La expresidenta de Argentina Cristina Fernández fue condecorada este jueves por la Asamblea Nacional de Ecuador con la distinción Manuel Sáenz. La distinción es concedida a las jefas y exjefas de Estado que destacan por su labor en favor de los pueblos.
La presidenta del órgano legislativo, Gabriela Rivadeneira, fue la encargada de entregar la condecoración en sesión solemne. Según explicó la legisladora, la exgobernante argentina recibirá la medalla por todo lo que ella significa a escala regional. "Ella junto a su esposo Néstor Kirchner recuperaron una Argentina para su pueblo", afirmó Rivadeneira.
La exmandataria Cristina Fernández al tomar la palabra agradeció a la presidenta y vicepresidenta de la AN por otorgarle la máxima condecoración que este organismo puede brindar.
También agradeció la asistencia a la ceremonia del ministro de Defensa de Ecuador, Ricardo Patiño; de la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez; así como la de diferentes movimientos sociales y políticos.
Recalcó que no recibía la condecoración en términos individuales, como un esfuerzo único, sino en nombre de millones de compatriotas no solo de su país, sino también de la Patria Grande que han hecho que los sectores que antes se sentían ignorados y marginados, ahora sean escuchados.
Asimismo, indicó que este reconocimiento, otorgado por la misma Patria Grande, no ha sido solo para ella, sino también para el proceso histórico del siglo XXI que inició en su país desde 2003 con la asunción de Néstor Kirchner, en Bolivia con Evo Morales, en Ecuador con Rafael Correa y en Venezuela con Hugo Chávez.
"La heterogeneidad es lo que caracteriza a los procesos democráticos, no que todos piensen y digan lo mismo. Que a partir de objetivos comunes como la inclusión, la justicia social, la equidad, la igualdad, que en definitiva todos se condensan en la lucha por la libertad", agregó.
Igualmente, instó a todos a investigar la manera en cómo los medios de comunicación reseñaron el hecho de que Augusto Pinochet también fuera condecorado con la misma orden.
La condecoración Manuela Sáenz reconoce a jefas y exjefas de Estado, así como a presidentas y expresidentas de Parlamentos que hayan contribuido al fortalecimiento de sus pueblos y de la integración regional, por su liderazgo, labor política y convicción social en favor de las sociedades contemporáneas.
En su discurso en la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira destacó la labor y los logros sociales, políticos y económicos alcanzados durante la era de los Kirchner al frente del Gobierno argentino.
Rivadeneira recordó que durante el kirchnerismo se avanzó en la justicia y memoria, la lucha contra los fondos buitres, los derechos de los trabajadores argentinos y la defensa por la integración latinomericana ante las acciones desestabilizadoras organizadas desde Estados Unidos contra los gobiernos progresistas en América Latina.
Durante su estancia en Ecuador, la exmandataria argentina dictará una conferencia magistral como parte del programa del III Encuentro Latinoamericano Progresista que tiene lugar en tres ciudades de este país suramericano, Quito, Guayaquil y Montecristi, del 28 al 30 de septiembre.
Representantes de más de 80 movimientos sociales y partidos políticos de cerca de una veintena de países asisten al evento denominado Develando el nuevo Plan Cóndor por un pacto ético latinoamericano.
Existe una disociación de la ciudadanía
La exmandataria denunció lo "innegable" del avance de los restauradores neoconservadores en la región, y que la muestra de ello fue cómo no pudo ser detenido el Golpe parlamentario contra Dilma Rousseff, una realidad que manifestó estar convencida de que sería la suya propia, pero que la correlación de fuerzas en el momento no lo permitió y procuró que su mandato llegara a feliz término.
Pero si lo hubiesen logrado, otro sería el relato mediático y otra la construcción mediática que se viviera en su país donde, según señaló, quieren restaurar una época anterior a la de los 90, una época preperonista.
Un modelo que sea "inutilizador, en donde la gente trabajadora, la clase media tenga una sensación de culpa por lo que lograron estos años, y los que no tengan esta sensación de culpa y por lo tanto se resignen tengan la convicción de que lo que lograron en estos años de construcción no se debe a procesos económicos y políticos como los que tuvieron lugar en la región. Sin que se debe a su impronta personal, a su esfuerzo personal”.
Y si no logran hacerlos sentir culpables porque el proceso educativo de que el hijo del pobre tiene que seguir siendo pobre y de que el hijo del obrero no tiene por qué ir a la universidad no funcionó, entonces le crean la imagen y la fantasía de una realidad en que todo lo que lograron en colectivo se pierda, y lograr de este modo que el esfuerzo sea individual, agregó.
Al respecto, los Gobiernos progresistas entienden de una manera determinada el modo en cómo debe ser su intervención en la sociedad y la economía, pero alertó cómo el sentido común de los medios hegemónicos (diametralmente distinta) apuntan a que si los sectores sociales no consiguen más de lo que han conseguido, entonces es porque el Estado es muy "interventor".
Con esta disputa del sentido común, que la derecha ha sabido articular en todos los países de la región, hoy se le pregunta a los compatriotas por su suerte personal, y señalan que están bien; pero luego, se le pregunta por la suerte de su país, y señalan que va mal. A esto Cristina Fernández lo llamó una disociación de la sociedad.
Y entre tanto, mientras el Fondo Monetario Internacional evalúa la inversión en infraestructura económica, social y política de un país como "gasto público", gobiernos progresistas no dudan en invertir en su capital humano.
"No hay escrito nada nuevo después de Adam Smith y Marx. Todo se dijo. Lo que sí hay, son procesos virtuosos como los que hemos encarados nosotros, sin atenernos a reglas escritas, sin el dogma, con las contradicciones que tienen nuestras sociedades, pero también debemos saber que estas contradicciones cuando no las atendemos adecuadamente, termina resolviéndose a favor de los que quieran volver a un país para pocos", argumentó.
En este sentido, lamentó como la heterogeneidad de los procesos políticos que cada país vivió en la región jugara en su contra, al no saber articular los cambios que cada nación estaba viviendo; mientras que la derecha nacional e internacional sí supiera librar una batalla en su contra al articular los mismos discursos en todos los países donde lidera un Gobierno progresista.
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