Algunos especialistas en el área de la
sexología pueden servir como terapeutas para este tipo de casos, sobre
todo para coadyuvar al cambio de estructuras mentales que eliminen esos
“mitos”.
En torno a la sexualidad de las personas con discapacidad
existen en Venezuela innumerables mitos, generalmente se piensa que una
persona con esta condición es un ser asexuado. Este derecho
humano es cercenado desde el propio individuo, básicamente porque
engloba la sexualidad estrictamente a lo coital y dejan de disfrutar el
resto de los elementos y aristas que la intimidad encierra.
Según el Trabajador Social, Alexander Albarrán, coordinador de la Unidad de Investigación Discapacidad, Familia y Sociedad (Uidis) de la Escuela de Trabajo Social de la UCV, en el país, en los últimos años han salido algunos especialistas en el área de la sexología que pueden servir como terapeutas para este tipo de casos, sobre todo para coadyuvar al cambio de estructuras mentales que eliminen esos “mitos”.
“¿Qué Venezuela esté preparada o no?, eso depende de cada persona, pues la sexualidad es algo que se vive individualmente. Desde el mismo sujeto debe cambiarse esos mitos que sirven como barreras, esto es posible notarlo cuando se habla abiertamente del tema, pero ves como dentro de las propias comunidades de personas con discapacidad el hablar de sexualidad es aún un tabú”, dijo el profesor Albarrán.
Dijo que en países como España grupos de actividad actualmente luchan por el disfrute pleno de su sexualidad y hasta promueven la aprobación del “asistente sexual” como figura que puede coadyuvar al desarrollo del momento coital de las personas con discapacidad, “claro esto con pleno consentimiento y decisión del sujeto, no como obligación o imposición”.
Sobreprotección. La psicopedagoga Karin Ortiz, con experiencia en el tema, coincide con Albarrán en que “nuestra sociedad ve a las personas con discapacidad asexuados, asistí a una boda de dos chicos ciegos y la gente fue a ver si era verdad y no para compartir la felicidad de la pareja”. Agregó que a su consulta llegan padres sobreprotectores al máximo de personas con discapacidad intelectual, no quieren que se les hable de sexo, a las hijas las esterilizan apenas se desarrollan y muchas no lo saben.
Recomienda a los padres con hijos adultos con discapacidad cognitiva y tienden a infantilizarlos, a peinarlos y vestirlos como niños para evitar hablarles de sexualidad, que superen esa etapa infantil, que dejen el miedo y no los sobreprotejan más, “darle su espacio como el papagayo, dejar que vuelen y tenerlos agarrados. Ellos tienen derecho a una vida sexual y reproductiva”.
Agregó que hay técnicas para que las personas con discapacidad motora tengan una vida sexual plena. Dijo que el sordo tiene otra cultura que le permite ser promiscuo, es una situación normal para ellos.
Ortiz recomienda a los padres buscar apoyo de profesionales como ginecólogos, psicólogos, planificación familiar, sexólogos, pues “mientras más le nieguen la información la van a encontrar por otros medios, como el Internet que es amigo y enemigo. Es mejor que nosotros asumamos la responsabilidad de la información, ellos la pueden encontrar distorsionada. Recomiendo mucho a Plafan”.
Falta información. David Cedeño, 34 años, considera que hay muchas desinformación en torno a este tema. Sus amistades le preguntan si puede tener relaciones sexuales, pues creen que las personas no pueden tener relaciones al estar paralizados de la cintura hacia abajo. En su caso, nunca se vio frustrado porque su cuerpo respondía. Dijo que en nuestro país no recibió la orientación adecuada desde que tuvo el accidente, cuando tenía 18 años.
“Un año después del accidente, cuando pude hacer rehabilitación en Cuba, un médico sexólogo se encargó de reunir los padres y personas que han tenido accidentes y hablar del tema, dieron tips de cómo conocernos mejor. Hay que educar a los padres”.
Según el Trabajador Social, Alexander Albarrán, coordinador de la Unidad de Investigación Discapacidad, Familia y Sociedad (Uidis) de la Escuela de Trabajo Social de la UCV, en el país, en los últimos años han salido algunos especialistas en el área de la sexología que pueden servir como terapeutas para este tipo de casos, sobre todo para coadyuvar al cambio de estructuras mentales que eliminen esos “mitos”.
“¿Qué Venezuela esté preparada o no?, eso depende de cada persona, pues la sexualidad es algo que se vive individualmente. Desde el mismo sujeto debe cambiarse esos mitos que sirven como barreras, esto es posible notarlo cuando se habla abiertamente del tema, pero ves como dentro de las propias comunidades de personas con discapacidad el hablar de sexualidad es aún un tabú”, dijo el profesor Albarrán.
Dijo que en países como España grupos de actividad actualmente luchan por el disfrute pleno de su sexualidad y hasta promueven la aprobación del “asistente sexual” como figura que puede coadyuvar al desarrollo del momento coital de las personas con discapacidad, “claro esto con pleno consentimiento y decisión del sujeto, no como obligación o imposición”.
Sobreprotección. La psicopedagoga Karin Ortiz, con experiencia en el tema, coincide con Albarrán en que “nuestra sociedad ve a las personas con discapacidad asexuados, asistí a una boda de dos chicos ciegos y la gente fue a ver si era verdad y no para compartir la felicidad de la pareja”. Agregó que a su consulta llegan padres sobreprotectores al máximo de personas con discapacidad intelectual, no quieren que se les hable de sexo, a las hijas las esterilizan apenas se desarrollan y muchas no lo saben.
Recomienda a los padres con hijos adultos con discapacidad cognitiva y tienden a infantilizarlos, a peinarlos y vestirlos como niños para evitar hablarles de sexualidad, que superen esa etapa infantil, que dejen el miedo y no los sobreprotejan más, “darle su espacio como el papagayo, dejar que vuelen y tenerlos agarrados. Ellos tienen derecho a una vida sexual y reproductiva”.
Agregó que hay técnicas para que las personas con discapacidad motora tengan una vida sexual plena. Dijo que el sordo tiene otra cultura que le permite ser promiscuo, es una situación normal para ellos.
Ortiz recomienda a los padres buscar apoyo de profesionales como ginecólogos, psicólogos, planificación familiar, sexólogos, pues “mientras más le nieguen la información la van a encontrar por otros medios, como el Internet que es amigo y enemigo. Es mejor que nosotros asumamos la responsabilidad de la información, ellos la pueden encontrar distorsionada. Recomiendo mucho a Plafan”.
Falta información. David Cedeño, 34 años, considera que hay muchas desinformación en torno a este tema. Sus amistades le preguntan si puede tener relaciones sexuales, pues creen que las personas no pueden tener relaciones al estar paralizados de la cintura hacia abajo. En su caso, nunca se vio frustrado porque su cuerpo respondía. Dijo que en nuestro país no recibió la orientación adecuada desde que tuvo el accidente, cuando tenía 18 años.
“Un año después del accidente, cuando pude hacer rehabilitación en Cuba, un médico sexólogo se encargó de reunir los padres y personas que han tenido accidentes y hablar del tema, dieron tips de cómo conocernos mejor. Hay que educar a los padres”.
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