lunes, 27 de julio de 2015

¿Por qué tener sexo da sueño? Entérese de todos los detalles que pasan tras tener relaciones



Inmediatamente después del estampido de placer y de hormonas que acompaña al orgasmo, ocurre el apagón. Los franceses, más sutiles, lo llaman la ‘petite mort‘ (pequeña muerte). El hombre, exhausto, no pide más. Si acaso, un capricho liviano: un cigarrillo, algún tentempié o la consabida cabezadita, tan desconcertante para la mujer. Ellas, sin embargo, encuentran en este momento la ocasión de reforzar su vínculo afectivo con la pareja y reclaman caricias y palabras de amor, según observaron en sus investigaciones los psicólogos estadounidenses Daniel Kruger y Susan Hughes.

Igual que ellos, muchos científicos llevan décadas empleándose a fondo para saber qué ocurre antes, durante y después del orgasmo. En su libro ‘Por qué los hombres se duermen después de darse un revolcón’, el doctor Billy Goldberg habla de un complejo químico en el que intervienen hormonas como la oxitocina, la prolactina y la vasopresina, que empujan al cuerpo a un estado de derrumbe y de cansancio intenso.

Si hubiese que aunar de alguna manera las conclusiones de unos y otros, podría decirse que nuestro comportamiento después de un coito obedece más a fenómenos biológicos, y al hecho de que ciertas áreas cerebrales queden paralizadas y otras sobreexcitadas, que a antojos o desvaríos de los amantes.

Conversar

Es tan importante para la relación como el mismo sexo. Un estudio publicado en la revista ‘Archives of Sexual Behavior’ por investigadores de Toronto concluyó que los niveles de oxitocina en cantidades tan generosas como las que se liberan después del orgasmo propician un momento de unión que debe aprovecharse para expresar cariño y afecto, pero no para exigir compromiso ni creer en promesas.

Acariciar

La mujer necesita proximidad física y emocional, de acuerdo con el psicólogo Daniel Kruger, y el poder del tacto tiene beneficios incalculables, físicos y mentales, para la satisfacción sexual. Intensifica el placer y afianza la relación. Pero el contacto físico debe hacerse según demanden ambos, con algún juego erótico, una caricia o un simple abrazo. Es un momento menos pasional y más afectivo, de acercamiento, de besos, caricias y abrazos, aunque a veces pasa a ser el preámbulo de una nueva sesión sexual. Esto es posible solo si el sexo ha tenido como escenario un lugar cómodo y seguro.

Dormir

Sobre todo en el hombre debido a la descarga de prolactina, el orgasmo provoca somnolencia, satisfacción y relajación. Sabiendo esto, no hay motivo de preocupación, inseguridad ni otro sentimiento negativo de los que suele generar en la mujer la costumbre masculina de quedarse como una marmota. Si se duerme, lo mejor es acompañarle, ya que el orgasmo libera también en ella endorfinas, hormonas que inducen a la relajación. Por eso después del sexo se concilia muy bien el sueño. Los dos abrazados, cuerpo a cuerpo, resulta un descanso especialmente gratificante.




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