Cuando moribundo cayó de la moto junto a su pequeño de 7 años, su otro
hijo de 10 años persiguió al asesino un largo trecho, en esfuerzo
extremo por apresar al sujeto que acababa de matarle a su padre, oficial agregado de la Policía de Chacao, Héctor José Herrera Guillén, cerca de la escuela Divino Niño en Casalta III, Catia, el martes pasado en horas del mediodía.
La versión del asesinato la relató a los periodistas, el hermano morocho de la víctima, también oficial de Polichacao, Héctor Manuel; explicó que ambos trabajan como escolta de la licenciada Martha Colomina.
Este último está de reposo médico. Su hermano le hace la suplencia. El martes cuando ocurrió el suceso, Héctor José esperaba la salida de sus dos hijos del colegio Divino Niño, situado cerca de la casa donde vivía el funcionario con su familia. Los muchachos salieron juntos del plantel.
El oficial subió a la motocicleta al de 7 años. En ese momento se acercaba el de 10 años a fin de regresar todos a casa. Los pistoleros de la zona conocían la rutina diaria del funcionario.
Los esperaron y lo mataron a tiros, sin importar que estaba sentado junto a su niño. Los plomazos que lo alcanzaron en la cabeza, lo derribaron del vehículo igual que al muchachito. El otro menor, el de 10 años, quiso apresar al pistolero que corría hacia la parte alta de la zona.
El sujeto al verse perseguido disparó varias veces contra su perseguidor, pero por fortuna no acertó. Sin embargo, antes de evadirse amenazó de muerte a la maestra, testigo del asesinato, igual que padres de otros alumnos que también esperaban el final de la mañana de clases.
La versión del asesinato la relató a los periodistas, el hermano morocho de la víctima, también oficial de Polichacao, Héctor Manuel; explicó que ambos trabajan como escolta de la licenciada Martha Colomina.
Este último está de reposo médico. Su hermano le hace la suplencia. El martes cuando ocurrió el suceso, Héctor José esperaba la salida de sus dos hijos del colegio Divino Niño, situado cerca de la casa donde vivía el funcionario con su familia. Los muchachos salieron juntos del plantel.
El oficial subió a la motocicleta al de 7 años. En ese momento se acercaba el de 10 años a fin de regresar todos a casa. Los pistoleros de la zona conocían la rutina diaria del funcionario.
Los esperaron y lo mataron a tiros, sin importar que estaba sentado junto a su niño. Los plomazos que lo alcanzaron en la cabeza, lo derribaron del vehículo igual que al muchachito. El otro menor, el de 10 años, quiso apresar al pistolero que corría hacia la parte alta de la zona.
El sujeto al verse perseguido disparó varias veces contra su perseguidor, pero por fortuna no acertó. Sin embargo, antes de evadirse amenazó de muerte a la maestra, testigo del asesinato, igual que padres de otros alumnos que también esperaban el final de la mañana de clases.
Desgraciado.
ResponderBorraresa basura hay que matarlo
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