Los niños tienden naturalmente a centrarse en sí mismos y, muchas veces, puede ser difícil lograr enseñarles a ser agradecidos y a apreciar lo que tienen. Aquí tienes algunas estrategias para que tu hijo aprenda a sentir gratitud.
Los padres tienden a sentir preocupación al ver que sus hijos crecen y no saben como inculcarles que sean unos niños que sientan y demuestren agradecimiento ante las acciones que lo requieran, por eso es importante incluir como hábito las siguientes sugerencias.
Haz que ayude, aunque le tome mucho tiempo o no lo haga de forma correcta, sería aconsejable pedirle a tu hijo que colabore en las tareas del hogar. De ese modo, aprenderá a valorar tus esfuerzos diarios, se indica en la revista Parents.
Di que no algunas veces, los niños piden juguetes, dulces, videojuegos y la lista continúa. Pero es difícil sentir gratitud cuando uno obtiene todo lo que desea. Decirle “no” a tu hijo hará que aprecie mucho más los “sí”.
Habla con él antes de que reciba regalos. Antes de una ocasión en la que vaya a recibir presentes, como su cumpleaños o las fiestas, sería recomendable tener una conversación con tu hijo. Así, podrás prepararlo para la posibilidad de que no le guste todo lo que le obsequien y, al mismo tiempo, explicarle que de todos modos es importante que exprese su agradecimiento.
Conversen sobre la mejor parte del día. En la cena, en el carro o antes de dormir, pregúntale a tu hijo qué fue lo mejor del día, es decir, por qué se siente agradecido, se recomienda en Healthy Children. Con niños más grandes se puede llevar un diario de gratitud, donde puedan apuntar esa información y volver a leerla.
Cuéntale sobre su pasado. ¿Cuáles son las historias de adversidad y perseverancia de tu familia? ¡Compártelas con tu hijo! Si no las conoces o no se te ocurre ninguna, pueden visitar un museo u otro sitio histórico.
Dale el ejemplo. Quieres que tu hijo diga “gracias” más seguido, pero ¿cuántas veces por día lo dices tú? ¿Le has contado por qué sientes gratitud hoy? Tu niño te está observando constantemente, ¡piensa qué le estás mostrando!
Recuerda ir poco a poco, no esperes que tu hijo cambie radicalmente de actitud de un día para el otro, tenerle paciencia y ser constante es parte principal para iniciar el cambio.
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