jueves, 18 de agosto de 2016

Científicos viajan al lago de Maracaibo para aprender a predecir los rayos




Dicen que un rayo no cae dos veces en el mismo sitio, pero es mentira. Por ejemplo, solo la cima del Empire State, en Nueva York, es sacudida cada año por una media de 23 rayos según la Administración Atmosférica y Océanica de Estados Unidos (NOAA). 

Para nuestra tranquilidad, puede parecer imposible que tengamos la mala suerte de que un rayo nos caiga encima. También en esto estaríamos equivocados, porque no es imposible, tan solo improbable. 

Según la NOAA, en todo el territorio de Estados Unidos caen unos 25 millones de rayos al año, lo que se traduce en 49 muertes anuales y en 100 heridos. Y estos daños no incluyen a los problemas generados cuando los rayos afectan al ganado o a las infraestructuras.

Por eso, un grupo de científicos de la Universidad de Princeton está decidido a diseñar un sistema meteorológico capaz de predecir, con hasta tres meses de antelación, dónde y cuándo van a caer los próximos rayos. Para ello, han viajado al lugar del mundo donde más rayos caen al año: se trata del lago Maracaibo, en el Norte de Venezuela, donde se sufre el impacto de 200 rayos por kilómetro cuadrado cada año.

“¿Podemos decir algo sobre la actividad de los rayos de los próximos tres meses?”, se ha preguntado en Nature Ángel Muñoz, especialista en clima de la Universidad de Princeton. 

“Nosotros vamos a mostrar no solo que es posible, sino que estas previsiones pueden ser realmente muy útiles en esta parte del mundo”.

Para ello, el equipo que dirige medirá las condiciones atmosféricas y el impacto de los rayos durante los próximos 3 años, recogiendo datos en periodos de 72 horas cada tres meses.

Los investigadores compararán esos datos recogidos con las proyecciones hechas por un modelo que han desarrollado, con la esperanza de ajustarlo para que haga pronósticos precisos. De conseguirlo, podrían ayudar a hacer más segura la vida de las comunidades de pescadores y granjeros, e incluso proteger los tendidos eléctricos o las conducciones de gas en la región.

Junto a esta iniciativa de Muñoz, el físico Robert Holzworth, de la Universidad de Washington (Seattle), está tratando de alimentar una red global de seguimiento de rayos, con la esperanza de, por ejemplo, averiguar si los puntos calientes en los que más rayos se concentran se desplazan cuando las temperaturas cambian.

Además, la NASA tiene previsto lanzar un satélite para hacer un seguimiento continuo de los rayos sobre América del Norte y del Sur, y así trazar el primer mapa geostacionario de rayos.

Pero, tal como ha dicho en Nature Andrew Dowdy, las conclusiones que se obtengan en Venezuela no serán del todo extensibles a otras regiones. Para hacer un sistema de pronóstico global de caída de rayos hacen falta, en su opinión, más observaciones a largo plazo y mucha información sobre las condiciones de cada lugar, para tratar de distinguir cuáles son las causas locales y cuáles las globales de la caída de rayos.


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