lunes, 20 de junio de 2016

Polémica por festival de carne de perro en provincia china por su “crueldad”

Este martes 21, coincidiendo con el solsticio de verano, la ciudad china de Yulin celebrará la séptima edición de su controvertido festival de la carne de perro y los lichis, una cita en la que se estima que 10.000 canes serán sacrificados y servidos a los asistentes en las mesas de casas y restaurantes.
Como cada edición, el encuentro no es ajeno a una polémica que ha ido creciendo año tras año. Por una parte, sus partidarios defienden que esta práctica es una expresión del patrimonio cultural de la zona, y argumentan que su consumo no es diferente al que se hace de otros animales como vacas, cerdos o pavos.
Por otro, están los que sostienen que este festival representa un acto de crueldad que nada tiene que ver con la tradición alimentaria de la población de ese área. Su postura se ha visto reforzada por las imágenes que circulan de perros siendo golpeados y eviscerados en los mercados de la ciudad, algo que han provocado la indignación de organizaciones y personas en todo el mundo. Desde diferentes puntos del planeta se han hecho llamamientos a su cancelación, y hace unos días, la Human Society Internacional hizo entrega de once millones de firmas de personas que solicitan a las autoridades chinas que prohíban su celebración.
Jill Robinson, fundadora de la ong hongkonesa Animals Asia, aplaude iniciativas como esta, aunque advierte que “Yulin es tan solo una parte de un problema más grande”, el del consumo de perros en diferentes partes del país durante todo el año. Diferentes organizaciones como la suya estiman que en el país asiático se consumen unos 10 millones de perros al año (790.000 toneladas de carne), y que la gran mayoría son animales robados y sacrificados de manera ilegal para luego ser vendidos en restaurantes.
“Nuestras investigaciones apuntan a que la gran mayoría de la carne de perro consumida en China proviene de animales de compañía robados”, explicó a este diario. Para ello, bandas organizadas o personas solas van con furgonetas apresando a los canes que pasean por calles y parques, y no dudan en emplea trampas envenenadas para hacerse con ellos. “No solo incumplen la legislación y cometen actos crueles, sino que introducen carne que no cumplen los estándares de seguridad en la cadena alimentaria”, añadió.14662676714389
Sin embargo, Robinson también quiso dejar patente que cada vez un mayor número de personas en China se oponen al consumo de la carne del mejor amigo del hombre. “Aquí, los perros son cada vez más vistos como compañeros, no como un alimento. Ha habido un enorme cambio en la percepción de la gente sobre estos animales, y cada vez más gente está en contra de su consumo”. Hace dos semanas, una encuesta publicada por la televisión pública china CCTV mostraba que el 64% de los encuestados está a favor de que se prohíba la carne de perro.
El hecho de que China sea un país en el que la clase media cada vez tiene más perros como mascotas -unos 127 millones según la Oficina Nacional de Estadísticas-, sumado a las protestas nacionales e internacionales, ha provocado que incluso las autoridades locales se muestren cada vez más reacias a apoyar eventos como el de la próxima semana.
En 2014, el gobierno de Yulin se desmarcó del festival diciendo que está organizado por negocios privados y que no cuenta con el respaldo oficial, y dos miembros del Congreso Nacional del Pueblo han solicitado que se ponga fin legalmente a esta práctica.
El diario Global Times, altavoz de las ideas más conservadoras del Partido Comunista, afirmaba esta semana en un editorial que “comer carne de perro nunca ha sido una tradición popular en China” y que el festival de Yulin es “un caso individual” en donde sus habitantes “tienen que considerar las consecuencias de este controvertido evento”. Sin embargo, también reconocía la cita no debe ser “cancelada a la fuerza, ya que sería una violación de los derechos humanos”.
El matutino también criticaba la posición de muchos occidentales sobre el tema, “que piensan que sus culturas y sentimientos merecen más respeto que las de otros”. Según AFP, esta actitud y las campañas llevadas a cabo por organizaciones internacionales podrían incluso estar teniendo el efecto contrario, ya que muchos chinos, arrastrados por el patriotismo local y la defensa de un orgullo cultural que ven atacado, están más dispuestos a ir al festival y comer perro como muestra de apoyo.
“Ha pasado antes, es un riesgo que corremos”, opinó al respecto Robinson. “Ya sucedió con el mundial de fútbol de Corea del Sur. A causa de la campaña internacional contra el consumo de perro en el país, la gente lo comió más que nunca. Sin embargo, tengo fe en que a largo plazo la situación cambie en China y que el festival desaparezca”, añadió.



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