jueves, 22 de septiembre de 2016

Un nueva terapia podría curar la leucemia mieloide crónica



La leucemia mieloide crónica (LMC) es un tipo de cáncer de la sangre en el que la médula ósea produce una cantidad desmesurada de un tipo de glóbulo blanco denominado ‘granulocito’ que, dado su exceso, acaba invadiendo y destruyendo no solo la propia médula ósea –lo que impide que siga fabricando las células sanguíneas–, sino también diversos órganos del cuerpo. Una enfermedad que representa en torno a un 20% de todos los casos de leucemia y que afecta de forma casi exclusiva a los adultos, especialmente a los más mayores. 

La buena noticia es el desarrollo de la enfermedad es muy lento y que los fármacos actuales son capaces de detener su progresión durante muchos años. La mala, que la enfermedad mantiene unos reservorios –las ‘células madre de la LMC’– que no son eliminadas por los tratamientos, por lo que casi nunca se cura. Y a ello se aúna que los actuales fármacos, dado que tienen que tomarse de por vida, acaban siendo ineficaces con el paso del tiempo. El resultado es que la enfermedad acaba resultando fatal. De ahí la importancia de un nuevo estudio dirigido por investigadores del Centro Oncológico Dana Farber en Boston (EE.UU.), en el que se describe una nueva terapia capaz de erradicar, por fin, la LMC.

Concretamente, el estudio, publicado en la revista «Cancer Discovery», muestra que los fármacos inhibidores de la proteína Ezh2 son capaces de eliminar las células madre de la LMC, por lo que combinados con los inhibidores de la tirosíncinasa –entre otros, ‘imatinib’– podrían erradicar rápidamente la enfermedad.

Como indica Stuart Orkin, director de la investigación, «la inmensa mayoría de los pacientes responden muy bien a ‘imatinib’ y a los fármacos similares. Perolas células de la leucemia solo se eliminan completamente del organismo en un 10-20% de los casos. El 90% restante mantiene un reservorio de células madre de la LMC, por lo que deben seguir tomando el tratamiento durante toda la vida».

Crónica e incurable

Las células de LMC contienen el oncogén ‘BCR-ABL’ que, no presente en las células sanas, expresa una proteína –la tirosíncinasa BCR-ABL– que provoca que las células crezcan y se reproduzcan de una forma incontrolada. Por ello, el actual tratamiento convencional frente a la LMC viene constituido por la administración de inhibidores de esta tirosíncinasa, que permite a la mayoría de los pacientes permanecer en una fase de remisión –es decir, sin ningún síntoma.

Sin embargo, estos inhibidores de la BCR-ABL no consiguen eliminar completamente el cáncer. Y dado que deben ser tomados de por vida, dejan de funcionar en aquellos pacientes que acaban desarrollando resistencia y que, en consecuencia, deben recibir otras terapias –mucho más tóxicas y no siempre eficaces.
Con los inhibidores de la tirosíncinasa solo se logra eliminar todas las células de la LMC en un 10-20% de los casosStuart Orkin

Entonces, ¿cuál podría ser la solución? Pues la administración de un inhibidor de la enzima histona-lisina metiltransferasa Ehz2. Y es que como muestra el nuevo estudio, la Ehz2 no solo está sobreexpresada en las células madre de la LMC, sino que juega un papel clave en su supervivencia y diferenciación en células tumorales de la LMC.

Es más; el estudio también muestra que la inhibición mediante técnicas de ingeniería genética de la expresión de Ehz2 en modelos animales –ratones– de LMC conlleva la muerte de las células madre de la LMC y, por tanto, la erradicación de la enfermedad desde su fuente de origen.

Como destaca Stuart Orkin, «la dependencia de estas células madre de Ehz2 sugiere que son vulnerables a los fármacos que actúan específicamente sobre esta proteína. Además, estos fármacos ya se encuentran a día de hoy siendo evaluados en ensayos clínicos para otras enfermedades, caso de los linfomas y de algunos tumores sólidos».
Inhibición doble

En definitiva, la adición de inhibidores de Ehz2 a los inhibidores de la tirosíncinasa podría acortar de una manera muy significativa el tratamiento para muchos pacientes.

Como concluye el director de la investigación, «nuestros resultados sugieren que la inhibición de Ehz2 debe ser considerada como una vía para erradicar la LMC cuando sea utilizada en combinación con las terapias dirigidas actuales. No en vano, constituye una estrategia muy prometedora para acortar la duración del tratamiento y lograr la curación. Y de tener éxito, el ahorro de costes que se lograría con esta estrategia podría ser igualmente significativo».

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