lunes, 19 de septiembre de 2016

Hace 102 estrenaron canción "Alma Llanera"



Exactamente un 19 de septiembre de 1914, hace 102 años, fue dada a conocer al público la canción que hoy día ha sido versada y traducida en un sin número de géneros e idiomas, el Alma Llanera, de la autoría de Rafael Bolívar Coronado (nativo de Villa de Cura, estado Aragua, 1884 – 1924), letra que le valió un reconocimiento del General Juan Vicente Gómez, Presidente de la República para entonces, y además le otorgó una beca de estudios en España.

La presentación de esta pieza musical se realizó, en esa fecha, en el Teatro Caracas, llamado también Coliseo de Veroes, en la que el público espectador manifestó su avasallante aceptación.

Esta composición lírica, que con los años ha sido considerada como el segundo himno nacional de Venezuela, de generación en generación forma parte del contenido de una Zarzuela (pequeña obra de teatro), escrita por Bolívar Coronado para un "acto" y tres “cuadros”.

La musicalización corrió a cargo del maestro guaireño Pedro Elías Gutiérrez (1870 – 1954), quien se desempeñaba como Director de la Banda Marcial de Caracas.

La obra fue escenificada por la compañía de opereta de Manolo Puertolas, recién llegada a Caracas de una gira por varios países latinoamericanos, con participación de las tiples Matilde Rueda y Lola Arellano, Emilia Montes, una señora Argûelles, el mismo Puertolas, Rafael Guinán, Jesús Izquierdo y un negrito villacurano”joropeador” llamado Mamerto, que le dio un toque criollo especial a la pieza.

A pesar de su rotundo éxito inaugural, no volvió a ser interpretada hasta el 28 de diciembre de ese mismo año, en el Teatro Municipal de Caracas, en un homenaje al actor venezolano Teófilo Leal; luego pasó a Valencia, Puerto Cabello y Barquisimeto.

En Apure, desde los años 90 del pasado siglo XX, se ha intentado que los grupos teatrales regionales la representen, con el propósito de que los venezolanos la sientan más suya y la defienda, pues forma parte de la identidad nacional, pero hasta el momento, nadie se ha atrevido a aceptar el reto.

En 1915, publica Bolívar Coronado la primera edición de Alma Llanera, en la Imprenta Americana de don Pepe Valery.

En 28 páginas, con una dedicatoria del autor a Matilde Rueda:”…la genial artista que de tan humilde opúsculo ha hecho una llamarada de exaltación y de ensueño”.

El éxito editorial corrió parejo al de la representación teatral de la obra, siendo conocida no solo en toda Venezuela, si no también en Centroamérica y España.

Desde ese momento, comenzó a ser considerada como el segundo Himno Nacional de Venezuela.

La última representación de la zarzuela se hizo el primero de junio de 1930, ya fallecido su autor, en el Teatro Olimpia, de Caracas, montada por Rafael Guinán y su grupo.

Según Oldman Botelllo, el Cronista de la ciudad de Maracay (1993: 61), el músico Gutiérrez, de común acuerdo con el autor de la letra, decidió independizar la pieza musical,montándola en la Banda Marcial de Caracas, bajo su dirección, y la estrenó en la Plaza Bolívar de la capital, el día 31 de diciembre de 1914, en la retreta de despedida del año.

Desde entonces pasó a formar parte del repertorio musical de la mencionada Banda Marcial, al igual que de las del interior del país.

Sin embargo, conociéndose toda la historia del Alma Llanera, han existido personas que pretenden cambiarle la letra a la canción y atribuirle otros autores, llegándose incluso a declararla Himno de los Llanos Colombianos, como si fuese una composición propia de ellos.

Pero, en Venezuela sabemos que tradicionalmente en las fiestas bailables con conjuntos musicales, al tocarse el Alma Llanera ha concluido la parranda.

La letra original de la canción Alma Llanera, tal y como aparece en la zarzuela, es como sigue:

“Yo nací en esta ribera,

Del Arauca vibrador,

Soy hermana de la espuma,

De las garzas, de las rosas

Y del Sol, y del Sol!.

Me arrulló la viva diana

De la brisa en el palmar,

Y por eso tengo el alma

Como el alma primorosa

Del cristal, del cristal!.

Amo, lloro, canto, sueño

Con claveles de pasión,

Para ornar las rubias crines

Al potro de mi amador!.

Yo nací en esta ribera

Del Arauca vibrador,

Soy hermana de la espuma,

De las garzas, de las rosas Y del Sol, y del Sol!

Aún cuando es obvio, muchos apureños ignoran que esta composición poética tiene escenario las llanuras de Apure, y muy particularmente los alrededores de El Yagual.

Un indicio lo constituye la mención del río Arauca en el texto de la canción, pero es necesario conocer el contexto de la zarzuela, donde se menciona el lugar en uno de los diálogos.

Todo esto es explicable si también se conoce la biografía de Rafael Bolívar Coronado. La vida de este personaje parece obra de ficción, por la infinidad de peripecias por las que atraviesa.

El nació en Villa de Cura, Aragua, pero al quedar huérfano de padre, a los 15 años de edad, su progenitora lo envían donde un hermano suyo, Ramón Coronado, dueño de un hato en Mantecal, Apure, para que lo haga “un hombre de bien”.

Pero el joven no se adapta a las costumbres de su tío, hombre rudo y brutal (capaz de matar un mulo de un puñetazo), quien lo obligaba a realizar las tareas más duras y peligrosas en las faenas de vaquerías, y al cabo de tres largos años, se escapa e inicia una azarosa vida de trashumancia por diferentes lugares del Llano y de los Andes colombo – venezolanos (llegando hasta Bogotá), participando, incluso, en diferentes contiendas civiles.

En otro momento de su vida se desempeña como marinero y visita algunas islas del Caribe y de la costa atlántica, llegando hasta las costas de Brasil.

Para 1913 se le ubica en Coro, Falcón, con el grado de coronel, integrado al Estado Mayor del general León Jurado; luego trabaja en la Aduana de Adícora.

Posteriormente se va a Caracas, donde cumplirá una intensa actividad intelectual, docente y periodística, llevando una vida llena de penurias.

Al lograr el apoyo oficial, traslada sus aventuras al “Viejo Continente”. En España, con Rufino Blanco Fombona, Gobernador de una provincia de Andalucía, trabaja en el rastreo de obras de autores hispanoamericanos para su publicación en la Editorial América, fundada por su protector.

Lamentablemente, los escritos publicados adolecen de autenticidad: ¡Todos los que presentó eran obra suya!. El mismo los escribía y les inventaba el autor (entre ellos, El Llanero, atribuido durante mucho tiempo a Daniel Mendoza). Blanco Fombona descubre el fraude y lo persigue para matarlo. Le preguntan por qué razón hacía todo eso, si él era un talentoso escritor, y respondía que “su nombre no tenía cabida en la República de las letras”.

Huye Bolívar Coronado a Barcelona, en Cataluña, y allí se contrata como corresponsal , para cubrir las incidencias de una guerra en el norte de África.

Los reportajes eran excelentes, pero los elaboraba tomando información de los marineros que visitaban las tabernas del puerto catalán, pegando tremendos tubazos.

Pero, lo acogotaba la miseria, hasta el extremo de ser abandonado por la mujer con quien convivía y tenía una hija.

Fallece de tuberculosis en 1924, a los 40 años de edad, lejos de su tierra y de sus seres queridos.

Hoy no se sabe dónde reposan sus restos, pues el nicho que los resguardaba, está vacío.

La formación académica de Rafael Bolívar Coronado estuvo reducida a los estudios de Educación Primaria (tanto en Villa de Cura como en Caracas), pero era un voraz lector y con una inteligencia privilegiada.

Sus innumerables viajes lo llevaron a conocer los más ignotos lugares de Venezuela y escudriñar en el alma de su pueblo, como lo demostrará en sus múltiples publicaciones sobre Venezuela.

El problema suyo estuvo en que él no firmaba sus obras literarias con su nombre, utilizando “Mas de seiscientos nombres”, como señala uno de sus más preclaros biógrafos (Rafael Ramón Castellanos).

Como Bolívar Coronado se trasladó a España, donde falleció (Barcelona, 1924), los derechos de autor le eran cancelados en su totalidad a Pedro Elías Gutiérrez y sus herederos; pero a partir de 1967, después de una intensa campaña publicitaria, la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (Sacven) contactó en Caracas a la señora Zoila Victoria Bolívar Coronado de García, hermana del autor, y comenzó a cancelarle el 50% de los derechos que le correspondían.

Según reseña de la revista Venezuela Gráfica, del 15 de Marzo de 1970, la canción había generado, desde su estreno hasta la fecha, más de un millón de dólares por derechos de autor, que Bolívar Coronado no percibió nunca, muriendo en la miseria.


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