El contenido de las promociones que acompañan a multitud de productos
alimenticios es cada vez más variable. En un sector donde numerosos
envases portan ofertas en el etiquetado, hay veces que aparece alguna
anomalía. El último ejemplo le ocurrió a Daniel Korell y el bote de ketchup Heinz que adquirió.
Este consumidor utilizó el código QR impreso en la parte de atrás del
envase cuando saltó la sorpresa. Automáticamente, en la pantalla de su
«smartphone» apareció una página porno. Una anécdota que decidió
compartir en Facebook, ante el estupor general del resto de usuarios.
«Probablemente este ketchup no sea para menores», advirtió a través
de Facebook a la web oficial de Heinz. La compañía emitió una respuesta
asegurando que el polémico código estaba programado para participar en
la configuración del diseño de un nuevo producto. Sin embargo, al
expirar la promoción en 2014, el dominio había sido comprado por un
portal pornográfico.
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