viernes, 18 de mayo de 2018

Un hombre se enamoró de su sobrina y la mató por celos desfigurándole la cara con una piedra en Anzoátegui

Fidel Onorio Peroza García, de 44 años, presuntamente asesinó a su sobrina, que recientemente había cumplido 15 años, en el caserío El Plan, vía Cerro Negro de Río Claro, Anzoátegui. El sujeto estaba enamorado de la niña y, como encontró un novio de su edad, la desfiguró con una piedra. 
El marte, a las ocho de la noche, la adolescente estaba en casa con su madre y sus hermanos cuando su tío llegó con una biblia en la mano (aparentemente, acaba de asistir a la iglesia evangélica del pueblo). “Hermano, ya vengo; voy con mi tío y vengo en un ratico”, anunció la menor a su hermano mayor y se retiró de la vivienda. Ese “ratico” se convirtió en horas y no volvió.
Al día siguiente, a las seis de la mañana, su hermano salió a buscarla por el caserío y no la consiguió. Buscó a su tío y le preguntó por la niña, pero el tío salió con la misma biblia en la mano y no sabía qué decir. “Parecía un angelito, decía que él no sabía nada, todo el tiempo con la biblia en la mano”, declaró el hermano de la víctima.
Cuando los dos hermanos mayores se disponían a viajar hasta el ambulatorio de Río Claro para saber si la adolescente estaba herida y recluida allí, un agricultor les contó que cuando iba subiendo en moto a Cerro Negro, vio el cuerpo de una mujer en una cuneta y, al decirles cómo andaba vestida, supieron que era ella.
Llegaron hasta la orilla de la carretera y hallaron el cuerpo de la muchacha. La cara y la cabeza estaban desfiguradas y llenas de sangre. A un lado de su cuerpo estaba una piedra llena de sangre; supuestamente, fue el arma homicida.
Los hermanos, llenos de furia, comenzaron a buscar a Peroza, pues era el último que la había visto con vida, pero cuando voltearon a preguntarle, estaba corriendo por el monte. Por un momento lo perdieron de vista, pero dedujeron que estaba en una casa de la zona que está en construcción. Llegaron hasta allí y, al hallarlo, le advirtieron: “Fuiste tú, ¿verdad? Te vamos a entregar al gobierno”. Peroza solo repetía: “Yo no hice nada, no sé de qué hablan, recuerden que yo soy cristiano”.
El femicida caminó escoltado por los hermanos hasta el lugar del cuerpo y estuvo retenido mientras llegaba el Cicpc. “El confesó, dijo que había sido él, al parecer celoso de la muchacha, estaba enamorado y ella no quería nada con él”, dijo uno de los hombres de la comunidad a La Prensa.
Funcionarios del Cicpc se llevaron al hombre y levantaron el cuerpo de la quinceañera. Investigará el móvil del caso y las heridas.



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