miércoles, 11 de septiembre de 2019

La Virgen de Coromoto sembró la fe en el corazón de los Indígenas

Cada 11 de septiembre, la Iglesia venezolana celebra con gran devoción a la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela. Desde los primeros días de este mes. La tradición mariana recuerda como esta advocación se apareció, ante un cacique de la tribu de los Cospes. 
Se le presentó en el cauce de un río. Más tarde, él la describió como una mujer de belleza deslumbrante que le habló para pedirle que recibiera el sacramento del bautismo. "Vayan a la casa del hombre blanco y permitan que les echen el agua para poder ir al al cielo", indica la creencia.
La historia de aparición llegó a oídos de Juan Sánchez, hacendado español que pasaba por esas selvas de camino al estado Lara. Tras escuchar el testimonio del cacique Coromoto, le dijo a la tribu que esperaran su regreso para partir hacia la ciudad donde serían bautizados.
A la vuelta de Sánchez, la tribu de los Cospes fue conducida a un asentamiento situado entre los ríos Guanaguanare y Tucupido, allí fundaron el pueblo de Coromoto donde se les catequizó y posteriormente recibieron las aguas del bautismo, a excepción del cacique, quien al verse desprovisto de su autoridad anhelaba volver a las selvas. Así llegó el 8 de septiembre de 1652, noche antes de la huida, cuando la Virgen de Coromoto se apareció una segunda vez.
Cuenta la historia que aquella vez el líder indígena se enfrentó a la benévola señora: "¿Hasta cuándo me has de perseguir? No te he de obedecer. Por ti estoy pasando trabajos, quiero regresar a mis bosques, ahora me arrepiento de haberlos abandonado"
El encuentro entre el cacique Coromoto y la virgen fue presenciado por  esposa e hijo . Acto seguido  el indígena se hizo con el arco y las flechas para disparar, pero la celestial figura  se había desvanecido, dejándole en las manos un pergamino con su imagen sagrada.
Decidido a no dar su brazo a torcer, el cacique Coromoto ocultó la sagrada imagen, pero no contaba con que su pequeño hijo la encontrase y se apresurara a entregarla a Juan Sánchez, quien dio parte a las autoridades eclesiásticas de Guanare, que al principio no le creyeron. 
La reliquia se mantendría custodiada por los indígenas que vieron multiplicarse su devoción por la Virgen de Coromoto, quien solía aparecerse a los niños sobre las aguas del río.
El 2 de febrero de 1654, la sagrada imagen de la virgen de Coromoto fue finalmente trasladada a la iglesia de Guanare donde fue exhibida en un relicario de oro.
La festividad católica de la Virgen de Coromoto se instituyó formalmente en el calendario litúrgico cada 11 de septiembre desde 1952, cuando el papa Pío XII encabezó la coronación canónica de esta advocación.
En 1996 durante su segunda visita a Venezuela Juan Pablo II bendijo la imagen de la Virgen de Coromoto. Ese mismo año se inauguró en la Basílica Menor de Guanare, el santuario que por estas fechas recibe a miles de fieles que acuden en peregrinación para mostrar su fervor a la patrona de todos los venezolanos.

Un vitral plasma la aparición de la Virgen de Coromoto 

La virgen de coromoto dejó su sagrada imagen en  una pieza de algodón



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