Este miércoles, un pacto suicida en el que debía morir una familia mexicana entera se salió del plan, cuando el encargado de cometer los asesinatos desistió de quitarle la vida a su hermano discapacitado y de suicidarse después, informa El Gráfico.
El hecho ocurrió en la colonia San Andrés Tetepilco de Iztapalapa, al este de la Ciudad de México. Los cuerpos sin vida y con bolsas de plástico en la cabeza de Bartolo Torres, de 84 años, y su hija Juana, de 52, fueron descubiertos por la Policía en una vivienda compartida por la familia.
¿Víctimas de un robo?
En el marco de la investigación fue detenido Raymundo, de 55 años, el hijo mayor de la familia, que había alertado a las autoridades. En un primer momento, el sospechoso intentó confundir a los investigadores y alegó haber encontrado a sus familiares ya sin vida.
Según los testimonios de los vecinos, la familia Torres vivía en condiciones de pobreza, razón por la que la Policía desestimó desde el comienzo una posible versión de robo como móvil del doble crimen.
Crimen y confesión
Tras ser interrogado, Raymundo cayó en contradicciones y, finalmente, confesó la autoría de los asesinatos. Posteriormente, los investigadores descubrieron varias cartas escritas por las víctimas que el sospechoso había ocultado.
De esta forma se supo que la familia Torres había acordado un pacto suicida, según el cual Raymundo debía asesinar a su padre y a todos sus hermanos asfixiándolos con bolsas de plástico, para después quitarse la vida.
Un esfuerzo fútil
Sin embargo, tras acabar con la vida de Bartolo y de Juana, el hijo mayor reconoció que “no tuvo corazón para matar a su hermano con capacidades diferentes”, que desconocía el pacto suicida, informa El Universal.
Tras estas confesiones, las autoridades investigan las cartas póstumas para determinar si hubo algún tipo de presión para que las víctimas dejarán su consentimiento por escrito.
Según la nota suicida del padre de la familia Torres, el hombre pidió que no se culpara a nadie de su muerte y expresó que su decisión fue “en beneficio de toda su familia”. El fallecido lamentó que, a pesar de haber trabajado toda la vida, su esfuerzo “no fue suficiente para darles una mejor calidad de vida a sus hijos”.
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