El clítoris es la zona erógena por
excelencia para las mujeres, pues se trata de un punto demasiado
sensible capaz de otorgar el placer sexual más intenso debido a que su
única función es darle a las feminas goce extremo y hacerlas felices.
Sin embargo, el clítoris no ha recibido el honor que se merece, ya que la vagina le ha robado protagonismo. Qué triste.
Por ello, el País realizó una tipo entrevista con este órgano, aquí te dejamos algunos datos que no sabías de él:
¿De dónde viene su nombre?
Viene de “Kleitoris” que es una palabra griega que
significa “pequeño monte”. No obstante, Helen O’Connell, uróloga
australiana, asegura que la forma del clítoris se parece más a la de una
montaña y afirma que la pared vaginal es el clítoris.
¿Dónde se ubica?
Tiene un tronco que mide entre 25 y 35 milímetros y entre 3 y 5 mm de
anchura. De ahí parten sus raíces que se extienden bajo el hueso del
pubis, pasan por cada lado de la vulva y terminan prácticamente al otro
lado de los labios.
Necesita estimulación:
Propongo que se cree un “Mapa de Inervación y Excitación Sexual en
Clítoris y Labios Menores”, debido a que el 90 por ciento de las mujeres
necesita estimulación clitoridiana para que se produzca el orgasmo.
El clítoris pide derecho de asilo:
En algunos países les cortan la cabeza y lo hacen las propias madres a sus hijas.
¿Está resentido con la vagina?
Pese a que la vagina es reconocida como el órgano sexual femenino;
todos los órganos pasan por el clítoris, los de la vagina no son sino
una estimulación indirecta de él.
¿Freud mintió con respecto al clítoris?
Freud dijo que el clítoris era “un pene inacabado” y que la mujer que
sólo experimentaba placer con él es que no había madurado demasiado”.
Pero, sólo en su parte externa posee unas 8 mil terminaciones nerviosas;
el doble que las del pene, y estas se comunican con otras 15 mil más en
la región pélvica.
¿Cómo hay que tratarlo para que se sienta a gusto?
“Como se merece una parte de la anatomía tan delicada y sensible.
Para estimular a la mujer hay que empezar por tratar las zonas erógenas
secundarias para luego ir a las primarias. Una vez en la zona genital,
yo debo ser el último en tocar. Hay que empezar por el monte púbico,
labios mayores, menores, espacio entre estos, para luego comenzar a
tocarme, primero indirectamente y luego ya más directo. Me gustan los
lametones y las succiones, más lentos o rápidos, e intercalando el ritmo”.
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