, la escasez y el acaparamiento son simple malandreo por parte de los delincuentes conocidos como empresarios que conformados como pranes, accionan y dirigen, desde Consecomercio y Fedecámaras, todas las movidas concernientes a estos temas. Evidentemente ellos no pasan de ser vulgares pranes, los capos y reales dueños están fuera de nuestra fronteras.
El objetivo psicológico planteado por estos tipos está parcialmente logrado, el daño a la psiquis de un sector de la población es evidente, pero decimos parcial porque el objetivo era exasperar a la población buscando que en la molestia inducida saliéramos a saquear y a causar graves desórdenes, con la intención de replicar un nuevo Caracazo, otro 27 de febrero, y así justificar una salida violenta del actual gobierno.
Esto no va pasar, eso es un hecho histórico que tenía que ocurrir y ya ocurrió, nosotros como pueblo en Revolución trascendimos ese plano, sin embargo no quiere decir que la molestia y el desagrado no haya permeado parte del tejido social.
Muchas de las grandes fortunas hoy por hoy existentes en el mundo se hicieron en el marco de las guerras, nuestro caso no podía ser la excepción; el bachaqueo es una de las formas más perfectas para lavar dinero que se le haya ocurrido a un abogado, contador o administrador del narcotráfico.
¿En qué consiste? Ningún jíbaro puede llegar a un banco a depositar el producto de la venta de la plaza que él lleva, y mucho menos para hacer depósitos a su jefe. Ese efectivo debe ser lavado para poder entrar en el torrente económico.
A través del bachaqueo, la ganancia es casi neta, y la inversión en comparación con la construcción o compras de terrenos o bienes inmuebles es ínfima.

Más o menos cómo funciona la operación

El efectivo se distribuye entre miles de bachaqueros a nivel nacional, estos entran a los establecimientos comerciales y compran el inventario de productos regulados y de alta rotación, lo entregan al que le dio el dinero y vuelven a entrar a comprar, así hasta que se agote la mercancía.
El efectivo se distribuye entre miles de bachaqueros a nivel nacional, estos entran a los establecimientos comerciales y compran el inventario de productos regulados y de alta rotación, lo entregan al que le dio el dinero y vuelven a entrar a comprar
Estos productos son distribuidos luego para su venta, la cual se hará con el 500 o 1000% de especulación promedio, lo que a su vez generará nuevamente efectivo, o en el caso de bodegas con puntos de venta, entrarán a los bancos legalmente. De igual forma, estas bodegas o pequeños comercios tienen una fachada legal, de ahí la aparición casi de la nada de panaderías, nuevos pequeños abastos y bodegas, puestos de comida rápida, servicios y autoservicios, todos o su gran mayoría bancarizados, es decir, conectados vía punto de venta a la red de bancos nacionales. Otra parte de los productos se llevan al contrabando y así hasta el infinito en este circuito cerrado, en estos casos estamos hablando de pequeños y medianos traficantes de droga.
Los grandes traficantes están comprando o se han vuelto accionistas de facto de la red de abastos, mercados y supermercados, los que no, se han construido sus propios establecimientos, ¿cuántos nuevos negocios de estos han aparecido? Si se supone que hay escasez y desabastecimiento ¿cómo se explica que existan empresarios invirtiendo en nuevos supermercados todos de paquete?
En Carabobo, por ejemplo, quemaron un hipermercado cuando las guarimbas, si usted quiere dese un paseíto por el municipio San Diego y vea cómo desde la nada ya el mismo hipermercado está a punto de abrir y mucho más grande. O mejor aún, pregúntese: ¿De dónde sale el dinero de los nuevos supermercados ecológicos o verdes?
Los grandes ganadores de esta jugada en términos económicos son los socios de ANSA e incluso sus no agremiados, ya que están rotando su inventario de 6 meses en apenas semanas y sus inventarios de semanas en apenas horas.
Un dato importante lo da el INE, que informa que el desempleo a nivel nacional está por debajo del 7% de la población económicamente activa, es decir, es totalmente falso que las grandes mayorías estamos haciendo colas, por la sencilla razón de que el horario de nuestros trabajos no nos lo permite. En todo caso compramos revendido y mucho más caro, o nos hacemos de lo que hay el día que podemos hacer las compras.
Aun cuando las colas parecieran interminables realmente no lo son, es gente que se recicla permanentemente hasta que se acaba el inventario. Pero analice otra cosa: somos 30 millones de habitantes. Si partimos de que en Venezuela, incluyendo la red de distribución Mercal y Pdval, no existen más de 13 mil abastos, mercados y supermercados, y suponiendo que cada una tenga en su puerta una cola de 150 personas (lo cual es falso), estamos hablando de 1 millón 950 mil personas, es decir, el 6.5% del total de la población que casualmente coincide casi exactamente con el porcentaje de pobreza extrema que existe y es admitido actualmente por el Estado venezolano (esa pobreza que se ha reducido de más del 22% que se encontraba en 1998).
Por eso cuando usted vea las colas, trate de reflexionar, no, ahí no está el pueblo venezolano, ahí está en su mayoría un sector de la población que se encuentra empleado, sabiéndolo o no, por mafias que le pagan el día y que obedecen a intereses extraterritoriales que buscan salir de nuestro gobierno. Y no es que esa gente no sea pueblo, pero de forma consciente, o no, están formando parte de un ejército enemigo.
El bachaqueo no es más que una consecuencia de la cultura capitalista; el bachaqueo hace daño porque existen las ciudades que no producen absolutamente nada y están a merced, siempre, de cualquier bloqueo. Para llevarle comida debe gastarse muchísima energía y recorrer enormes distancias, eso sin contar que generalmente esta comida debe procesarse o refrigerarse para que pueda aguantar más tiempo. Toda esta lógica atenta abiertamente contra los habitantes de las ciudades, en el caso de Venezuela el 85% de la población habita en el 10% del territorio, y ésta en su mayoría se encuentra hacinada en ciudades o pequeñas ciudades dormitorio o de tránsito.
Las ciudades consumen lo que no producen y eso las hace víctimas de este tipo de guerras, de ahí la importancia de la conversa que plantea el presidente Maduro sobre el conuco como posibilidad para romper esta dinámica.
Porque el problema no es industrializar más, ya que actualmente sólo en Venezuela se produce y se importa comida para tres o cuatro veces los habitantes de este territorio. El problema está que todo esto obedece a la lógica de sembrar o producir para vender y no para comer, a la lógica de la comida-mercancía, a la lógica de que todos somos mercancía.
Por eso una persona se vende como bachaquera y le trabaja al narcotráfico, o se vende como raspacupo, o se vende como lo que sea.
Fuente: Misión Verdad 



 
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